Más de tres mil boyas investigan la conducta de los océanos para que los científicos entiendan el actual clima que reina el planeta Tierra. La necesidad de entender la evolución del sistema climático, predecir el tiempo atmosférico con mayor precisión y antelación, conocer el estado del mar y sus consecuencias para los recursos marinos y de garantizar con ello la seguridad y las operaciones de rescate en el mar, ha propiciado la creación del sistema Global de Observación Oceánica (GOOS, por sus siglas en inglés).
El programa fue iniciado en 1998 por un consorcio de más de 30 países, incluida España, y tiene en la red de observación Argo, que recibe su nombre del mitológico barco griego de Jasón y los Argonautas, una de las componentes clave del sistema.
Su objetivo principal es la medición de los campos de temperatura y salinidad de los primeros
La red Argo nace en 2001 y actualmente está constituida por unos 3.256 equipos denominados perfiladores. Cada uno de ellos se sumerge a una profundidad de
Transcurrido ese tiempo, se hunde hasta alcanzar la profundidad máxima de
Los datos son enviados por satélite desde la superficie, con lo que se puede disponer, en tiempo casi real, de datos de temperatura, salinidad y densidad de las capas superiores e intermedias de los océanos, generando una fotografía dinámica del estado de los océanos del mundo.
Argo está revolucionando la observación del océano, ya que aporta datos a un ritmo 20 veces superior al que estos eran recogidos por barcos oceanográficos y los pone a disposición, de manera inmediata y de forma abierta, a toda la comunidad científica.
El beneficio científico más inmediato ha sido lograr una mayor precisión en el cálculo de calor almacenado en el océano, un factor clave para determinar el ritmo del calentamiento climático global y la elevación del nivel del mar, así como su progresión en el futuro.
Las posibilidades de aplicación de Argo en la investigación están llevando a una mejor comprensión de cómo el océano y la atmósfera interactúan en condiciones tanto normales como extremas, como es el caso de los huracanes y los ciclones tropicales.
Los investigadores del Centro Oceanográfico de Canarias del IEO hemos estimado el campo medio de temperaturas, correspondiente a
Este meridiano es de gran interés en estudios sobre el clima, pues es el lugar donde el océano transporta su máximo de calor en dirección Norte, 1 peta-vatio (equivalente a la producción térmica de unas 500.000 estaciones eléctricas de gran tamaño).
A pesar de este indudable interés, solamente en seis ocasiones, y en largas expediciones en buques oceanográficos, en proyectos internacionales, se han medido las variables oceánicas en esta sección, durante los años 1957, 1981, 1992, 1998, 2004, 2010 y ahora por
Excelente cobertura
La excelente cobertura espacio-temporal de los datos Argo ha permitido, por primera vez, medir temperatura y salinidad en los primeros
Los resultados son sorprendentes, pues muestran una correspondencia casi perfecta con los datos obtenidos por el modo tradicional de observación, desde buques oceanográficos. Este estudio demuestra que la variabilidad en el contenido en calor del océano ocurre en escalas no resueltas hasta el momento, debido principalmente a las limitaciones en la medida.
Esto pone de manifiesto las enormes posibilidades que esta red tiene para poder entender el funcionamiento del sistema climático.
El próximo desafío al que se enfrenta el Argo es el de mantener la red en funcionamiento. Los 3.256 perfiladores que actualmente integran la red de perfiladores tienen una vida promedio de tres a cuatro años, lo que obliga a reemplazar unos 750 cada año, con un coste de unos 20.000 euros cada uno, para mantener la cobertura mundial.
Los modelos numéricos que actualmente intentan predecir fenómenos de gran escala oceánica, como el de El Niño, de fuertes repercusiones en la variabilidad climática del planeta, están ya integrando los datos que mide continuamente la red Argo. Pero para mejorar de forma significativa la calidad de estas predicciones es necesario tener información de la salinidad superficial del océano con mayor resolución espacial y temporal de las que proporciona Argo.
Agencia Europea del Espacio
Por este motivo
Malaspina 2010 también contribuye a este objetivo con el lanzamiento de un total de 20 boyas superficiales de deriva, la mayor parte de ellas diseñadas y construidas por el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, que proporcionarán los datos necesarios para validar las estimas de satélite para los océanos Atlántico, Índico y Pacífico, y que ya ha permitido a la expedición publicar en su página web el primer mapa global de salinidad del océano derivado de imágenes de satélite. Además, Malaspina 2010 lanzó también 20 boyas de deriva de
El GOOS está impulsado por