Por Ricardo Marconi (*)
El mercado mundial prevé una demanda notable de vehículos aéreos no tripulados (UAV) durante la próxima década, y debido al éxito logrado en sus operaciones por parte de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Pentágono y el Ministerio de Defensa se decidió incrementar su utilización contra inmigrantes ilegales, Al Qaeda y Jemaah Islamiya. Los UAV proporcionan capacidades de reconocimiento, vigilancia e Inteligencia (ISR), a bajo costo para guerra electrónica, destrucción de defensa aérea, y operaciones de búsqueda y rescate.
Funcionan a altitud media y son de larga resistencia, alcanzando el 30 % del mercado. En Europa también se incrementó la demanda para la Fuerza de Asistencia de Seguridad Internacional (ISAF) y para operaciones de paz, llevadas a cabo por la Unión Europea, la Organización de las Naciones Unidas y la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Nuevas capacidades
Los Mini UAV y los VTOL son capaces de realizar operaciones ISR a bajo costo para países con bajo poder adquisitivo. Es por ello que se están utilizando, asimismo, aeronaves más modernas como el SCAN EAGLE, equipados con radar de apertura sintética (SAR), que permite la selección de objetivos no visibles a los rayos infrarrojos o para cámaras electro-ópticas.
Algunos UAV están equipados con un equipo laser y son capaces de permanecer en el aire durante todo su ciclo de vida, gracias a la posibilidad de recarga de una fuente de energía primaria, con lo que se evita la necesidad de aterrizar para recargar combustible, reduciéndose el costo de mantenimiento y de daños en los aterrizajes.
Operaciones especiales
Antes de producirse la invasión de Rusia a Ucrania, se incrementaron la denominadas “operaciones especiales” de ambos bandos y medios de comunicación europeos dieron cuenta del accionar ruso, en el campo de la infiltración de espías por parte de una oficial de inteligencia que logró, durante años, recoger-presuntamente-, secretos en la base de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de Nápoles, Italia.
Los datos que se dieron a conocer, se refieren a una espía, de aproximadamente 30 años que tiene conocimientos de seis idiomas. La mujer consiguió, en primera instancia, logró pasar la frontera italiana con un pasaporte ruso del mismo tipo que utiliza la inteligencia rusa (GRU).
Al poco tiempo tomó contacto con personalidades napolitanas y, posteriormente, hizo lo propio, a través de contactos, con el círculo de personal de la base militar europea.
Era conocida por todos como Adela Kuhfeldt Rivera, y a sus conocidos les comentaba que era “hija de padre alemán y madre peruana, pero con ascendencia soviética” y daba como lugar de nacimiento El Callao, Perú.
La ayuda leguleya
En agosto del 2005, un abogado de Lima, Perú, presentó una partida de nacimiento para solicitar el reconocimiento de la ciudadanía para Rivera, que adujo que su madre “la llevó a Moscú, de niña, para que fuera preparada para su participación en los Juegos Olímpicos de 1980”.
También afirmó en su solicitud que su madre debió regresar a Perú y la dejó en custodia a una familia rusa para no regresar jamás a buscarla, por lo que creció en Rusia y hasta aseguró, para darle más realismo a su petición, que su padrastro la había violado.
Investigaciones esclarecedoras
Las averiguaciones que debió hacer la inteligencia europea, la terminaron por llevar a cabo los medios de comunicación que lograron precisar que, en realidad, Rivera era Olga Kulokova, una oficial de inteligencia del GRU e hija de un coronel ruso.
Olga se movilizaba habitualmente en Roma y hacía viajes a Malta y París para concluir el13 de enero, en Nápoles, en la sede del Comando de Fuerzas Conjuntas Aliadas de la OTAN, según establecieron las averiguaciones periodísticas.
Olga la joyera
La oficial rusa de inteligencia, para encubrir su labor real, inauguró una joyería y con dicho negocio habría llevado una vida holgada. Incluso, posteriormente habilitó otro negocio en una galería en el Palazzo Calabrito, donde se rodeó de celebridades que asistían al lugar, entre ellas, un alto funcionario del Consulado de Estados Unidos.
Fue tan grande la relación social lograda por la espía rusa que fue elegida para ocupar la secretaría del Club de Leones Internacional de Nápoles, fundada por oficiales de la OTAN en Lago Patria.
Allí Olga entabló amistad con miembros de la alianza militar, fundamentalmente con representantes de la Marina de Estados Unidos, e incluso, se dice, tuvo una relación sentimental con uno de ellos. Lo que sí está claro es que no se tiene conocimiento de que algún otro espía haya penetrado tan profundamente a la organización europea como la oficial rusa.
Y eso no es todo. También tuvo la espía relaciones “sociales” con militares belgas, alemanes e italianos y con la coronela Shelia Bryant, quien se desempeñaba como inspectora general de las fuerzas navales estadounidenses en Europa y África.
La pista del accionar de Kulokova se perdió en setiembre de 2018, momento en que se escuchó su nombre cuando –como informamos extensamente en Jackemate.com-, se conocieron las identidades de los espías rusos que intentaron envenenar al ex agente Sergey Skripal, así como al fabricante de armas búlgaro Emil Gebrev. Se estima que Olga abandonó Nápoles y regresó a Moscú, aunque no se pudo precisar si recogió datos secretos en su gestión la rusa y si sembró virus informáticos en la OTAN.
Otro caso de espionaje
Las mencionadas operaciones encubiertas estadounidenses también dieron que hablar dentro de la CIA cuando se descubrió el papel de “agente doble” de Mónica Elfriede Witt, quien tenía dominio del idioma persa en el Instituto de Idiomas para la Defensa, en Monterrey, California y habría llevado adelante tareas de espionaje para Estados Unidos en Irak, Arabia Saudita y Qatar.
Se desempeñó como especialista en intercepción de comunicaciones de adversarios extranjeros, dejó el servicio y tiempo más tarde fue nuevamente contratada.
Al parecer, manejó el programa confidencial que involucraba a informantes que trabajaba n contra el gobierno de Irán, y a principios del 2012 se convirtió al islamismo.
Tormenta Rebelde
Se desempeñó en la denominada “Operación Tormenta Rebelde” como personal de contrainteligencia hasta que, a mediados de 2013, se desilusionó del gobierno norteamericano y comenzó a trabajar en la embajada iraní en Kabul, Afganistán.
Pudo saberse que cometió el error de dialogar con un periodista que trabajaba en los servicios iraníes y ello habría originado una denuncia criminal. Estados Unidos tomó conocimiento y su Departamento de Justicia acusó a Witt, que desertó en favor de Irán en agosto de 2013 para trabajar como apoyo de la Guardia Revolucionaria Islámica, constituyendo un caso de traición a EE.UU.
Se le imputo el delito de espionaje, junto a otros y no pudo establecerse si se radicó definitivamente en Irán.
Witt, que nació en El Paso, Texas, e ingresó a la Fuerza Aérea en 1997 como integrante de la oficina de Investigaciones Especiales, que dirige indagatorias en EE.UU. y en el exterior. En su momento, comprometió operaciones secretas, ya que trabajó estrechamente con el FBI en contrainteligencia y conocía la identidad de informantes iraníes que utilizó EE.UU.
Asistió a un congreso llamado ‘Hollywodismo’, donde habría grabado un video, luego difundido en Irán. El evento fue organizado por la Guardia Revolucionaria Islámica, esto es un evento destinado a promover la propaganda anti Estados Unidos.
Cuando regresó a Norteamérica fue “visitada” por el FBI para advertirla, según constaría en la acusación, tras lo cual una periodista iraní Harzieh Hashemi, la contrató para una película anti EE.UU. y en 2013 Witt regresó a Irán para reunirse con la Guardia Revolucionaria a la que expuso su posición y transmitió su deseo de radicarse en Irán, según los fiscales que la investigaron minuciosamente.
Witt se comunicaba con la periodista a la que identificaba como “Individuo A” y a ella le transmitió la necesidad de revelar un programa secreto, imitando a Snowden, el contratado por la Agencia de Seguridad Nacional que robó documentos y los entregó a la prensa.
Witt, la “docente”
Más adelante Witt viajó como docente ara enseñar inglés en Afganistán y allí tomó contacto con iraníes. Incluso expresó su deseo de trasladarse a Rusia, donde en esos momentos vivía Snowden y para ponerse en contacto con Wikelaks desde allí.
Los fiscales descubrieron que desde Rusia se habría comunicado con Hashemi, a quien le transmitió que los iraníes le habían dado dinero para viajar a Dubai y, además, le envió un mail titulado “Mi biografía e historia laboral”, junto a un pedido de baja de las fuerzas armadas. Hashemi lo reenvió a un correo electrónico iraní.
Finalmente, vale indicar que a Witt, en Irán le habrían proporcionado una vivienda y equipamiento informático, según los fiscales acusadores.
A finales de 2014 se comenzó a tomar conocimiento que ex colegas de Witt fueron tomados como objetivos, ya que detectaron interferencias en sus computadoras para instalar en ellas software que capturan las pulsaciones de las teclas y así obtener acceso a sus actividades.
Solo resta agregar que la acusada de espionaje mantuvo un perfil bajo a partir de que habría tenido conocimiento que un jurado la investigaba en Washington y que había sido interrogada una testigo: La periodista Hashemi.
Intentos chinos
“Se han multiplicado los comentarios subterráneos que indican que China ha tratado de reclutar como espías a ex militares o ex agentes de inteligencia de Estados Unidos y si no lo logran, los exponen públicamente”, según señaló un jefe de la División de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia norteamericano. (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política