Por Mabel Martínez (*)
La lengua es un ser vivo; como tal, desde que nace, no deja de crecer, cambiar, moverse, renovarse. Las palabras son móviles lingüísticos estructurados que se utilizan con valores significativos diversos.
Tienen una historia detrás que las han transformado a través de los siglos. A veces modifican su acepción, se cargan de nuevos significados según el contexto donde aparecen o bien, siguiendo las reglas de la lengua, los usuarios componen novedosas formas y también se incorporan otras que estaban en el diccionario pero no tenían circulación diaria.
Como en otros momentos, y sobre todo cuando asistimos a una situación desconocida como la que estamos atravesando, necesitamos comunicarnos y comunicar, sobrecargándonos de informaciones.
El obligado intercambio de los sucesos a través de los medios virtuales ocasionó nuevas formas lingüísticas, la recuperación de otras palabras, algunas se resignificaron, se incluyeron extranjerismos.
Las primeras palabras que nos sorprendieron a todos fueron pandemia e inmediatamente después cuarentena. Ambas se incorporaron al uso cotidiano y quizás por mucho tiempo más participen de nuestras conversaciones ordinarias.
Palabras que no se habían establecido en nuestra sociedad: y que pertenecen al campo terminológico de la epidemiología.
La palabra protocolo, que se circunscribía al ámbito de lo ceremonial indicando una serie de instrucciones fijadas a través de convenciones o tradiciones, mantiene su significado. Pero abandona ese espacio y su uso se extiende a todo tipo de actividad en el marco de la pandemia.
Estamos presenciando circunstancias que nos llevan a componer palabras siguiendo las reglas lingüísticas. Por ejemplo turnero, derivada de turn- (la base) a la que se suma el sufijo -ero que significa oficio o profesión.
Por lo tanto, ‘turnero’ es quien da los turnos para el médico, o bien para cualquier ámbito que requiera de turnos.
Por estos días, también se recurrió a una palabra que es un extranjerismo proveniente del inglés: cluster (racimo, grupo).
Se lo ha considerado apto para categorizar a los enfermos de Covid-19 contagiados a partir de un primer nexo epidemiológico. Es decir como un contagio en grupo.
Seguiremos tratando curiosidades lingüísticas que aparecen en nuestras conversaciones y luego se proyectan socialmente hasta llegar a los medios de comunicación masiva. (Jackemate.com)