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Por Fernando Morales (*)

 

 A 6 meses de iniciada la gestión del ministro Luis Petri, la gestión sigue acumulando discursos cargados de afecto, pero… del dicho al hecho hay mucho trecho…

  Los romanos decían: ‘Loqui facile, praestari difficile’ (Hablar es fácil, pero hacer no tanto), origen de nuestro conocido «Del dicho al hecho hay mucho trecho». Son 6 meses de iniciada la gestión de Luis Petri en el Ministerio de Defensa, y el gran logro es que sigue siendo ministerio y no fue reducido a Secretaría de Estado (todavía).

“Si me lo pregunta debo responderle que Luis Petri me parece una buena persona y que realmente siente empatía con el mundo militar. Me tocó compartir con él, la labor de la comisión bicameral que analizó la tragedia del ARA ‘San Juan’ y él siempre intentó defender a la Armada. No obstante, no tenía ni la menor idea de lo que tenía que preguntar a los distintos declarantes”: honesta y brutal respuesta que uno de los marinos participantes en aquellas estremecedoras jornadas ante la consulta de este cronista.

Por lo demás, la gestión sigue acumulando discursos cargados de afecto, pero vacíos de concreciones que permitan avizorar una mejora cualitativa en la defensa nacional y en el desarrollo profesional del personal militar.

En el caso particular de esta crónica, el firmante, en su carácter de Perito Naval, puede dar el mismo testimonio. Querellantes y querellados contenían la respiración cada vez que el por entonces diputado nacional hacía una pregunta. Quienes debían responder, se esforzaban desde la respuesta para reformular las preguntas normalmente carentes de toda lógica naval.

Luego de integrar la fórmula presidencial de Juntos por el Cambio, junto a Patricia Bullrich, y obtener un cómodo 3er. puesto, este mendocino –a quien desde su entorno de prensa definen como «perfeccionista de la belleza» y «metrosexual» (sic), y que no fue votado por el electorado militar ya que sus propuestas para el área causaban escozor entre los uniformados–, llegó de carambola al Ministerio de Defensa.

Nace una estrella

Aparentemente, sin llegar a comprender que la Defensa Nacional es una de las cuestiones que deben exceder a una gestión de gobierno constituyéndose en política de Estado perdurable en el tiempo, Petri inició una supuesta “refundación” del sistema de defensa nacional.

Él lo hace con los altos mandos militares que ocupaban las segundas líneas de conducción durante el gobierno anterior, quienes, pacientemente, lo escuchan, contando con los mismos medios vetustos que funcionan sólo por el amor que los uniformados ponen en la tarea. Y sin dinero.

Así fue como de arranque nomás dejo en claro que él venía a “poner en valor” la imagen del personal militar. Lo hizo sin leer las mediciones de imagen institucional realizadas en los últimos años que muestran, sin excepción, que las FFAA se encuentran en la cima de la consideración social.

Luego del papelón de la “cena” sin plato ni copa ni cubiertos con la guardia del Colegio Militar de la Nación (duró apenas media hora), él se presentó en la Base Naval de Mar del Plata para contemplar la zarpada habitual de una de las patrulleras oceánicas (OPV) a cumplir con su habitual vigilancia del limite exterior de la ZEEA (Zona Económica Exclusiva Argentina). La oportunidad fue propicio para estrenar vestimenta naval militar y arengar a la tropa formada acerca de lo mal que se estaban realizando su labor hasta su llegada y que “ahora si” las cosas se iban a hacer como correspondía.

El ritual iniciado en el enero marplatense se fue repitiendo en cada ocasión, en cada cuartel y en cada ceremonia de las que ha participado hasta el presente, la misma cadencia pseudo castrense en el discurso y siempre con un uniforme acorde a la ocasión y –claramente– haciendo abstracción del malestar que genera entre los uniformados de verdad.

A medida que él fue ganando confianza en el cargo y comenzó a distinguir a generales, almirantes y brigadieres de cabos, sargentos y marineros, sus anuncios grandilocuentes le permitieron ganar fama en los medios y desconfianza entre sus subordinados. Aún no llega a diferenciar el ministro los buenos modales militares para con los superiores políticos de la ponderación que merecen sus actos.

El éxtasis

No hay lugar para la duda: en Dinamarca, y transformado en un falso Top Gun, él firmó el ansiado logro de la Fuerza Aérea Argentina, que marca el camino para recuperar el poder aéreo de la institución diezmado a partir de la guerra de Malvinas y agravado por la falta de inversión de las sucesivas administraciones nacionales.

Petri, rápido para las fotos pero temeroso de sentir en su cuerpo los efectos de la aceleración gravitacional, acepto carretear a bordo de un F16 “a 1.000 kilómetros por hora” según los irrisorios dichos de su oficina de prensa, siempre dispuesta a cualquier mentira con tal de hacer quedar como un héroe militar a quien solo ocupa transitoriamente un escritorio en el piso 11 del edificio Libertador.

Con tristeza al sentirse ninguneados, varios integrantes de la delegación oficial que lo acompañó no dejaron pasar por alto que no hubo en la comunicación oficial ni una sola imagen de un piloto de verdad sentado en las –para nosotros– modernas aeronaves.

El logro aeronáutico de Petri no es más que la concreción del trámite que la gestión anterior a cargo de Jorge Taiana le había dejado sobre el escritorio. Todo el trabajo previo estaba hecho y apenas restaba la decisión política que inclinaría la balanza hacia Oriente u Occidente a la hora de elegir proveedor.

“Hemos recuperado el poder aéreo de la Nación», dijo el Cosplayer en video conferencia con el presidente Javier Milei. No dijo que, por ahora y por un buen rato, las aeronaves permanecerán lejos de la patria, que comenzarán a llegar a fines de 2025 y en tandas hasta fines de 2028 y que al menos por ahora no se ha firmado ningún contrato para la provisión del armamento que deberán acompañar a las mismas. Caso contrario, su destino exclusivo será ocupar lugar en los hangares de la FAA.

Tampoco sabe el ministro si obtendrá en el contexto del “No hay plata” el incremento del porcentual que del PBI se destina anualmente para sostener la defensa nacional ya que cada uno de esos aparatitos se lleva US$ 24.000 por hora de vuelo y si no vuelan se arruinan.

En honor a la brevedad se omiten algunas otras “hazañas ministeriales” de estos 6 meses, aunque resulta insoslayable mencionar el imprevisto viaje a Italia, realizado en las últimas horas con la aparente intención de adquirir un buque de desembarco anfibio que la Armada Argentina no pidió ni necesita en el actual estado de situación de su flota de mar.

Pendientes

Si en lugar de seguir posando para su álbum familiar Luis Petri quisiera realmente hacer algo por las FFAA y su personal acá va una lista de pendientes:

– Acelere la inexplicable demora de 18 meses que al presente acumulan los pliegos de ascenso del personal superior de las FFAA. La situación era irregular antes de su llegada, pero la inexplicable purga de 23 generales sin producir los ascensos que el ministro adeuda, genera graves problemas operativos. Lo mismo pasa en la Armada y, en menor medida, en la FAA.

– Gestione ante las autoridades parlamentarias (que se supone que son parte de su mismo gobierno, aunque no se lleve bien con la Vicepresidente) la autorización para la salida de tropas del país ya que, una vez más, por inacción argentina corre el riesgo de quedarse sin participar del ejercicio militar más importante de la región, el Unitas.

– Reconozca que su alocada idea de empeñar a las FFAA en tareas de seguridad interior mediante la simple modificación del decreto reglamentario de la Ley de Defensa Nacional no alcanza para darle cobertura jurídica al personal militar eventualmente afectado a esa tarea impropia de la actividad militar.

– En lugar de seguir gastando recursos en ceremonias publicitarias que solo engordan su ego y el de su mediática pareja, evalúe de qué manera se mejoran las partidas presupuestarias para las unidades militares las que –en algunos casos– tienen severos inconvenientes para pagar los servicios básicos y darles comida a las guardias.

– Desista de la irracional idea de realizar un mega desfile militar el 09/07, empeñando a las FFAA con gastos que insumirán cientos de millones de pesos en vez de conformarse con alguna parada militar acorde con el extremo grado de sacrificio que su gobierno le está pidiendo a la sociedad civil. Con cada hora de vuelo de los aviones Hércules C130 que ponga en el aire se le pueden solucionar muchas carencias militares y civiles. Entienda ministro que si no hay plata, no la hay para nadie.

– No juegue con la guerra, el mundo está en un grado de tensión extrema y, si bien es cierto que Argentina no mueve el amperímetro en materia militar, su facilidad para la palabra y la utilización de periodistas amigos/as para vender humo internacional es peligrosa. No podemos mandar los inútiles SUE (Super Étendard) a Francia para que se los transfiera a Ucrania, no podemos vender munición a un país beligerante, no podemos ir a la OTAN y decir “aquí estamos para lo que necesiten”. Recuerde que cuando Usted habla puertas adentro, provoca risas, pero cuando lo hace en el exterior mete miedo.

Por último y volviendo al principio, somos muchos los que a pesar de ser críticos de su gestión no dudamos de su honestidad y sus –muy muy en el fondo– buenas intenciones. Pero es necesario recordarle que la defensa se ejerce, no se declama y mucho menos se actúa. No se necesita un ministro que se disfrace de militar, se necesita un funcionario que canalice políticamente el accionar y las necesidades de las FFAA.

Debemos asumir como sociedad que en un país en el que sus instituciones militares están virtualmente quebradas en lo material (no así en la moral de los hombres y mujeres que las integran) no estamos para fiestas, para desfiles ni para fastuosos traslados de personal y material para conmemorar el día del ejercito en su pago chico electoral.

La única fiesta visible en el ámbito militar, la acaba de protagonizar el personal de la 4° Brigada Aérea de Mendoza, casualmente en su tierra natal y seguramente impulsados por una cada vez mayor sensación que nadie está al mando del ministerio que Ud debería conducir. (Jackemate.com)

 

(*) Capitán de Fragata (RN) – VGM – Perito Naval – Presidente de la Liga Naval

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