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Por Ricardo Marconi (*)

El domingo 30 de octubre tendrá lugar la segunda vuelta del proceso eleccionario en Brasil y el resultado a Lula Da Silva lo tiene preocupado, a pesar de haber ganado en la primera, pero sólo por un 5% de diferencia a su favor sobre Jair Bolsonaro.

Lula Da Silva esperaba obtener en la primera vuelta una victoria más contundente, pero la situación de facto no se dio en las urnas y el problema para él candidato ganador hasta ahora se ve agravada, ya que Bolsonaro controla las dos primeras minorías.

Aún Lula obteniendo un triunfo se tendrá que hacer cargo de un gobierno presuntamente inestable y débil, casi sin capacidad de maniobra hasta el balotaje.

El PT armó una alianza con fuerzas políticas que tienen componentes del centro y de la centroizquierda y mucho de centro derecha y ello le posibilitó obtener una ventaja del 5%, claramente insuficiente, para colmo en el marco de la continuación de demandas sobre Lula para que se esclarezcan definitivamente causas de presunta corrupción que según el bolsonarismo no han sido suficientemente explicadas.

La diferencia mínima existente influirá entre ambos candidatos para formalizar pactos y a ello se suma que la abstención de los votantes aumenta paulatinamente y está siendo la más alta en más de dos décadas -30 millones de no votantes-, debido, según estiman los analistas políticos, a la falta de fe a nivel regional.

Y si ello fuera poco, se suma que el domingo de las elecciones está cerca de un feriado largo, en razón que el martes siguiente al acto eleccionario es el Día del Servidor Público, por lo que se estima que los brasileños lo usarán a pleno para hacer miniturismo.

Definiciones  

El sector de la Cancillería está muy atento a lo que ocurra con el acto eleccionario, ya que en su seno se espera una reestructuración muy fuerte. Es que Bolsonaro pretende recuperar, si gana, equilibrios y, a ello, le interesaría afrontar de lleno la recuperación del gasto público.

En todos estos presupuestos políticos, entre los contendientes, está presente un factor a captar: el de los votantes independientes y se infiere que para lograr ese objetivo hay que concretar negociaciones.

Jubilaciones en la Corte  

En el 2023 se producirán en el Superior Tribunal Federal de Brasil jubilaciones de magistrados y por lo tanto se deberán hacer incorporaciones al mismo. Bolsonaro pretende incidir en las elecciones en las que se pretende ampliar al Corte, como en Argentina, pasando de 11 a 15 miembros, apoyado por el Partido Liberal, con lo que el tribunal perdería toda su independencia a la hora de emitir fallos.

Debido a lo referido, los magistrados temen una escalada de juicios políticos a los componentes de la Corte e incluso infieren que Bolsonaro pretenderá nombrar al presidente del Senado.

Es evidente la gravitación de Brasil en la región latinoamericana y es por esta circunstancia que Argentina sigue paso a paso todo el proceso de manera meticulosa.

Bolsonaro incrementó sus posibilidades para la segunda vuelta, a tal punto que piensa obtener   la primera minoría del Congreso. Además, quienes manejan su campaña tienen la seguridad de que hay gente que no dicen que votarán a su candidato, pero no lo hacen público.

Jair tiene más seguidores que Lula en Facebook, Titear, Instagram y Tik Tok, ya que lo apoya el votante joven. Paralelamente, da vueltas el denominado “voto enojado”.

Lula se está dirigiendo a la clase media y a los mercados, estimándose que ese mecanismo será profundizado. A Lula le inquieta que Brasil está profundizando la pobreza y la inflación y un ejemplo de ello es que la indigencia pasó de 8,2% a 8,8%, debido al descontrol de precios de los alimentos y la disminución de los salarios, calificados “de hambre”. Los pobres, en definitiva, se están transformando en indigentes. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política

 

 

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