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Por Ricardo Marconi (*)

Primera parte

En el orbe, la temática de la presencia alienígena forma parte de la noche de los tiempos inmemoriales. Es más, en historias ancestrales se la menciona en narraciones misteriosas. Y cada vez que surge un nuevo relato surgen, como resultantes inmediatas, respuestas de todo tenor, las que no contienen, en numerosos casos, razones atendibles.

Platos voladores, Ufos, Ovnis, tic tac, son términos que se acuñan cada vez que la humanidad, en su conjunto, pretende aclarar definitivamente, en la totalidad de los continentes, la aparición de dichos aparatos considerados fenómenos inexplicables, a pesar de que se realizan estudios concienzudos al respecto.

El ser humano ha hecho lo indecible, y lo seguirá haciendo seguramente, para definir qué es lo que surca los cielos y los mares en su superficie o bajo el agua. Mientras tanto continúa avanzando, en función de sus posibilidades, para esclarecer con precisión que es y que escucha de elementos que se manifiestan como “presuntamente no terrestres” y que con sus apariciones comprometen a toda la humanidad.

Uruguay hace cuatro décadas que trabaja   en la Comisión Receptora e Investigadora de Denuncias de Objetos Voladores No Identificados, mientras que Argentina y Chile cuentan con organizaciones similares, al igual que las superpotencias como Rusia, Estados Unidos, Francia y China, entre otros, donde sus servicios de Inteligencia, técnicos y científicos especializados en la cuestión investigan y estudian el denominado “Fenómeno OVNI”.

La observación de presuntas sociedades inteligentes extraterrestres ha tomado un nuevo impulso, ya que ha crecido la observación por parte de efectivos de Inteligencia,  militares, científicos, efectivos de seguridad, astronautas y aviadores, así como civiles “contactados” desde 1940. Otros analistas, incluso, remiten los inicios a la década de 1930.

En la década del 50 se formó el Comité Robertson que se dedicó a lidiar con los medios de comunicación para desinformarlos y, a fines de la década del 60, la Fuerza Aérea de EE.UU. generó el Proyecto Condon y contrató a la Universidad de Colorado para que efectuar un estudio científico sobre los ovnis.  Edward Condon dijo, desde el vamos: “No esperamos que haya vida extraterrestre fuera del Sistema Solar y que llegue a nuestro sistema en los próximos 10.000 años”.

Para justificar sus mentiras, el Comité Robertson realizó dos simposios para sacar conclusiones y al final se escuchó al mentor del proyecto decir: “No hay nada en el fenómeno ovni. Cierren la puerta y váyanse”.

Teorías sobre el tema hay para todos los gustos. Desde las que remiten a los tiempos bíblicos en los que se hace referencia a los “ángeles” como extraterrestres hasta los que declaran haber tomado contacto directo con seres de otras civilizaciones interestelares.

En estos tiempos se difunden, bajo juramento,  en el Congreso de Estados Unidos –por citar sólo un ejemplo de miles-, con nombre y apellido y ante los medios internacionales, expresiones públicas y teorías que en los años 60 y 70 no podían ser expresadas por los astronautas y menos había posibilidad de hacer conocer registros fotográficos de lo que estaban presenciando –por ejemplo-, en la Luna.

En el caso de los astronautas que decidían hablar, eran sancionados severamente en lo económico. Varios astronautas, entonces, decidieron guardar, bajo secreto, las imágenes que habían obtenido, entre ellos Gordon Cooper y los que alunizaron en el 69.

Rob Mecer, que vivía en cercanías de la Base Ray Patterson, consiguió localizar cajas que contenían documentos que un ex oficial de la base tenía acumulados en una de las cocheras de la base. Con el tiempo la información finalmente salió a la luz en abril de 1964.

El Proyecto Libro Azul fue cerrado oficialmente en 1969 y ello se hizo público recién en 2015.  El resultado del proyecto determinó que “no se habían dado a conocer eventos desarrollados científicamente, por lo que, indirectamente, se estaba enunciando que “no había elementos categóricos ni no identificados que representaran desarrollos o principios tecnológicos que estuvieran más allá del conocimiento científico”.

Otro caso tuvo que ver con un patrullero de la policía norteamericana que seguía a un infractor en la ruta, pero al advertir una explosión lumínica abandonó la persecución, se internó en el lugar desde donde la vio y presumió donde había descendido esa luz , calculando que era a unos 800 metros de donde se hallaba con su vehículo. Descendió del patrullero y, a la izquierda de donde se hallaba detectó una luz blanca.

Se acercó rápidamente al lugar, pero sólo logró establecer que un objeto se elevaba y se alejaba hacia el cielo, sin propulsión y en completo silencio.

Se puede decir que todo terminó cuando entre 1993 y 1994, en tiempos en que se hacían experimentos para determinar si había vida en Marte, un director de la NASA dio a conocer su pensamiento expresando sin rodeos: “Si nosotros llegáramos a vislumbrar vida en Marte o que hay vida en otros planetas, tendríamos que deshacernos de todas nuestras estructuras políticas, religiosas, filosóficas, médicas y científicas.

Asimismo, cambiaría el ADN y ello implica que tendríamos que aceptar que no estamos solos en el universo.  Esto significa que no podemos estar de espaldas a esta realidad que nos supera.

El gobierno norteamericano aprobó leyes para que se pueda investigar la realidad extraterrestre oficialmente, para que tomen estado público revelaciones que surjan en el tiempo. La NASA entiende que se rebelen las realidades que se dan a conocer públicamente, a pesar de que el Pentágono esté en contra de los denominados “contactados”.

Contactados quiere decir que han tomado contacto con otras civilizaciones y estas civilizaciones, a través de ellos, nos han brindado importantes mensajes. Estos mensajes han sido entregados a los jefes de Estado e incluso algunos les han contestado, otros solamente han respondido en su labor interna.

Dmitri Medvédev, quién en aquel momento era una figura del mundo de la política rusa y luego primer ministro, reveló algo contundente: Hablamos del año 2007 aproximadamente. Él estaba en una reunión con periodistas y en un off the récord, cuando pensaba que estaban todos los micrófonos de radios y de cámaras apagados, espetó que “los presidentes, cuando dejan un gobierno y lo toma el sucesor, se hace entrega de distintas carpetas, expedientes y valijas entre las que hay un tema especial. Desde hace 15 años y en diferentes administraciones la CRIROVNI que ha revelado que investigan los lugares donde las personas han denunciado la presencia de Ovnis”.

Porcentaje reservado

“Existe un porcentaje, un 3% de la información que está reservada. Se trata de informes sobre acontecimientos “no convencionales” que resultan sumamente extraños en naves tripuladas con capacidades extraordinarias de desplazamiento, iluminación particular y seres que están en contacto esporádico con nuestra civilización”, según testimonios a nivel mundial.

Un gran porcentaje de los interesados por esta realidad tiene la certeza de que la aparición de estas naves, esconde un mensaje. Entonces ¿Todo apunta a un futuro momento de contacto masivo? .Evidentemente, todo va perfilándose hacia ese terreno.

La sociedad humana no deja de desarrollar la energía nuclear y se   enfrenta por ideologías, por modelos económicos o por intereses financieros, convirtiendo las guerras en un negocio. No les importa a los poderosos del mundo enfrentarse con armamento nuclear, si bien esto puede significar la extinción de la humanidad.

Gobiernos del planeta estiman que la presencia extraterrestre sobre centrales nucleares como Atucha, como así también en Rusia, en Estados Unidos y en el mundo, se debe a que las civilizaciones extraterrestres temen la destrucción del planeta.

Las evidencias nos superan. Todo es demasiado explícito y se manifiesta de manera impúdica ante el desinterés manifiesto de las mayorías.

Ya hemos logrado sobrevivir a la triste experiencia de la bomba atómica, arrojada por los Estados Unidos a Japón. Una clara evidencia de lo destructivo que puede significar. Y ni hablar de los experimentos de menor cuantía en los que se han registrado accidentes considerables. El hombre no ha tomado conciencia de que se está autodestruyendo.

Proyecto Libro azul

Es muy interesante introducirse en las consecuencias derivadas de la caída de un presunto OVNI en Roswell, Estados Unidos, tema del que millones de litros de tinta se han descargado en todos los medios de comunicación del mundo.

Poco se sabe de dónde se encuentra un elemento pulido, color gris pizarra, parecido a la baquelita, que apareció en el campo donde cayó la nave, según declaró Jesse Martel (h).

El presidente estadounidense Truman habría recibido un informe clasificado y como consecuencia de ello se decidió la puesta en funcionamiento de lo que se denominó oficialmente Proyecto Libro Azul, bajo el expediente 62- 8389, que quedó en manos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos para su implementación e investigación. En el tiempo le siguieron el Proyecto Signo y el Proyecto RENCOR.

Como casi siempre ocurre, al poco tiempo de una declaración oficial del tipo mencionado, un número incalculable de personas visualizó ovnis en las cercanías de la Casa Blanca, siendo la más conocida una que se conformó de siete aparatos que volaron a baja altura y que vieron, además de ciudadanos comunes, 3 controladores del espacio aéreo y un cuarto: el aviador William Brady, que sólo dijo que eran “bolas de fuego”. Con el correr de las horas se sumó el aviador S. C. Pierman,  que  estaba esperando la orden de la torre de control para despegar.

El grupo de ovnis que mencionamos sobrevoló el Capitolio y la Fuerza Aérea norteamericana envió interceptores F-94 Starfire de la base Andrews, pero al llegar al lugar los pilotos de esos aviones remitidos no lograron ver nada.

La Fuerza Aérea, a los fotógrafos se les negó oficialmente cualquier información y una semana más tarde se les negó tomar imágenes de los radares involucrados en el hecho.

Pudo saberse que otro aviador intentó perseguir a un posible OVNI, pero no lo logró, ya que la misma iba a 1.800 kilómetros por hora y luego aceleró –según versiones- a 11.000 kilómetros por hora.

Se produjo una tercera visualización y como no se informaba nada de manera oficial Truman convocó al director del Proyecto y le ordenó  “tirar abajo a una de la nave” si volvían a aparecer en territorio estadounidense”. Era más que obvio que el presidente desconocía si había algún proyecto secreto de EE.UU. que tuviera relación con la posibilidad de que las naves fueran un secreto de Estado en período de prueba.

Conferencia de prensa

En el Pentágono, se realizó, de urgencia, una conferencia de prensa, considerada la segunda más grande preparada desde la II Guerra Mundial, a cargo del mayor John Alexander Sanford, quien negó “desarrollos secretos” y explicó los hechos sucedidos como “fenómenos que se dan desde tiempo bíblicos”, aunque en el devenir de las preguntas periodísticas,  admitió  que “testigos creíbles” habían visto “cosas increíbles”.

A posteriori, hubo al menos, 2 casos documentados de ovnis que sobrevolaron bases militares norteamericanas y se activaron códigos secretos de activación del sistema de defensa ante la posibilidad de que se desencadenara un ataque.

En el 2010, Robert Hasting confirmó la presencia de ovnis en instalaciones nucleares, pero ello generó operaciones de ocultamiento con la CIA, la NSA y la OSS e, incluso, fueron presionados los directores de medios de comunicación utilizando la frase “tienen que ayudarnos”. Se cae de maduro que para completar la frase se dijo “para ocultar estos hechos”.

Encuentros con extraterrestres

George Adamski, Eugenio Siragusa, Billy Mayer y Giorgio Bomgiovanni son, sin duda, los más conocidos  “contactados” por extraterrestres para quienes siguen de cerca estos casos.

Adamski fue el primero que admitió públicamente que tuvo un encuentro con extraterrestres del planeta Venus y en esa oportunidad se hallaba acompañado de otras 6 personas, quienes aportaron datos como testigos.

En noviembre de 1952, en el desierto de California, Adamski dijo ver un objeto con forma de cigarro y se dirigió al lugar utilizando su automóvil, donde presumió que la nave había descendido. Allí, un sujeto le dijo comunicándose mentalmente que venía de Venus y que se llamaba Orthon, a lo que agregó que se produciría un conflicto nuclear.  No fue, según Adamski, la única vez que se contactó con Orthon. En esa segunda oportunidad lo hizo ayuda con gestos para darse a entender y en un tercer caso se comunicó en el mismo idioma que Adamski, quien el 13 de diciembre de 1952 fotografió un ovni y la imagen fue comparada con lo que era, en esos años, una lámpara quirúrgica, siendo vista por el director del Proyecto Azul Edward J. Rupelt, quien llegó a publicar sus memorias (1947/1955),   en las que inventó el nombre de Objeto Volador No Identificado.

A partir de allí se inició un proceso que ocupó 1953 y 1954 en que las declaraciones   que no admitían explicaciones   “pasarían por un proceso diferente”, utilizándose la excusa de la “seguridad nacional”.

En el Instituto Battelle, en 1954 y 1955,  se ingresaron más de 3.200 casos para ser investigados sobre sucesos relacionados presuntamente con ovnis.

Un ‘viajero del tiempo’ señala cuándo llegarán los aliens por primera vez a la Tierra

Un 21% fueron categorizados como “no convencionales” y luego el secretario de Defensa norteamericano aclaró que la cifra real fue del 3%. La disociación de los porcentajes muestra a las claras que alguien mentía sobre las 12.168 vistas analizadas y categorizadas como “fenómenos naturales.

El 26 de junio de 1959, en Papua, Nueva Guinea, un pastor observó junto a otros 38 testigos, una luz azul intensa en el Monte Pudi y luego, a una altura aproximada de 90 metros los sobrevoló una nave con seres no humanos que los saludaban.

El siguiente paso lo llevó adelante el Pentágono y consistió en contratar a Haynek en tres oportunidades para que elaborara informes y para ello se les permitió acceso a niveles altos de seguridad, según lo señaló su hijo Paul Haynek.  Hubo otra versión y en ella se indicaba que la CIA necesitaba un astrónomo que dijera en su nombre que “no había que preocuparse, ya que no sucedía nada”.

En marzo de 1966, más precisamente en el base de la Fuerza aérea Sheppard, del Estado de Texas, el electricista Lex Allison cruzó la frontera entre Texas y Oklahoma y en el momento que lo hacía debió frenar de urgencia ya que una nave de 22 metros de largo, 2,5 metros de alto y 3,5 metros de ancho, con una “puerta” de 9 metros y un tren de aterrizaje compuesto de cuatro piezas se le apareció de improviso.  Luego -según indicó Allison-, seres descendieron y se colocaron en uno de los laterales de la nave que tenía emblemas desconocidos y los números y letras TL4768.

Luego, los sujetos subieron la escalera por la que habían descendido y cerraron la puerta, tras lo cual  “ascendieron a una velocidad que se aceleró luego a más de 1.000 km. por hora, según mi experiencia”, relató Allison, agregando “sin ruido alguno”.

  1. Allen Haynek, padre de Paul, tuvo que admitir que “hubo apariciones que no pudo explicar”, mientras que Desiré Hurtak, de la Academia para la Ciencia, que participó con el primero de los mencionados Haynek en conferencias en las décadas del 70 y 80,  respondió en un documental que “él respondía a quien le pagaba para encubrir a los extraterrestres”. A Haynek hijo –vale apuntarlo- le sorprendió “la actuación displicente de la Fuerza Aérea sobre los Ovnis”.

Hay senadores norteamericanos que estiman que algunos “secretos” del tipo enunciados “deben ser divulgados para tener un mejor entendimiento de la realidad“. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política

 

 

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