Por Ricardo Marconi (*)
El 19 de marzo de 2010, con el homicidio de Roberto “Pimpi “Camino se comenzó a aplicar en serie en Rosario una forma de matar que en las favelas de Rio de Janeiro era moneda corriente como mecanismo para que la víctima del ataque no pudiera fugarse.
El “Pimpi” recibió del sicario dos balazos en las piernas y luego lo rociaron de balas de arriba hacia abajo con otros tres disparos que lo condujeron a la muerte y ese fue el mecanismo para “darlo de baja”.
El lugar del crimen fue el bar Ezeiza, de Servando Bayo al 1400 –casi Zeballos-, donde las informaciones de los medios citaban como acompañantes del asesinado sus custodios. A ese lugar el asesinado habría sido convocado para una reunión.
Lo curioso del episodio que nos ocupa, es que desde 2007, al parecer, Camino estaba alejado del negocio de las drogas ilícitas y el segundo elemento a considerar es que en el lugar un policía estaba presente en su entorno y se habría retirado media hora antes del ataque.
Camino había estado preso en Coronda, donde era conocido como “Pimpollo” y fue por eso que le quedó el sobrenombre de “Pimpi”, según lo hizo saber el exjefe barrabrava leproso Pedro “loco demente” Bismark, quien en su momento compartió la celda del asesinado, el que estaba cumpliendo una condena por matar a su mujer.
Dos años más tarde y desde hace ya una década, la comercialización de la droga es manejada desde un barrio del sur rosarino y ya está esparcida como un pus por “fallas” en el sistema de seguridad.
Evidencia palpable
Es evidente que para el Gobierno nacional lo que ocurre en Rosario no es preocupante ni a las autoridades ministeriales del área les interesa resolver con celeridad. Incluso, las “malas lenguas”, como se dice habitualmente, han dejado trascender que hay gente interesada en usar en la campaña electoral –que ya comenzó-, el sufrimiento diario de los habitantes del Departamento Rosario.
Lo harían diciendo “no hay plan” para combatir la inseguridad que, a esta altura de los acontecimientos ya se la califica, en voz baja, como inmoral.
Lo concreto es que, más allá de levantar cuerpos exánimes de las calles o del interior de viviendas de barrio, o casuchas de chapa y madera de la periferia, a lo que hay que agregar el apresamiento de “soldados” que eliminan enemigos o cobran los viernes de cada semana las cuotas de protección.
No sucede nada relevante en las cúpulas de las organizaciones que ordenan desde sus celdas lo que se debe hacer. No es menor el número de analistas criminólogos que sostendrían que el negocio criminal más grande y peligroso estaría en las cárceles.
El camino del dinero es explicado casi todos los días en las radios y en los diarios de la ciudad: recaudación- financieras-conversión del dinero en pesos a dólares- inversiones.
Está claro que no se combate suficientemente el lavado de activos, esto es la razón de ser última del proceso, al que se uniría el intento judicial de contener las indagaciones federales en el marco de las asociaciones ilícitas.
Los números no mienten
En los 28 días de octubre ya transitados, hubo 20 crímenes y en el 2022 ya se llegó a los 242, por lo que han sido superados los registros de los homicidios ocurrido entre 2015 y 2020 y la cifra final se acerca tanto al 2014 como al 2021 con 254 homicidios.
En el 2021, uno de cada 10 víctimas de homicidio no era el objetivo de una muerte por encargo. Así se perdieron ese año 22 vidas inocentes.
En el mismo 2021, 9 de cada 10 personas perdieron la vida por armas de fuego (85,6%) y en Rosario, específicamente, ese mismo año, 6 de cada 10 muertes se dieron por enfrentamientos derivados de diferencias producto de economías ilegales, mientras que 2 de cada 10 obedecieron a conflictos interpersonales.
Las víctimas más habituales son varones de entre 15 y 30 años, que habitan entornos barriales con necesidades económicas y desarrollo humano en decadencia, preferentemente en las zonas sur, norte y sudeste.
En el período 2014-2021 los índices tenidos en cuenta para las muertes violentas se clasificaron por: armas de fuego, arma blanca, otros medios y hechos en investigación, según el Ministerio de Seguridad y Ministerio Público de la Acusación.
Conceptos de Font

Enrique Font, abogado y docente universitario en Criminología
El titular de la Cátedra de Criminología de la Universidad Nacional de Rosario, Enrique Font, recientemente en un análisis sobre la narcocriminalidad existente en nuestro medio advirtió que “hay que esperar un cambio de 180 grados de la gestión en seguridad. De lo contrario se viene una profundización y amplificación de fenómenos graves”.
“La mayoría de las ciudades comparables con Rosario están en una tasa de entre 3 y 5 asesinatos cada 100 mil habitantes”, agregó Font. También dejó claro que “Lo que podemos ver es que la violencia creció en 2013 y luego se iniciaron las balaceras a blancos judiciales. El fenómeno nunca descendió”.
Font relacionó “el crecimiento narco con la existencia de puertos que permiten salidas de droga al norte europeo, el marco de una economía de escala diversa y sofisticada de más de 20 toneladas, que generalmente saltan a través de la inteligencia internacional”.
A nivel local Font refirió que se colocan 800 kilos de droga en un contenedor y el que lo coloca está en contacto con el que lo recibe”.
También está el negocio de la provisión de cocaína “de poco impacto en la ciudad, ya que Rosario es la punta de un embudo en la que coinciden las rutas 11, 34, 9 y la Hidrovía”, afirmó el especialista, quien confirmó que “por último está el menudeo local, manejado por organizaciones muy violentas”.
Cuentas financieras
El criminólogo tiene claro que el local “es un mercado que depende de la existencia de cuentas financieras. A la cocaína los usuarios la compran en pesos y esos pesos son convertidos en dólares porque se adquiere en dólares y el cambio de divisas se hace en las mismas cuentas donde se concretan operaciones ilegales de divisas en el círculo rojo de la provincia”.
La tasa de esclarecimientos de homicidios cometidos llega en Rosario sólo al 22 por ciento. Es un porcentaje bajísimo”, alertó Font, quien hizo foco en una Justicia Federal “que investigó de manera escandalosa, entre la burocracia y a convivencia”, junto a una Policía que perdió la capacidad de regulación a nivel mundial, siendo una de las más violentas e ineficiente y que, además, sufre desde hace 10 años una suerte de cuentapropismo vinculado a las bandas”.
Por último, Font indicó que “hay que hacer un cambio muy pronto en la justicia federal de Rosario e investigar que se hizo en el último tiempo”. (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política