Hora local en Rosario:
Comparte este Articulo...

 

 

 

 

Por Ricardo Marconi (*)

Recep Tayyip Erdogan gobernará hasta 2028 tras derrotar al socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, tras lo que se consideró una ajustada primera vuelta, debido a que la población temía por que se concretara un gobierno fundado en un mayor autoritarismo. A ello hay que sumarle que la oposición denunció lo que consideró graves irregularidades

Por su parte, Erdogan habló a sus seguidores desde el techo de un autobús en su distrito natal de Estambul, luego de que se contara el 98 % de los votos y que el elegido por cinco años obtuviera el 52,1 % de los sufragios, mientras que su rival alcanzó el 47,9 %.

Turquía, al igual que Argentina, viene sufriendo una inflación galopante, elemento que en el país turco tiene el aditamento de las denuncias por restricciones a las libertades, ya que se contabilizan miles de opositores tras las rejas o, en su defecto, exiliados por temor a perder la vida.

El opositor, en la voz de socialdemócrata perdidoso, señaló: “Mi verdadera tristeza es por las dificultades que se esperan en nuestro país”.

Kilicdaroglu intentó ganar formando una coalición que agrupaba a ex aliados de Erdogan, quienes se hallaban desencantados con los nacionalistas laicos y los conservadores religiosos. Estos últimos consideraban que tendrían la oportunidad de salvar al Estado turco de la autocracia enfrentada a los sultanes otomanos. Por otra parte, la oposición denunció agresiones físicas contra los observadores electorales en la región del sureste turco.

En las elecciones que nos ocupan, se detectaron numerosos casos de votos a nombres de personas que no estaban presentes en las papeletas e incluso habrían votado personas que figuran en los padrones como fallecidos, entre otras irregularidades.

Observadores golpeados 

El vicepresidente del grupo parlamentario del CHP, Ozgür Ozel, declaró que un exdiputado de Estambul y varios observadores de urnas del partido fueron golpeados en Sanliurfa por denunciar las irregularidades.

El incidente tuvo lugar en el pueblo de Karaali, donde hubo un número insuficiente de gendarmes desplegados, según Ozel.

Una de las observadoras agredidas declaró a Halk TV que le intentaron linchar en el pueblo, donde “en muchos lugares se amenaza y golpea a la gente que se opone a las irregularidades”.

Ahmet Davutoglu, ex primer ministro del gobernante partido AKP y ahora opositor, también protestó por las palizas. En un mensaje en redes sociales aseguró que está recibiendo informaciones sobre votaciones de personas que no están incluidas en los registros.

Vale recordar que Erdogan comenzó su meteórica carrera política como alcalde de Estambul entre 1994 y 1998, un cargo que ejerció de forma eficaz y que le sirvió de trampolín para llegar al cargo de primer ministro en 2003.

En 2013, Turquía sufrió una serie de protestas multitudinarias, que se prolongaron durante semanas e hicieron evidente que gran parte de la sociedad turca, la más urbana y laica, se cansara de los ataques a la libertad de prensa, de que la moral religiosa afectara cada vez más a la vida diaria y de la deriva autoritaria.

Frente a los intentos de conciliación de otros altos cargos, como el entonces presidente Abdullah Gül, Erdogan optó por la mano dura y el enfrentamiento.

Según agencias de noticias internacionales, su papel como único hombre fuerte del país se acrecentó tras el intento de golpe de Estado de 2016 y un año después con una reforma constitucional que transformó a Turquía en un sistema presidencialista y dio a Erdogan enormes poderes ejecutivos.

De manera paralela, rompió con quienes lo acompañaban en su llegada al poder, a la vez que fomentó el gasto la producción y el empleo, aunque la inflación se desbocó hasta un 45 %, mientras que otros hablan de un 90%. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política

Déjanos tu Comentario
Comparte este Articulo...