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No queda nada en pie en el distrito de Gorkha, el epicentro del terremoto que el sábado asoló Nepal, donde se levanta el imponente Everest y reina la ciudad de Katmandú. La cifra de muertos en las zonas afectadas no deja de subir y ya suman más de cuatro mil, según fuentes oficiales temen que superen los cinco mil

A pesar de que el caos y la falta de medios ralentizan enormemente las tareas de rescate, aún se encuentran supervivientes bajo los escombros, como este hombre salvado por un equipo turco.

Gran parte del personal solo dispone de sus manos para escarbar entre los cascotes. Las autoridades nepalíes piden desesperadamente andamios, excavadoras y grúas.

Cientos de miles de personas pasarán su tercera noche al raso, por haber perdido su hogar o por temor a las réplicas, como una registrada este lunes en la India, de cinco grados.

El caos también preside el reparto de la ayuda humanitaria, que ha comenzado a llegar a Katmandú y es distribuida sin la menor coordinación. Muchos aviones tienen dificultades para aterrizar porque los trabajadores del aeropuerto se han ido con sus familias.

“El valle de Katmandú tiene un suelo muy arenoso que amplía los temblores”, comenta el representante de ‘Geo Hazards International’, una ONG especializada en terremotos.

“El número de muertos que se va conociendo parece bajo para un seísmo tan grande. En los próximos días solo encontraremos más fallecidos”.

Hay más de 7.500 heridos. Los hospitales están colapsados, cientos de personas esperan ayuda médica tumbada en la calle.

Las ONG advierten que la carencia de agua potable, comida y medicinas podría propagar enfermedades que provocarían más muertes que el propio sísmo.

Por otra parte, y como consecuencia de este sismo, la histórica Plaza Durbar y la emblemática Torre Dharahara de Katmandú, calificadas por la Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad, quedaron reducidas a escombros tras el devastador terremoto que sacudió a la región.

La Torre Dharahara, también conocida por el nombre de Bhimsen, ya había resultado gravemente dañada por el terremoto que sacudió la capital nepalí en 1934.

Se trata de una construcción de nueve plantas y origen militar que data del siglo XIX con una escalera interior de caracol con 213 escalones. Se teme que varias personas puedan estar atrapadas entre sus escombros.

Por su parte, la Plaza Durbar de Katmandú es una de las tres plazas con ese nombre incluidas en la lista de la UNESCO, junto a las de Patán y Bhaktapur.

Entre los monumentos que alberga se encuentran varios templos y el conjunto de los antiguos palacios reales de Hanuman Dhoka, residencia de la monarquía nepalí hasta el siglo XIX.

"Vista estremecedora en #Katmandu Durbar Square, donde no queda nada", lamentaba en la red social Twitter el escritor y fotógrafo Kashish Das Shreshtha.

El valle de Katmandú aglutina en unos pocos kilómetros siete conjuntos monumentales calificados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad desde 1979. (Agencias/Jackemate.com)

 

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