“Creo que se necesita un cambio importante en la política ferroviaria a través de la reestatización de los servicios ferroviarios, no sólo de pasajeros sino de cargas”, dijo el ex intendente rosarino
El reclamo del ex intendente rosarino por la “reestatización” del sistema ferroviario argentino resonó más fuerte que nunca tras escucharse el discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el acto central por el Bicentenario del primer izamiento de la Bandera, una de sus partes referidas a la problemática ferroviaria argentina y por la evitable tragedia sucedida en la estación Once de la concesionada línea Sarmiento.
Lifschitz afirmó la necesidad de "reconstruir un sistema integrado de ferrocarril para la Argentina, con una empresa pública que no sea como la anterior a las privatizaciones, sino que sea transparente, moderna, eficiente, con una activa participación de los trabajadores y de la sociedad civil, y que pueda reformular un plan a largo plazo para recuperar los ferrocarriles en el país".
Asimismo, el legislador socialista destacó que el accidente en la estación de Once “es una muestra de la falta de políticas en materia ferroviaria a nivel nacional y de la continuidad de los mecanismos que se instalaron en la Argentina en la década de los 90´, a partir de la privatización del servicio ferroviario que, más allá de los cambios de gobierno y, particularmente en esta última etapa del kirchnerismo, no hubo modificaciones sustanciales".
En la misma línea de pensamiento, Lifschitz agregó que "la operatoria sigue en manos de las mismas empresas (privadas) y el Estado ha invertido gran cantidad de recursos, a partir de los subsidios al transporte, cuyos resultados no se visualizan ni en un plan de inversiones comprobable, ni tampoco en una mejora de la calidad del servicio, del material rodante y de la seguridad del sistema".
En cuanto a la responsabilidades, no sólo del accidente, sino del estado actual del sistema ferroviario en el país y, particularmente en Buenos Aires, Lifschitz apuntó a las empresas concesionarias porque “no hicieron las inversiones que establecían los contratos de concesión y no garantizaron las medidas de seguridad y de calidad del servicio”, así como a los órganos de contralor del Gobierno nacional, sobre los cuales afirmó que “tenían que haber controlado el cumplimiento de esos contratos”, y a las conducciones de los gremios ferroviarios, porque “sin su complicidad activa o pasiva, no hubiera sido posible llevar adelante el proceso de desguace del ferrocarril, de privatización y de mal funcionamiento”. (Jackemate.com)