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Vincent Doyle, psicoterapeuta irlandés, tenía 28 años cuando su madre le dijo que el sacerdote católico que siempre había pensado que era su padrino en realidad era su padre biológico. El descubrimiento lo llevó a crear un grupo de apoyo global para otros hijos de sacerdotes que, como él, sufren por haber nacido de un escándalo eclesiástico. Cuando Doyle presionó al obispado para que reconociera a esas personas, algunos líderes de la Iglesia le dijeron que él solo era resultado de la menos común de las transgresiones

Pero un arzobispo finalmente le mostró lo que estaba buscando: un documento con los lineamientos del Vaticano sobre cómo lidiar con los sacerdotes que tienen hijos, prueba clara de que Doyle no era el único.

 “Dios, esta es la respuesta”, recordó haber dicho Doyle mientras sostenía el documento. Preguntó si podía quedarse con una copia, pero el arzobispo le dijo que no: era confidencial.

Ahora, el Vaticano ha confirmado, al parecer por primera vez, que la congregación encargada del sacerdocio tiene reglas generales para casos en los que clérigos rompen sus votos de castidad y tienen hijos.

“Puedo confirmar que existen esos lineamientos”, escribió Alessandro Gisotti, portavoz del Vaticano, en respuesta a una solicitud de The New York Times. “Es un documento interno”.

El asunto de los padres que son padres se ha vuelto cada vez más difícil de ignorar. “Es el próximo gran escándalo”, dijo Doyle. “Hay hijos de sacerdotes por todas partes”.

El Vaticano se prepara para una reunión sin precedentes de obispos de todo el mundo, a realizarse del 21 al 24 de febrero, en torno a la devastadora crisis de abuso sexual infantil. Y muchas personas que creen que la cultura de secretismo de la Iglesia católica, así como su aversión al escándalo, las han afectado planean ir a Roma para apoyar su causa.

Habrá víctimas de abuso sexual perpetrado por clérigos; habrá monjas que fueron atacadas sexualmente por sacerdotes, y también estarán los hijos de los sacerdotes.

Doyle estará entre ellos: tiene programada una reunión privada en Roma con varios prelados prominentes.

Las historias como la de Doyle atraen atención no deseada por la Iglesia católica al tema de la violación de los votos de castidad de los sacerdotes.

Para algunos ex clérigos y liberales dentro de la Iglesia, plantea el problema de que ya es tiempo para que el requisito sea opcional, como lo es en otras Iglesias cristianas.

El Vaticano confirmó, aparentemente por primera vez, que cuenta con directrices para los miembros del clero que procrean, entre ellas que asuman la responsabilidad de ser padres. Credit Spencer Platt/Getty Images

Los hijos a veces son resultado de aventuras que involucran a sacerdotes y mujeres devotas o monjas; otros son producto de abusos o violaciones.

Hay algunos casos de alto perfil, muy poco comunes, pero la mayoría siguen estando fuera de la mirada pública.

La tradición de la castidad en el clero católico se codificó en el siglo XII, pero los sacerdotes no necesariamente se adherían a esa regla, ni siquiera en los puestos más altos.

Rodrigo Borgia tuvo cuatro hijos con su amante cuando era sacerdote, antes de convertirse en el papa Alejandro VI, uno de los excesos que llevó a la reforma protestante de Martín Lutero, quien escribió en tono burlón que el papa tenía tanto control de su castidad como “del movimiento natural de sus intestinos”.

No hay cálculos de cuántos hijos de sacerdotes existen. Sin embargo, Doyle dijo que el sitio web de su grupo de ayuda, Coping International, tiene 50.000 usuarios en 175 países.

Dijo que el arzobispo Ivan Jurkovič, enviado del Vaticano ante las Naciones Unidas en Ginebra, le enseñó los lineamientos del Vaticano por primera vez en octubre de 2017.

Doyle recuerda que el arzobipo Jurkovič le dijo que se les llama “hijos de los ordenados”. “Me impactó que tuvieran un término para esa situación”, indicó Doyle.

El arzobispo Jurkovič rechazó una solicitud para ser entrevistado.

Gisotti, el portavoz del Vaticano, dijo que el documento interno de 2017 resumía los procedimientos de toda una década y que su “principio fundamental” era la “protección de los niños”.

Comentó que los lineamientos “piden” que el padre abandone el sacerdocio para “asumir sus responsabilidades como padre dedicándose exclusivamente al niño”.

Sin embargo, otro representante del Vaticano dijo que el “pedido” es en realidad una formalidad. Monseñor Andrea Ripa, subsecretario de la Congregación para el Clero, que supervisa a más de 400.000 sacerdotes, dijo en una entrevista breve que “es imposible imponer” la renuncia al sacerdocio y que solo el sacerdote “puede solicitarla”.

No obstante, agregó que la Iglesia tomaba medidas si el clérigo involucrado no solicitaba la renuncia al sacerdocio: “Si no la pides, serás separado del cargo”.

En esta fotografía de 1986 compartida por Vincent Doyle aparece en su infancia con su padre biológico, el reverendo John J. Doyle, en Irlanda

Los obispos irlandeses tienen sus propios lineamientos, que hicieron públicos en 2017. Doyle, que alguna vez estudió para ser sacerdote y ha buscado cooperar con los líderes de la Iglesia, desempeñó un papel en el desarrollo de esas reglas, según Martin Long, portavoz de la Conferencia Episcopal de Irlanda.

Los principios de la Iglesia católica en Irlanda no exigen explícitamente que los clérigos renuncien al sacerdocio, pero declaran: “Un sacerdote, como cualquier nuevo padre, debe enfrentar sus responsabilidades personales, legales, morales y financieras”.

El papa Francisco ha hecho pocos comentarios respecto al tema. En su libro Sobre el cielo y la tierra (2010), que coescribió cuando era arzobispo de Buenos Aires, Francisco argumenta que un sacerdote que viola sus votos de castidad porque “se ha dejado llevar por la pasión” posiblemente podría quedarse en el ministerio, pero que no debería pasar lo mismo con quienes tienen hijos.

“El derecho natural está antes que su derecho como sacerdote”, dice en el libro. Agrega que la principal responsabilidad del clérigo es con el menor: “Como consecuencia, debe dejar el ministerio y hacerse cargo del hijo, incluso en el caso de que decida no casarse con la mujer”.

Los expertos en derecho canónico dicen que la ley eclesiástica no prevé ninguna obligación para que los clérigos renuncien al sacerdocio después de haber tenido hijos. “Hay cero cero cero” al respecto, dijo Laura Sgro, abogada en Roma. “Puesto que no es un crimen canónico, no hay motivo para el cese”.

Doyle, al igual que algunos otros hijos de sacerdotes y de hasta algunos exsacerdotes, dicen que no creen que el cese del sacerdocio sea lo mejor en todos los casos para el niño, puesto que eso a veces deja a esa familia sin un medio de subsistencia.

“No creo que el desempleo sea la respuesta a la paternidad”, dijo Doyle. Sin embargo, algunos hijos de sacerdotes sí desean la expulsión de sus padres del ministerio.

El padre Pietro Tosi tenía 54 años cuando violó a la madre de Erik Zattoni; ella tenía 14, dijo Zattoni. La familia trató de obligar al cura a reconocer a su hijo, pero él se rehusó. La familia fue expulsada de su casa, propiedad de la parroquia en una pequeña ciudad afuera de Ferrara, Italia, donde a menudo se topaban con Tosi.

“Jamás dijo nada”, comentó Zattoni, ahora de 37 años.

En 2010, Zattoni demandó al padre Tosi y exigió que lo reconociera. Una prueba de ADN ordenada por un tribunal demostró que en efecto era hijo del sacerdote. Entonces el Vaticano le pidió al obispo a cargo de Tosi que lo reprendiera y le recordara sus responsabilidades como padre, pero no le exigió al padre su renuncia al sacerdocio.

En 2013, después de que un programa nacional de noticias sacó su caso a la luz, cientos de italianos llenaron una plaza en Ferrara para mostrar su apoyo a Zattoni y presionar al papa Francisco con el fin de que escuchara su caso.

El padre Tosi murió en 2014, aún siendo sacerdote.  “La justicia que sí obtuve fue gracias a la sentencia emitida por un tribunal con base en una prueba de ADN”, señaló Zattoni.

Los hijos de los sacerdotes están recurriendo cada vez más a las pruebas de ADN para comprobar que sus padres son sacerdotes o monjas.

“Es un avance y cualquiera puede hacerlo”, dijo Linda Lawless, de 56 años, genealogista aficionada australiana e hija de un sacerdote. Lawless ha ayudado a los miembros de Coping International.

Su madre ocultó quién era su padre biológico, pero Lawless dijo que de niña recuerda cómo su madre se “aterraba totalmente” si es que los sacerdotes visitaban su casa.

En 2018, Lawless utilizó una prueba de ADN y, con ayuda de las bases de datos y los árboles genealógicos cada vez más exhaustivos del sitio web Ancestry.com, confirmó que su padre biológico era sacerdote. “Así fue como se reveló el secreto”, dijo. (Jackemate.com)

 

 Fuente: Especial New York Times

 

 

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