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Por Ricardo Marconi (*)

El ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, afirmó que “existe un abordaje integral” de la violencia existente en Rosario, destacando que la tarea se lleva a cabo “en forma conjunta con la provincia y la Intendencia”. En la conferencia de prensa que ofreció Fernández se molestó con las preguntas que les efectuaba el periodismo y reaccionó cortando abruptamente la entrevista que tenía por objeto hacer referencia al arribo de gendarmes en Rosario.

Remarcó que su presencia no se debía considerar como una respuesta a la balacera contra el supermercado de la familia política de Lionel Messi, ocurrida la semana pasada y que tuvo como resultante una conmoción mundial.

Situación crítica en estudio 

Fernández alegó haber estado estudiando la situación de Santa Fe y de Rosario, a la vez que negó haber subestimado o minimizado la temática rosarina. “Los que estaban y los que llegan van a tener tareas específicas, como corresponde”.

El ministro reafirmó que los gendarmes “irán ahora al territorio. Seguiremos trabajando y profundizando hacia el interior de estos espacios, no vamos a bajar los brazos”, dijo mientras miraba de soslayo al gobernador Omar Perotti y al intendente Pablo Javkin.

El funcionario nacional, acerca de la actividad delictiva que se comprobó en los penales, prometió anuncios en breve tiempo e hizo referencia a que “Hay más gente de la que se ve en Inteligencia Criminal”.

“Si hay policías en connivencia con el delito, en el movimiento que vamos desarrollando lo vemos. Vamos a investigar”, destacó al responder sobre la existencia de corrupción en la policía santafesina.

“No toda la policía tiene un comportamiento corrupto, hay mucha gente que ha realizado hechos muy importantes. No me saco el lazo con la pata para hablar de un segmento policial”. Aseguró.

“Hace 10 años, en 2013, cuando atacaron la casa del exgobernador Antonio Bonfatti, con toda la furia había 500 efectivos. Hoy estamos rondando los 4 mil y no nos vamos a detener”, recalcó el ministro.

“Acá hay barrios en los que roban, presionan a la gente, lastiman y los llevan a situaciones indecorosas y esto no puede suceder, es un pedacito de Santa Fe y vamos por eso”, recalcó el funcionario. Cuando el ministro nacional fue consultado por las amenazas recibidas por vecinos de Empalme n Graneros, visiblemente molesto dio por concluida la conferencia de prensa.

Cada cosa en su lugar 

Al hacer referencia puntual a las motivaciones por la cuales llegó a Rosario el ministro Fernández, debemos, en primer lugar, localizar con precisión territorial el asentamiento que dio origen a los hechos violentos con resultado mortal, ocurridos en Empalme Graneros.

Al lugar, en su momento, llegaron oleadas migratorias desde el norte argentino y hoy hay 10.000 vecinos que habitan en situaciones lamentables.

El perímetro que nos ocupa está delimitado por las calles Ottone y Lavardén hasta Schweitzer y Sorrento. Una zona conflictiva donde se produjo el homicidio de Máximo Geréz, de sólo 11 años y en la cual fueron heridos otros 3 menores –uno de ellos de gravedad-, derivando la gravísima situación en un estallido social, decidido tras el velatorio del menor y que tuvo como resultante la destrucción y vaciamiento de una red de búnkeres de droga -incluso uno incendiado-, donde, además, hubo secuestro de armas de grueso calibre.

Los sufridos habitantes del barrio “Los Pumitas”  viven  en su mayor medida, en casas a medio terminar, tienen en sus frentes calles de tierra, que se convierte en arterias llenas de barro,  con zanjas que contienen aguas servidas, insuficiente energía eléctrica, gas que se  logra tener con garrafas  y un centro de salud  al que asisten  1.700 familias que ya han generado  10.000 historias clínicas, a lo que debe sumarse instituciones educativas  que reciben a alumnos  a los que se los asiste alimentariamente, ya que de lo contrario sus alumnos no podrían asimilar ningún conocimiento.

Hay, asimismo, una institución, denominada La Poderosa,  donde se brindan talleres de cuidados y de contención, a la que se suma la Escuela Nº 456 Paulo Freire, así como la 1344, intercultural, bilingüe Taygome, a la que concurría Máximo, en 7º grado, donde permanecen sus compañeritos anímicamente destruidos y las  docentes, con carteles, se unieron a una multitudinaria manifestación callejera para pedir “que los sicarios dejen de matarles a sus alumnos”, quienes han disminuido en número, debido a que sus padres tienen ahora el temor de mandarlos a estudiar y que se los devuelvan muertos.

Es más, los habitantes amenazados por los componentes de las bandas narcos, decidieron irse del barrio para conservar sus vidas, el único bien preciado que tienen.

También hay un club, al que asistía Máximo Geréz, que sirve a la población infantil para evitar que permanezca, en las calles, en las que se puede estar hasta las 20, ya que luego el lugar se transforma en invivible por la presencia de narcos dedicados a la venta de drogas ilegales.  Y a ello hay que agregar la existencia de una radio comunitaria Qom, creada en la década del 90.

Y como muchas viviendas tienen techos de chapas, con la ola de calor, algunos vecinos se ven en la necesidad forzosa de permanecer en horas de la madrugada, en la puerta para sobrellevar las altísimas temperaturas.

No es casualidad que el barrio tenga varios merenderos comunitarios y talleres culturales para las niñas, quienes sueñan con tener, en lugar de un príncipe como novio, a un vendedor de droga que el saque de la miseria en la que viven, siete días por 24 horas, los treinta días del mes.

Los concejales de la comisión de Cultura del Concejo, me consta, han recibido denuncias sobre lo que acabo de referenciar. Evidentemente, sólo han recibido promesas, porque los sicarios permanecen en el barrio y hasta uno de ellos salió por las redes, con una máscara y un arma amenazando a quienes se apoderaron ilegalmente de todo lo que había en los búnkeres, exigiendo la devolución inmediata, ya que de lo contrario se verían impactados por el plomo de sus balas.

Hasta el momento de la realización de esta columna, no tuve conocimiento que el enmascarado haya sido detenido y secuestrada el arma.

Sí se ha visto alguna imagen de un joven en moto acompañado de una presunta sicaria quien portaba un arma.

Se podría escribir un libro con los relatos de la gente que habita el barrio. Es la gente que relató a los medios que un preso, detenido en el penal de Piñero fue confundido con otro que desde el interior de un búnker se llevó la policía. El encarcelado es Cristian Villazón, a quien en 2020 le dieron 15 años de prisión en 2020 por instigación de un asesinato a un taxista al que le dispararon 8 tiros.

El llevado por la policía, salvándose de un linchamiento seguro, es “el salteño”, quien utilizó su arma contra los vecinos.

Hay un enfrentamiento en el barrio entre células de Los Monos y de Alvarado, quienes presumiblemente recibían la droga de un narco para comercializar en el lugar.

Ente los detenidos está María Granato, quien fue acusada de violación de domicilio y portación de armas.  Y la restante detenida es Claudia del Carmen, imputada de transera. La causa la está conduciendo Mónica Jurado. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política

 

 

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