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La “visita” a Corea del Norte, hace semanas del jefe de la CIA, Mike Pompeo, en el mayor de los secretos, para acordar el temario de conversaciones entre el presidente norteamericano  Donald J. Trump y el de Corea del Norte,  Kim Jong Un, a los fines de terminar con la escalada de amenazas  de desatar un conflicto nuclear imprevisible, con consecuencias globales, posibilitó al líder norcoreano tener una justificación para desandar su actitud amenazante y agresiva

Kim Jong Un señaló que el régimen “ya no necesita pruebas nucleares ni de misiles balísticos intercontinentales”.

Agregó en el mismo sentido que terminaron las pruebas con misiles de rango medio y que “el sitio de pruebas nucleares en el área norte también completó su misión", citado por la agencia oficial KCNA.

Kim se comprometió con el camino de la desnuclearización y ahora se centrará únicamente en el crecimiento económico y la mejoría de la economía nacional, dijo una fuente oficial norcoreana, quien agregó que “el titular del gobierno se dedicará a normalizar de las relaciones de Corea del Norte con otros países, a los fines de ser reconocido por la comunidad internacional”.

Yoon Young-Chan, secretario presidencial de Relaciones Públicas de Corea del Sur también celebró la decisión del gobernante norcoreano y consideró “significativo el esfuerzo por desnuclearizar la Península de Corea”.

La familia Kim viene produciendo desde 1984 pruebas de misiles, esto es 6 en 1984, 1 en 1986, 2 en 1990, 1 en 1991, 1 en 1992 y 4 en 1993, todas bajo el régimen de Kim, II Sung.

Por su parte Kim Jong II hizo lo propio en su gestión entre 1994 y 2011; 1 en 1998, 7 en 2006 y 8 en 2009: mientras que Kim Jong- Un  desde el 2011 a 2017  concretó 2 en 2012; 6 en 2013; 19 en 2014; 15 en 2015; 24 en 2016 y 23 en 2017.

Mayor poder nuclear

Corea del Norte, en septiembre pasado admitió, sin prolegómenos, que el dispositivo detonado era una bomba de hidrógeno, un tipo de armamento nuclear mucho más poderoso que utiliza la fusión en lugar de la fisión para incrementar el poder destructivo. A este último armamento se lo conoce como termonuclear.

Se lo probó bajo tierra en Punggye, en la provincia de Hamgyong del Norte, cuya consecuencia directa fue un temblor de magnitud 6,3, con lo que se llegó a hacer explotar el arma más poderosa testeada. Por ese tiempo también se lanzó un misil intercontinental con llegada a Estados Unidos.

El Ministro de Defensa de Japón hizo conocer al mundo que Corea del Norte en setiembre de 2017 produjo la deflagración  de 160 kilotones.

La explosión anterior, en Septiembre de 2016 había alcanzado los 10 kilotones. La diferencia no necesita comentario alguno.

El régimen de Corea del Norte actual desarrolló, durante años, una ojiva nuclear en miniatura. La misma  se puede ubicar encima de un misil de largo alcance y podría sobrevivir al proceso de calor intenso de reingreso a la atmósfera de la Tierra.

Una reunión histórica

 El actual gobernante de Corea del Norte invitó al presidente de Corea del Sur, Moon Jae-In, para ir a Pyongyang. Los dos acordaron reunirse el próximo viernes 27 de abril, en la zona desmilitarizada entre sus países.

Por primera vez en dos años, los países comenzaron a hablar nuevamente a través de una línea telefónica especial y esas conversaciones llevaron a la participación de Corea del Norte en los Juegos Olímpicos de Invierno de Corea del Sur.

Los diálogos que se avecinan marcan un cambio en las relaciones que se deterioraron aún más en 2017, cuando Kim lanzó, como se señaló en esta columna,  una andanada de pruebas de misiles y se jactó del éxito de su programa nuclear.

La expectativa del encuentro está centrada en las discusiones para avanzar potencialmente hacia un tratado de paz para finalizar oficialmente  la guerra de Corea. Los países firmaron el armisticio en 1953, que puso fin a las operaciones de combate en el conflicto, pero no llegaron a un acuerdo de paz.

Trump espera dar su "bendición" al tratado de paz, y aseguró que las próximas conversaciones eran "una gran oportunidad para resolver un problema mundial".

Tiene previsto reunirse con Kim a fines de mayo o junio en un lugar que aún no se ha decidido. Si la reunión avanza como está planeada, será el primer encuentro entre un presidente estadounidense en el cargo y un líder de Corea del Norte.

 Kim no come vidrio

 Las acciones del líder norcoreano señalan que ya no lo restringe el temor de que China pueda abandonar el apoyo a su país o que Estados Unidos lance un ataque militar. Dos factores importantes que habían moderado la audacia de Pyongyang anteriormente.

En repetidas ocasiones, el presidente ha socavado las declaraciones de sus altos funcionarios y, además, mantiene con Kim una guerra de palabras que ya ha derivó a los insultos y los apodos. Una situación que sólo contribuye a que aumenten los temores sobre un posible conflicto militar.

“Cuando oyen lo que viene del presidente, creo que les resuena”, sostuvo el embajador Joseph R. DeTrani, quien anteriormente trabajó en el Departamento de Estado como enviado especial para las conversaciones de seis partes con Corea del Norte.

“Pero ellos también saben que nosotros tenemos un proceso y creo que en  este momento están investigando”, añadió.

El otro análisis

Mientras Trump continúa refiriéndose públicamente a Kim como un dictador irracional, los funcionarios de la CIA sostuvieron que la comunidad de inteligencia analiza al líder de Corea del Norte bajo ángulos diferentes.

“La última persona que quiere un conflicto en la península es de hecho Kim Jong-Un”. “Tenemos la tendencia en este país, y en otros lugares, de subestimar el conservadurismo que dirige estos regímenes autoritarios”, añade la inteligencia norteamericana en su “papers” internos.

 A pesar de que Kim podría no desear una guerra con EE.UU., sí considera que la estrategia de perpetuar la confrontación es clave para mantener su poder, según Michael Collins, subdirector adjunto del Centro de Misión para Asia Oriental y el Pacífico de la CIA.

Las ejecuciones de Kim

Desde que sucedió a su padre en 2011, el ascenso de Kim se ha centrado en el compromiso calculado de consolidar su poder dentro de su propio régimen y de transformar a Corea del Norte en un estado nuclear,  e internamente ha demostrado tener la clara voluntad de eliminar a aquellos que podrían amenazar su gobierno.

Un informe del Instituto para la Estrategia de la Seguridad Nacional, un centro de estudios de Corea del Sur, asegura que Kim ha ordenado la ejecución de por lo menos 340 personas desde que llegó al poder. De ellas, 140 eran altos funcionarios del gobierno, del Ejército o del Partido de los Trabajadores de Corea, que también gobierna.

En ese sentido, vale recordar que en 2013, el líder norcoreano ejecutó a su propio tío, Jang Song Thaek. Además, se aseguró que de la decisión no despertara ningún disenso al hacerla particularmente visible, con todos los medios estatales refiriéndose a Jang como “traidor en toda la historia”.

También es acusado de ordenar el asesinato de su medio hermano Kim Jong Nam en Malasia, a principios de este año. Sin embargo, Corea del Norte ha negado insistentemente en repetidas ocasiones tener cualquier participación en el crimen.

En este sentido, se sostiene que sigue siendo poco probable que Kim quiera empezar una guerra con Estados Unidos y sus aliados, pues eso con toda seguridad llevaría a su propia destrucción.

A pesar de todo lo indicado en esta columna, el embajador DeTrani admitió que “hay una sensación de que Corea del Norte es impredecible si se encuentra acorralada”. (Jackemate.com)

 

 

(*) Licenciado en Periodismo – rimar9900@hotmail.com

 

 

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