Por Jorge Metz (*)
Por pensamiento estratégico se entiende la capacidad de pensar en imágenes del futuro. Un enfoque sistémico permite planificar, predecir, prever nuevas oportunidades y esforzarse por aplicar opciones interesantes.
Ahora no estamos solos…
Los principales países del Mercosur, Argentina, Brasil, Venezuela y Uruguay están entre los países más proteccionistas del mundo. Nuestros principales socios comerciales con quienes practicamos el ¨libre comercio son los más cerrados del mundo¨. Ahora todos estos países, inclusive los de la Cuenca del Plata tienen «agendas nacionales comunes», esto es «problemas comunes».
¿Cuáles son las diferencias? Pues la magnitud de esos problemas, el grado de avance actual de los mismos, etcétera, pero no su naturaleza. Es que son efectos similares debidos a causas similares.
Si las temáticas, problemas e idiosincrasias de nuestras naciones, son similares, con las debidas consideraciones de tiempo y magnitud, es dable esperar que sus rumbos de solución sean también similares, de allí la ventaja de una acción conjunta.
El futuro de todos depende de las opciones de los responsables políticos en torno a nuestro. Debido a que la conexión global sigue siendo limitada, los países han de esforzarse a más flexibilidad de la que muchos suponen, para dar forma a sus flujos internacionales e Influir en la distribución de sus beneficios.
En el pasado Gobierno, en realidad, se hablaba de «pensamiento estratégico» pero el problema es que estuvo enfocado en la recaudación partidaria, y no a la administración profesional, ni al desarrollo de las vías navegables y puertos.
Hoy eso ya no ocurre, porque nos fuimos al otro extremo del péndulo, y llevamos casi 4 meses de indecisiones en el sector (más allá de las tibias reacomodaciones en la Administración General de Puertos y seguramente alguna en la Subsecretaría de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante.
La inversión en infraestructura debe estar justificada con potencialidades de intercambio con probabilidades reales (no subjetivas ni de lobbys). Siempre las cargas son las que deberían justificar las obras y no al revés. Cometemos un error conceptual al decir que un puerto genera cargas y trading.
Obviamente no es así porque hay varios puertos inactivos a la vista por falta de cargas en su hinterland. El Estado nacional no tiene por qué hacer obras para tratar de compensar las deficiencias comerciales de ningún puerto en particular.
Debemos desarmar los colectivos de grandes obras o inútiles como tenemos los argentinos embanderando a la soberanía en el reclamo. La situación actual es preocupante, por la falta de atención en general, y de mantenimiento de las vías navegables en particular. Entonces basta de las voces que siempre están proponiendo «obras» tratando de justificar consultorías… otros parásitos. (Jackemate.com)
(*) Ex Subsecretario de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante Argentina. Especial para ComexLatam