Por Ricardo Marconi (*)
¿Puede un videojuego causar efectos nocivos a quienes jueguen con el mismo? La respuesta forma parte de una leyenda urbana que se multiplicó sin control en los suburbios de Portland (Oregón), Estados Unidos, cuando en 1981 comenzó a propagarse como una pandemia el supuesto Polybius. Las disquisiciones hablaban, en 1981, de consecuencias tales como locura, estrés, horribles pesadillas y, en algunos casos, una tendencia al suicidio. Los incesantes comentarios, entre los que habrían tenido acceso al videojuego, hacían referencia a que “había sido generado para ejercer el control mental”.
No pudo nunca comprobarse otras de las insistentes habladurías: esto es que el juego era monitoreado por la inteligencia norteamericana y que formaba parte de una teoría de conspiración.
Lo que sí está claro es que poco después de su presunto lanzamiento, el juego habría desaparecido sin dejar ningún rastro tecnológico. En el correr de los años, más precisamente en 2017 se lanzó el verdadero Polybius para un par de consolas.
El juego, supuestamente, fue fabricado por la empresa Sinneslöschen –en alemán “pérdida de los sentidos”-, y, se murmuraba, programado por Ed Rottberg.
El entretenimiento consistía en que el jugador tripulaba una nave que disparaba a una serie de enemigos, mientras las fases se desarrollaban con una temática tipo puzle.
Una de las particularidades del videojuego era que la nave no se movía con el mando, sino que la pantalla rotaba alrededor de la misma.
Para esa época era una revolución técnica, ya que contaba con desarrollo gráfico, pleno de colores vivos y con abundantes efectos luminosos que producían adicción y en los lugares a los que concurrían los jugadores había cola.
Luces estroboscópicas con variadas combinaciones y gráficos que -decían-, contenían mensajes subliminales habrían generado, en quienes se entretenían, afecciones neurológicas, mareos, tics nerviosos, pérdidas de memoria y alucinaciones auditivas y ópticas.
Rostros fantasmales
Hasta se habrían producido episodios de ataques epilépticos y terrores nocturnos. Incluso profesionales de la medicina hicieron comentarios acerca de la existencia de pacientes que les aseguraban que veían rostros fantasmales por el rabillo del ojo a una velocidad casi imperceptible que les decían a los jugadores palabras tales como: Mátate, sin imaginación, sin pensamiento, confórmate, honra la apatía, no cuestiones a la autoridad y ríndete. Es más, algunos jugadores llegaron a decirles a sus médicos que habían escuchado voces y lamentos.
Las versiones, nunca esclarecidas de manera definitiva, indicaban que al principio el jugador se transformaba en un adicto del juego y con el tiempo odiaba al mismo, por lo que se transformó en un hecho casi imposible de verificar que alguien de testimonio de haber jugado al primitivo Polybius.
Finalmente, la prensa de Portland se hizo eco del fallecimiento de un jugador tras un ataque epiléptico mientras estaba frente a la pantalla. Al día siguiente, empleados de la empresa que comercializaba el juego retiró todas las unidades de las salas de videojuegos, desapareciendo para siempre.
Steven Roach, el 20 de marzo de 2006, relató en la página web coinop.org que había trabajado para una empresa de Sudamérica, la que quería producir un juego con gráficos vectoriales adictivos, pero como se cometió un error en el diseño, se transformó en algo muy peligroso que derivaba en ataques de epilepsia. El juego terminó por ser cancelado y la empresa subcontratista se disolvió.
Entrevista
En abril de 2009 Duane Weatherall entevistó a Roach y descubrió que la historia de este último era falsa e incluso se produjo una búsqueda exhaustiva de antecedentes que terminaron en archivos de Usenet, de donde se estima nació la leyenda.
Blogueros sostuvieron que la historia surgió cuando se dio a conocer el lanzamiento de Tempest, juego similar descrito por la leyenda, cuya primera versión habría tenido problemas y se habría tenido que retirar de circulación. Electronic Games, que se dedicaba a promocionar juegos, no puso ninguna referencia a Polybius. (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo – rimar9900@hotmail.com