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A millones de habitantes del orbe les resulta extraño que, tanto Estados Unidos como China, se encuentren interesados en adquirir el territorio de Groenlandia, el menos poblado de la Tierra -57.000 habitantes-,y con 2.175.600 millones de kilómetros cuadrados

La isla que nos ocupa es un territorio autónomo, dependiente de Dinamarca, y la primera ministra danesa Mette Frederiksen, en nombre de su Gobierno, se niega a vender, motivo por el cual Donald Trump decidió suspender su visita diplomática a los dinamarqueses

No es la primera vez que los norteamericanos intentan hacerse de Groenlandia, ya que la idea fue considerada durante la década de 1860 por el ex presidente Andrew Johnson, luego de escuchar la localización estratégica del lugar, junto con la abundancia de recursos.

Lo que se dice -poco o nada-, es que el lugar que se pretende adquirir es vital para las defensas de Estados Unidos. Hay allí una importante base con sistemas de rastreo espacial que sirve de detección de lanzamiento de misiles.

Más aún, teniendo en cuenta que el deshielo en la zona sigue avanzando a pasos agigantados y las rutas marinas se están abriendo, resulta crucial para los países que se hallan cerca, como es el caso de China.

Hipotético ataque

En su momento, las agencias de inteligencia yanquis presumían que el territorio que se pretende hoy adquirir, al concluir la II Guerra Mundial, se convertiría en un espacio clave para evitar un hipotético ataque soviético.

En 1946, el ex presidente Harry Truman ofreció a Dinamarca 100 millones de dólares en oro, pero la oferta fue rechazada, aunque la negativa no impidió para que los dos países firmaran en 1951 un Tratado de Defensa que, junto con la creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, permitió a los norteamericanos construir una base aérea en Thule, a menos de 1.600 kilómetros del Polo Norte, en la costa noroeste de la isla.

Es necesario apuntar que la base, aún operativa, es la única existente al norte del Círculo Polar Ártico y es el puerto y base aérea más septentrional que posee EE.UU, lo cual la convierte  en clave en caso de que estallara un conflicto en el ártico.

Allí, EE.UU tiene estacionado el Duodécimo Escuadrón de Alerta Espacial, un grupo de oficiales y personal de su fuerza aérea que se encarga de la vigilancia antimisiles con un enorme sistema de radar.

Obviamente, se trata de un lugar ideal para rastrear misiles balísticos intercontinentales y satélite  en órbita terrestre baja.

A Norteamérica le interesa reforzar su presencia en el Ártico para, contrarrestar la creciente presencia rusa en la zona, tanto militar como civil.

Ello le haría más difícil a Rusia controlar la Ruta del Mar del Norte y aliarse con China para monopolizar la zona.

Estamos refiriéndonos a la ruta marítima más transitada del Ártico, la que pasa por aguas rusas que va desde  el mar de Barents, cerca de la frontera rusa con Noruega, hasta el Estrecho de Bering, entre Siberia y Alaska.

Esa ruta cobrará importancia en veinte años cuando se torne económicamente viable. El deshielo en la región se está acelerando y permitirá el acceso a recursos naturales que podrán ser utilizados como combustibles alternativos.

Las autoridades groenlandesas  trabajaron intensamente en una propuesta   para convertirse en  una nación petrolera en cinco años  para iniciar propensiones donde habría un 13% de reservas  petroleras por descubrir. Incluso, me dicen, el Parlamento de la isla levantó la prohibición para actividades mineras relacionadas con materiales radioactivos como el uranio.

Tierras raras y el Proyecto Kyanefield

La isla posee depósitos de “tierras raras”, esto es neodimio, prasedimio, disprosio y terbio, así como derivados del zinc.

Esas “tierras” se transforman en materias primas clave para la producción de tecnologías de la comunicación y energía como turbinas eólicas, celulares y vehículos eléctricos. Para ser claros: La Unión Europea importa el 90% de sus tierras raras de China.

China está involucrada en el Proyecto Kyanefield, en el sur de Groenlandia. Esto es la construcción de una mina de uranio y tierras raras junto a una empresa australiana.

Finalmente, vale agregar que precisamente China ofertó a través de una de sus empresas estatales, para construir tres nuevos aeropuertos con financiación danesa  en un 50%.

Hasta ahora las posibilidades de éxito respecto de los objetivos de Trump son nulas, según los daneses, quienes piensan en el daño que se produciría en las relaciones de los países europeos con la OTAN, lo que habla de la importancia estratégica  de la isla y de la región ártica. (Jackemate.com)

 

 

(*) Licenciado en Periodismo – rimar9900@hotmail.com

 

 

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