Jorge Lagna, quien reemplazará en las próximas horas a Marcelo Saín al frente del controvertido Ministerio de Seguridad de Santa Fe, aseguró que “soluciones mágicas no hay” y que “le contestamos a la gente que se está trabajando” cuando desde la población, especialmente desde las grandes ciudades, reclama mayor seguridad en las calles y terminar con la ola de delincuencia y narcotráfico.
El actual secretario de Gestión Institucional y Social de la Seguridad lo dijo en el acto de incorporación de nuevos agentes a la Policía provincial, cuando señaló sobre sus reuniones habituales con representantes de las vecinales, según informaron distintos medios periodísticos de esta provincia.
«Hay que escucharlos, no hay que enojarse. Son planteos legítimos. Y les contestamos con trabajo, con más recurso humano, que es lo más difícil de conseguir», prosiguió indicando el reemplazante del polémico Saín, aunque para los que son víctimas de la delincuencia no alcanza con estas definiciones.
«Estamos aquí para gobernar para adelante y para invertir para adelante», agregó quien también es abogado de profesión y durante cuatro años (1976/1980) jugó en la primera división de Rosario Central, en los tiempos de Carlos Griguol como DT de los ‘canallas’.
Lagna tiene 61 años, es oriundo de Murphy y, por estos días, está a cargo de la relación entre el Ministerio de Seguridad y los municipios en distintos barrios conflictivos de las mayores ciudades de la provincia.
La solución al problema de la inseguridad, si bien es cierto que no es de fácil resolución, lo primero que se necesita es decisión política de llegar hasta el hueso, sin importar que juanetes se pisen y a cuántos les dolerá.
Lo importante es saber si están decididos a ir a fondo en la desarticulación de las bandas de ‘narcos’ que pelean a diario nuevos territorios en Rosario y en las principales ciudades de la provincia, pero que cuentan con estudios jurídicos-contables, dónde “lavar” el dinero de la venta de drogas (barrios privados y edificios de alta gama) y hasta qué grado de impacto e influencia alcanzaron los narcotraficantes en la política, la Justicia y, puntualmente, en la Policía santafesina para “operar” libremente.
Desconocer todo esto a la hora de ejecutar un plan tiene como destino un nuevo fracaso de gestión, pero lo que la población en general reclama de sus gobernantes no es terminar con la delincuencia ni con el narcotráfico porque es casi imposible lograrlo, al menos reducir ostensiblemente hasta alcanzar cifras que nos permitan una vida más tranquila y segura. (Jackemate.com)