Hora local en Rosario:
Comparte este Articulo...

 

 

 

 

Por Ricardo Marconi (*)

Como consecuencia de que desde 2002 el presidente yemení no permitió la utilización de drones armados para combatir insurgentes en su territorio, Estados Unidos se vio obligado a utilizar misiles crucero que eran disparados desde buques de la marina norteamericana o mediante aviones Sea Harrier, utilizados en la Guerra de las Islas Malvinas de la Argentina.

Un primer ataque estadounidense en Yemen se produjo el 17 de diciembre de 2009, tras interceptar comunicaciones entre un campamento terrorista de la provincia de Abman, oportunidad en la que AQPA hacía preparativos para evitar a terroristas suicidas que se estaban preparando para atacar la embajada de los estadounidenses en Saná.

La Junta Directiva de Antiterrorismo, dirigida por John Brennan, decidía un plan –por esos tiempos-, y luego hacía recomendaciones al presidente de EE.UU., que rubricaba el ataque en caso de que lo autorizaba.

Al día siguiente, con la autorización firmada, un mensaje codificado se dirigía a una flota de buques norteamericanos que patrullaban el Mar Arábigo y, a las pocas horas, misiles Tomahawk alcanzaban el campamento en el desierto de Abyan.

El operativo fue capitalizado por la Fuerza Aérea de Yemen, que sin haber intervenido señaló que “había eliminado a unos 34 combatientes de Al Qaeda, entre los cuales había civiles que recibieron el impacto directo de bombas de racimo, arrojadas para provocar un mayor espectro de destrucción mediante la dispersión de municiones más pequeñas.

Tras ese ataque, el ex director de la Central de Inteligencia David Petraus llegó a Saná, a principios de 2010 para acordar una intensificación de operativos en Yemen y se lo comunicó al presidente Saleh, al que le dijo que habría más operaciones secretas.

Y para “ablandar” a Saleh, el ex director de la CIA le indicó que por autorizar las operaciones antiterroristas “se pasaría a aportar a Yemen 105 millones de dólares anuales”, significando ello un incremento de 38 millones más de lo que se abonaba.

Así y todo, Saleh se dio el gusto de recriminar a Petraus por la muerte de civiles. Este último se mordió los labios para no responder con un insulto.

Mangueo 

Y eso no fue todo. El titular del gobierno yemení aprovechó para “manguear” a Petraus 12 helicópteros para “abalanzarse sobre los campos de entrenamiento terroristas” y así “evitar la muerte de civiles”.

Incluso se dio el gusto Saleh de decirle al general que “presionara a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes para que cada país aporte otros 6 helicópteros de combate cada uno”.

Petraus respondió con que “Yemen permitirá descargar de los drones datos de inteligencia para alcanzar mayor precisión en los ataques a escondites del terrorismo”, pero Saleh rechazó la petición, aunque admitió que “La guerra aérea podría continuar desde afuera de la capital”.

Cinco meses después del encuentro, misiles pakistaníes volaron el coche de Jaber Al Shabwani y sus guardaespaldas a través de la utilización de tecnología de precisión, tras lo cual Saleh exigió que se acabaran los ataques aéreos.

El plan de escuchas sobre Irán 

Hossein Ali Montazeri, el gran ayatollah iraní crítico a la gestión del ex presidente Ahmadinejad

Un eterno enemigo del Estado judío fue el Ayatollah Hossein Ali Montazeri, acérrimo crítico del gobierno de la República Islámica en tiempos del presidente Ahmadinejad, hasta su muerte en la ciudad de Qom, tras sufrir el embate de un ataque cardíaco mientras dormía.

Montazeri era profesor de filosofía, había nacido en Najafabad y se lo consideraba el sucesor del Ayatollah Ruhollah Jomeini. Sus estudios religiosos tuvieron lugar en Infaman y luego los continuó en Qom (una especie de Vaticano Shiita), donde conoció a Jomeini, con quien participó en 1963 en las revueltas contra el Sha.

Montazeri lo acusó a Ahmadinejah de dictador, utilizando a Irán como escudo y concluida la revolución de 1979, el primero de los nombrados fue nada menos que el guía religioso en Teherán y Qom, donde fue vigilado por los servicios iraníes, tras mantener enfrentamientos con el Parlamento, fundamentalmente con Akbar Hashemi Rafsanjani.

Montazeri se opuso a los fusilamientos de opositores que se realizaban en las cárceles y que eran considerados componentes del ala izquierda de los Mujaidines del Pueblo.

Las matanzas las había decidido el ala conservadora del régimen teocrático, dirigido por Alí Jamenei y el Consejo de los Guardianes, que estaba conformado por juristas. A ellos se unía en las decisiones mortales el jefe de la Judicatura y el Consejo de Discernimiento.

El Parlamento estaba compuesto por 290 miembros con mandato por cuatro años y una Asamblea de Expertos de 86 clérigos elegidos por el lapso de 8 años. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política

 

 

Déjanos tu Comentario
Comparte este Articulo...