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Tres muertos reconocidos y, al menos, unos 70 desaparecidos es el resultado provisorio que se conoce oficialmente en torno del hundimiento del ‘Costa Concordia’, uno de los cruceros más grande del mundo que transportaba –entre tripulantes y pasajeros- unas 4.200 personas que lo habían abordado en el puerto de Civitavecchia, a unos 80 kilómetros al noroeste de Roma, para realizar un viaje de placer por el azul mar Mediterráneo. Los diecisiete argentinos que estaban en esta imponente embarcación se encuentran en perfectas condiciones, informaron desde la Embajada Argentina en Roma.

Era la primera cena a bordo. A las 21.30 de este viernes, los 3.200 pasajeros y 1.000 tripulantes del Costa Concordia, cuando se sintieron un fuerte impacto, un apagón momentáneo y el estruendo de los platos al caer.

De inmediato la voz del capitán -según el testimonio de Luciano Castro, uno de los supervivientes- intentando tranquilizar a todos por los altavoces: “Solo se trata de un problema eléctrico”, dijo, pero enseguida llegó una nueva orden: “Por precaución, diríjanse a los botes salvavidas”.

 A partir de ese momento, según Mara Parmegiani, otra de las pasajeras, “se vivieron escenas propias del legendario crucero Titanic”.

Afortunadamente, en esta ocasión el naufragio se produjo justo enfrente de la isla de Giglio, en el archipiélago de Toscana, y un buen número de pequeñas embarcaciones se acercaron enseguida para ayudar.

Aun así, hay tres pasajeros muertos confirmados -dos turistas franceses y un marinero peruano, según las autoridades- mientras que la Capitanía italiana ha confirmado que hay al menos 70 desaparecidos.

Equipos de submarinistas buscan dentro del barco escorado, respaldados por helicópteros que hacen un rastreo por la costa. Según el cuerpo de bomberos de la isla, entre 100 y 150 personas fueron rescatadas del mar por los equipos de socorro, y de ellas una ya cadáver.

Mientras la confusión reina en Porto Santo Stefano, las autoridades han dicho que hay 14 heridos, de los cuales dos están en estado crítico, dieron cuenta distintos sitios digitales de medios periodísticos europeos, principalmente de España e Italia.

A las dos de la madrugada, y mientras el barco seguía escorándose sobre el flanco de estribor, todavía quedaban entre 200 y 300 pasajeros esperando ser rescatados.

Entre ellos, un buen número de niños y, según los testimonios recogidos por varios medios italianos, algo falló durante la evacuación, pese a que el barco estaba encallado a un tiro de piedra de la isla de Giglio.

Primera justificación

El armador –la compañía de cruceros Costa– emitió una primera justificación señalando que “la posición de la nave está convirtiendo en extremadamente dificultosas las últimas operaciones de desembarco”.

Mientras, en la isla, la población de unos 1.500 habitantes se afanaba por socorrer a unos náufragos que casi los triplicaban en número.

Francesco Schettino, comandante del crucero, dio su versión del naufragio indicando que el Concordia golpeó un escollo que no estaba en los mapas náuticos y empezó entonces a embarcar agua y por eso Schettino -estaba en el timón, según contó a la Capitanería – decidió virar hacia la isla.

La iglesia, el asilo de la parroquia, casas particulares y hasta el hotel Bahamas, que estaba cerrado por tratarse de temporada baja, puso sus habitaciones a disposición de los supervivientes.

No solo muertos de miedo, sino también de frío: “Cuando el incidente, estábamos en la cena, y no teníamos mucha ropa encima. Y por supuesto no nos dio tiempo de abrigarnos…”, explica Parmegiani.

El itinerario por el Mediterráneo

El Costa Concordia se dirigía al puerto de Savona (norte de Italia), y desde allí tenía previsto hacer escala en Palermo (Sicilia), Cagliari (Cerdeña), Palma de Mallorca, Barcelona y Marsella antes de volver a Civitavecchia. De las 4.229 personas, 3.209 son pasajeros.

A continuación, según datos proporcionados por el armador, la lista de pasajeros por nacionalidad se completa así: 989 son italianos, 569 alemanes, 462 franceses, 177 españoles y 129 estadounidenses, 127 croatas, 108 rusos, 74 austríacos, 69 suizos, 46 brasileños, 46 japoneses, 42 holandeses, 33 ucranianos, 30 coreanos, 20 rumanos, 26 de Hong Kong, 25 británicos, 21 australianos, 17 argentinos, 13 taiwaneses, 12 canadienses, 12 chinos, 11 portugueses, 10 colombianos, 10 chilenos y 9 turcos.

También viajaban ocho belgas, ocho israelíes, nueve kazajos, ocho peruanos, ocho polacos, seis moldavos, seis nepalíes, cinco suecos, cinco venezolanos, cuatro daneses, cuatro dominicanos, cuatro serbios, cuatro sudafricanos y cuatro de Antillas holandesas.

Asimismo, tres bielorrusos, tres griegos, tres húngaros, tres iraníes, tres irlandeses, tres macedonios, dos albaneses, dos cubanos, dos argelinos, dos ecuatorianos, dos mexicanos, dos finlandeses, uno de Andorra, un búlgaro, un bosnio, un checo, un indio, un marroquí, un noruego, un neozelandés, un filipino y un uruguayo.

Desde la sede de la Embajada en Roma de la Argentina, se informó oficialmente que los 17 argentinos que viajaban como pasajeros en este fueron localizados en buen estado de salud y ya fueron trasladados a hoteles de la región de la Lacio.

El jefe de Sección Económica y Comercial de la embajada argentina en la capital italiana, Gonzalo Sabaté, dijo que “fueron encontrados los 17 argentinos y están bien y tramitando su documentación, que fue extraviada” en el accidente. También informaron que varios de ellos volverán al país mañana a la tarde vía aérea.

Este gigante del mar fue construido por Fincantieri Sestri Ponente, en Génova, Italia. El nombre de «Concordia» promovía el deseo de continuar la armonía, unidad y paz entre las naciones europeas.

Es el primer buque de la clase Concordia, con sus hermanos de Costa Serena y Carnival Splendor, que fue construido para Carnival Cruise Lines. El Costa Concordia entró en servicio en julio de 2006 y fue el barco más grande que se había construido en Italia con 114.500 toneladas.

Este no ha sido el primer accidente de este crucero, porque el 24 de noviembre 2008, tuvo un percance en el puerto de Palermo. Mientras se encontraba maniobrando para atracar una fuerte ráfaga de viento lo hizo golpear contra un muelle flotante amarrado en el puerto, dañándose el lado de la derecha del barco.

El daño fue reparado parcialmente en aproximadamente 10 horas, pudiendo continuar el crucero. Durante las siguientes paradas se completaron las reparaciones. (Jackemate.com)

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