Por Jorge Galíndez (*)
Frente a la cama de un paciente muy quejoso después de una siempre dolorosa cirugía de hemorroides el profesor Galván, a quien acompañaba y ayudaba haciendo mis primeras prácticas, me dijo mientras apoyaba la mano en el brazo del enfermo, “Indícale 10 gotas de “AquaFontis” diluidas en un vaso de jugo de naranjas cada 6 horas y decile a la enfermera que son sólo 10, que no se pase porque es muy potente el analgésico que le vamos a dar”.
Al salir de la sala, le pregunté temeroso ¿Doc que medicamento le dio? Es un derivado de la morfina? No, simplemente es “agua de la canilla” me dijo guiñándome el ojo; la enfermera sabe!
Es bien conocido que, en medicina, cuando utilizamos la palabra «placebo» nos estamos refiriendo a una sustancia sin propiedades farmacológicas, administrada con la intención de causar un efecto psicológico beneficioso e inocuo.
En latín significa “agradaré” y su derivación al efecto que causa entre las personas probablemente provenga de una frase que se cantaba en los rezos a los difuntos, “Placebo Domino in regione vivorum” que traducida al español expresa algo así como “Agradaré al Señor en la tierra de los vivientes”.
La curiosidad científica, que impone siempre una racionalidad a los hechos, ha venido buscando desde hace tiempo una explicación más académica al “efecto placebo”
Uno de los estudiosos más destacados y porque no decirlo también controvertido en la materia es, sin dudas, Irving Kirsch Director Asociado del Programa de Estudios Placebo y Profesor de Medicina en la Escuela de Medicina de Harvard.
Antidepresivos, Expectativa e Hipnosis
Líder en este campo de la investigación desarrolló la teoría de la Expectativa de Respuesta cobrando fama internacional, además, por su trabajo sobre «Antidepresivos, Expectativa e Hipnosis» donde sugiere que el efecto placebo explica gran parte de la eficacia de los medicamentos antidepresivos.
En otro de sus libros, «El Poder De La Sugestión, Lo Que Podemos Aprender De La Hipnosis» desafía una vez más la visión tradicional de estos medicamentos sosteniendo que el efecto placebo es el que juega el papel más importante en lo que llama la Efectividad Percibida.
Sus investigaciones han provocado debates generalizados y críticas severas que aún persisten pero lo realmente importante es que sus estudios, muy meticulosos por cierto, han tenido un impacto significativo y dejan planteado cuestiones trascendentes sobre el efecto placebo y el papel de las expectativas en la eficacia de los tratamientos médicos.
Dando por sentado que atribuimos como componente principal de todo placebo el psicológico, se reconoce fácilmente que las consecuencias son físicas. Es por lo tanto, un efecto psicofisiológico donde el prestigioso investigador insiste que funcionan más las expectativas que la sugestión como se pensaba antiguamente.
Ahora bien, cómo reacciona el organismo de un paciente cuando recibe un placebo y piensa que se trata de un medicamento real? Diversos estudios concuerdan que el sistema nervioso reacciona segregando y liberando neurotransmisores y endorfinas, preferentemente Dopamina, cuyos efectos sobre los estados de ánimo son desde hace tiempo muy reconocidos destacándose además que la magnitud de la respuesta depende muchas veces del tamaño, color, dosis o formas de administración del simulado fármaco.
Otro factor que muchos autores han destacado y comunicado es que cuanto mayor son las expectativas de recuperación, mejores son los resultados obtenidos por el placebo, y resaltan además, acertadamente a mi criterio, la importancia de la autoridad en la materia del profesional que lo indica o administra como así también del contexto en el que se lleva a cabo la digamos, “teatralización”.
Pautas éticas
También se ha observado que en el marco de investigaciones clínicas donde, como sabemos, se cumplen con todas las regulaciones internacionales establecidas para la protección del paciente, incluidas las exigentes pautas éticas y donde la idoneidad de aquellos que la conducen es incuestionable, los resultados en pacientes que reciben placebo a veces, no siempre, son increíblemente notables.
Como vemos, muchas preguntas quedan todavía sin contestar sobre los mecanismos biomoleculares que transforman una expectativa en respuestas físicas y aún más, son los interrogantes que provocan para la visión tradicional de la medicina, los inexplicables cambios en parámetros de laboratorio observados tras la administración de placebos.
Pero, sabemos aún más? Es interesante reconocer lo que llamamos Condicionamiento Clásico o Pavloviano que no es otra cosa que la Respuesta Aprendida. Es decir, entendemos y recordamos desde muy niños que luego de una visita al médico, este nos indicaba un “remedio”, generalmente desagradable, pero que producía una mejoría por lo que en la adultez ante una situación similar nuestra psiquis desarrolla expectativas positivas respecto a los resultados y ésta es, se afirma, realmente quien provoca que este suceda.
Volviendo al paciente que relatábamos más arriba, recuerdo que a la mañana siguiente, me adelanté al profesor y fui ansioso a visitarlo. Me recibió sonriente, recién afeitado y de buen ánimo “las gotas que me dieron hicieron bastante efecto pero, la verdad, ¿le cuento un secreto?, a las tres de la mañana llamé a la enfermera y le pedí que me adelante la dosis que me correspondía a las seis y allí sí que me dormí bien y sin dolor!” (Jackemate.com)
(*) Jefe del Servicio de Clínica Médica del Hospital Escuela Eva Perón