Por Ricardo Marconi (*)
Al lector seguramente le intrigará la existencia de máquinas que piensan y que no tienen corazón, pero más hará lo propio la frase “Pienso, luego existo”, del filósofo René Descartes si se pudiera llegar a aplicar en el futuro no tan lejano a un automóvil, a un tostador o a un teléfono celular gracias a la utilización de la inteligencia artificial.
Las máquinas conscientes se están acercando a la realidad y no son pocos los que empezaron a preguntarse si serán capaces de crear literatura, arte o una comedia, aunque ya vale aclarar que medios periodísticos utilizan en sus redacciones robots que elaboran informaciones, luego de haber sido “cargados” con el estilo periodístico del medio que los utiliza y, obviamente, los datos correspondientes para cada caso en particular.
También ya es una realidad la existencia de tecnología generadora de imágenes para un cuarteto de cuerdas que ofrece un concierto, mientras el sistema de inteligencia artificial proyecta las mismas en tiempo real.
Híbridos en el 2045
El futurista Ray Kuriz Weill, un especialista en I.A. espera producir híbridos para el 2045, gracias a nano robots tan pequeños como células sanguíneas que vinculen nuestro cerebro a la nube.
Ello permitiría expandir nuestro pensamiento un millón de veces, obligándonos a preguntarnos, como ya lo hizo Doy Seidman -jefe de la LRN-, quien se interrogó: ¿qué significa ser humano en la era de las máquinas inteligentes?
Seiman es un asesor de negocios especializado en culturas éticas que sostiene que “la diferencia está en que nosotros tenemos corazón, tenemos compasión y podemos soñar”.
“Me importa, luego existo. Imagino, luego existo. Soy ético, luego existo. Tengo un propósito, luego existo. Me detengo. Luego existo”, avanza Seiman sin tener con precisión el límite de sus pensamientos. (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo – rimar9900@hotmail.com