“Si es cierto lo que me cuentan, estamos al horno”, fueron mis primeras palabras cuando un viejo amigo me contó lo que habría ocurrido en torno de la muerte de un policía de la neuquina Junín de los Andes, ocurrida en un sitio cercano a la frontera andina entre Chile y la Argentina
Es que, según mi amigo allegado a una red de inteligencia internacional, el sargento de policía José Aigo, de origen mapuche, habría sido asesinado la madrugada del 9 de marzo por integrantes del terrorista Frente Patriótico ‘Manuel Rodríguez’ (FPMP) y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que se movilizaban sospechosamente en un automóvil con aparente cobertura argentina en dirección al país trasandino.
Los asesinos del policía Aigo responderían a los alias de ‘Juan Carlos’ y ‘Alexis’, y pertenecerían a estas agrupaciones de tinte guevarista.
Pero lo más extraño de todo esto es aún no saber cómo, cuándo y de qué manera ingresaron a territorio argentino sin ser advertidos por la Gendarmería Nacional, fuerza que está a cargo de asegurar la zona fronteriza terrestre argentina.
Me dijeron, además, estos amigos que desde el MIR y del mismo FPMR emitieron un comunicado días pasados donde admitían que estos dos chilenos serían los autores de este homicidio y que lo hicieron en “defensa” de ellos cuando en medio de un control policial.
Ahora, si estas personas ingresaron a la Argentina por vía aérea cómo hicieron, entonces, para no ser advertida su presencia por la Policía Aeronáutica y por Migraciones, personal que tiene a su cargo, justamente, el control de las personas que ingresan o egresan del país.
Y ahí me respondieron mis amigos con dos hipótesis posibles: O contaron con asistencia de argentinos vinculados con estas trasnochadas agrupaciones terroristas chilenas, que aún creen en la guerra revolucionaria como medio de llegar al poder. O, por el contrario, la Argentina denota unos enormes agujeros negros en las zonas fronterizas terrestres y en los puestos de control situados en los aeropuertos que, por ineficiencia o cualquier otra causa, facilitan que estas personas puedan movilizarse sin ser advertidos.
Me pregunto inocentemente: ¿Hará algo este Gobierno nacional para capturar a los asesinados del policía de Junín de los Andes? O, como viene ocurriendo, dejemos que todo siga fluyendo y con el correr del tiempo nos olvidamos de este episodio como de otros también criticables. (Jackemate.com)