Una muerte confusa, con ribetes aún sospechosos, es la del recientemente gobernador de la provincia de Río Negro, Carlos Soria, quien falleció en la madrugada de este primero de enero de 2012 como consecuencia del impacto de un disparo de arma de fuego recibido en el rostro, según confirmaron fuentes oficiales.
Aún no se divulgó una hipótesis firme sobre este aún confuso episodio, pero existe la posibilidad de que se haya tratado de un accidente.
Sin embargo, no se descarta la posibilidad de un ataque perpetrado por algún intruso que hubiera ingresado en la residencia del mandatario, que haya sido baleado por alguien de su círculo íntimo o incluso que Soria se hubiese suicidado.
De este episodio surgen muchos interrogantes aún sin respuestas firmes como ¿qué hacía o por qué Soria a esa hora de la madrugada manipulaba un arma de fuego? ¿Si esa es la residencia del gobernador, la custodia policial dónde estaba en ese momento y por qué no tenía custodia como tienen otros gobernadores provinciales argentinos? ¿Quiénes acompañaban a Soria en el momento del disparo? ¿Estaba únicamente su esposa o había más personas de su círculo familiar o de sus amistades personales? ¿Fue solamente un disparo el recibido o, como se dijo en un primer momento, hubo dos disparos?
El vicegobernador Alberto Weretilneck, quien a partir de ahora se hará cargo del Ejecutivo, aseguró que se trató de "un accidente doméstico", aunque serán los investigadores quienes determinen qué ocurrió, según un despacho de la agencia de noticias estatal argentina Télam.
El secretario de Coordinación e Información del gobierno provincial, Julián Goinhex, confirmó el deceso, pero no brindó mayores precisiones sobre cómo se produjo el disparo y las circunstancias del momento.
El hecho ocurrió alrededor de las 4.47, en la residencia privada del mandatario, una chacra en las afueras de la ciudad de General Roca, de la que fue intendente hasta el 9 de diciembre último.
Por otra parte, un despacho de la agencia Noticias Argentinas informa que Susana Freydoz, esposa del fallecido gobernador de Río Negro, estaría demorada en la comisaría de la localidad rionegrina de General Roca para declarar sobre lo ocurrido esta madrugada en el momento del deceso del mandatario.
La mujer es una de las principales sospechosas por la muerte de Soria y versiones extraoficiales indican que ella misma habría confesado ser autora material del crimen, aunque esto no fue confirmado por las autoridades.
El vicegobernador Alberto Weretilneck, sucesor de Soria hasta la finalización del mandato, según lo establece la Constitución provincial, se encuentra desde poco después de las 6 en el lugar del hecho.
En Viedma, el ministro de Gobierno, Edgardo Bagli, se instaló en su despacho de la sede gubernamental, donde a poco de conocerse la imprevista y trágica noticia comenzaron a llegar funcionarios y colaboradores.
Carlos Soria tenía 61 años y el 10 de diciembre pasado se había convertido en el primer gobernador justicialista de Río Negro desde la recuperación de la democracia en el país.
Esperemos que la muerte del gobernador rionegrino no quede en una nebulosa de sospechas, tal como ocurrieron en anteriores episodios similares, como la muerte de Carlitos Menem en 1995 o el reciente deceso de secretario de Comercio Exterior de la Argentina, Iván Heyn, ocurrido en la habitación que ocupaba en un conocido hotel de Montevideo. (Jackemate.com)