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Por Ricardo Marconi (*)

Cuando Halil Juma Khan fue finalmente apresado y trasladado a Nueva York, en 2008, los fiscales federales lo catalogaron como el mayor Barón de la Droga en Afganistán. Juma Khan era un personaje sombrío que había negociado con los talibanes, aunque, en ese año, se sabía que, paralelamente, era un informante de Estados Unidos sobre las actividades terroristas afganas y sobre las mafias de otros narcos.

Secretamente, en 2006, viajó a Washington para reunirse con agentes de la CIA y de la DEA, esto es en un tiempo de desarrollo de la droga en Afganistán, cuestión en la que dichos organismos estadounidenses recopilaban datos y no actuaban a fondo para no dejar en evidencia a su informante.

Juma Khan era analfabeto, de más de 50 años, nacido en Nimroz, donde aprendió rápidamente a beneficiarse de la invasión de EE.UU., logrando hacerse de mucho dinero ante el incremento, sin precedentes, de la producción clandestina de opio, motivo por el cual fue capturado, aunque rápidamente dejado en libertad, según lo admitieron los funcionarios de la DEA, presumiblemente a sabiendas del acuerdo logrado por el capturado.

Es que dos años antes de ser apresado “para la gilada”, Juma Khan había obtenido el control de las rutas de la droga, desde el sur afgano hasta la costa de Makran, en Pakistán, así como de las rutas que atraviesan el oeste de Afganistán y llegan a Irán y Turquía, a países en los que pagaba puntualmente sobornos en entre las partes en conflicto, fundamentalmente a los talibanes  y a los servicios de inteligencia de Pakistán, no quedando fuera el gobierno oficial de Hadmed  Wali Karzai, que tenía el respaldo norteamericano para conducir Afganistán.

Otro sacado de circulación   

Otro narco, Noorzai, rival de Juma Khan, en el 2005 había sido detenido también en Nueva York y en ese momento el entonces subsecretario de Estado de Lucha contra la Droga, Robert B. Charles, que había ordenado el arresto, le dio a entender a Juma Khan que tenía expedito el camino para controlar las operaciones que había montado su contrincante, todo esto con la anuencia de Karzai, jefe político de la zona sur afgana.

Juma Khan y líderes talibanes recibieron 2 millones de dólares para oponerse a los talibanes. Se dijo que los pagos los hizo la CIA, mientras que otras versiones indican que lo efectivizaron las fuerzas armadas.

La CIA requería datos, en 2006, sobre los talibanes, mientras que la DEA solicitaba informaciones sobre los traficantes afganos y acerca de los líderes que manejaban el suministro de drogas a través de Turquía y Europa para realizar procedimientos en esos países, a los fines de cortar la distribución internacional.

Bashir Noorzai, ‘Lord’ del narcotráfico en Afganistán

Cuando la DEA, en octubre de 2008 volvió a reunirse con Khan en Yakarta, Indonesia y el afgano se pagó el viaje, pero fue detenido y trasladado a Nueva York, sin que se aclararan las razones, aunque sobrevoló internamente la especie de que el detenido “no había cubierto las expectativas de la CIA”, mientras que también se dejaron conocer, en voz baja, las informaciones que sugerían que Khan era muy conocido y por ello “no pudieron dejar de detenerlo”, por su propia seguridad.

Se le aplicó la Ley de Antiterrorismo que facilita a los fiscales perseguir a narcos extranjeros que no ingresan droga en forma directa a EE.UU., si se prueba que el imputado tiene contactos con organizaciones terroristas.

Hay que hacer notar que el narcotráfico y los delitos conexos, como el lavado de dinero son considerados como una forma de crimen organizado, que produce una economía clandestina que, en épocas del expresidente Kennedy superaba los 500 mil millones de dólares anuales, que representaba un agujero negro impositivo.

Los medianos y pequeños Estados considerarían que el traficante proporciona un conveniente agujero negro ideal para canalizar acciones injustificables.

La relación entre los gobiernos y las mafias obviamente no son algo nuevo y vamos a dar uno de tantos ejemplos de esa interrelación: A comienzos de los 60, Kennedy empleó a la mafia para hacerle la vida imposible a la revolución cubana y diez años más tarde, el Departamento de Defensa estadounidense fue acusado por proteger el tráfico de heroína.

El mítico William Casey, no solo empleó el área de inteligencia que dirigía. También se las ingenió para convertir al Consejo de Seguridad Nacional en una suerte de empresa del tráfico de armas en Oriente Medio y si quedan dudas, el teniente general Oliver North, -en el marco de la operación Irán Contras-, seguramente está en condiciones de explicarlo con lujo de detalles.

La mafia afgana  

La toma del control territorial de Afganistán, luego del retiro de tropas estadounidenses, devino en una ola persecutoria y en un incremento del tráfico de drogas a cargo de la mafia afgana.

Ello se complementa con un éxodo diario de habitantes aterrorizados por lo que, presuntamente, se les viene encima a los talibanes desde el punto de vista económico y social, a lo que hay que agregar la segregación y las ya iniciadas agresiones físicas con látigos a las mujeres, que en imágenes han comenzado a recorrer el mundo, a través de las imágenes de los medios de comunicaciones y de grabaciones de celulares. También se comenzaron a ver afganos colgados públicamente.

Mientras tanto, seguidores de los talibanes, expertos en el tráfico del opio, ya han comenzado a llegar a Kabul, provenientes del interior profundo del país, así como de Pakistán y Siria, entre otros países.

El movimiento aludido ha generado un crecimiento del tráfico de drogas ilegales y los países receptores están mirando a Afganistán para iniciar transacciones en ese sentido, ya que ha comenzado, ante la falta de controles, el reacomodamiento de las operaciones de los traficantes a gran escala, con valores que se incrementaron sustancialmente.

México sería un beneficiado 

Un medio de comunicación alemán, ha publicado que las mafias de México esperan ser beneficiadas con lo que señalamos que está ocurriendo a miles de kilómetros, ya que –se dice-, tienen elementos en común con el mundo afgano, esto es la dependencia financiera del tráfico de drogas y el uso de la violencia, casi descontrolada, como elemento de expansión de los territorios donde la droga otorga, como complemento, poder político.

La audiencia que en octubre de 2009 llevó adelante el Subcomité de Seguridad Nacional y Relaciones Exteriores permitió establecer coincidencias ante los cárteles mejicanos y los talibanes, las que se habrían incrementado.

En tanto, Afganistán y Myanmar concentran el 95 por ciento de la producción de amapola con todo lo que ello implica: producción y tráfico de opio y heroína, a lo que se suman las mezclas con precursores químicos, según apuntó el Departamento de Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas en sendos informes.

En 2009, el 50 por ciento del Producto Bruto Interno de Afganistán provenía de los recursos originados de la venta ilegal de drogas, aunque de Méjico no había una estimación oficial confiable.

La mayoría de la producción de opio en Afganistán se genera en áreas de baja influencia talibán y ello deriva en la destrucción lenta, pero permanente, del estado de derecho, a la vez que se incrementa la corrupción y el consumo descontrolado.

Droga y armas  

La contraprestación de la entrega de opio y otras drogas no es otra que las armas que dieron apoyo a la insurrección y el mercado interno de la protección, elementos que tienen a su cargo los capos mafiosos afganos, quienes imponen impuestos a la producción y hasta la financiación de las operaciones.

En tiempos de la ocupación de Afganistán por fuerzas militares de Estados Unidos, se realizaron múltiples operativos de incautación de drogas y erradicación de plantaciones, pero al 2020 se dejaron de conocer erradicaciones de plantíos de amapolas.

Un informe de la ONU, denominado “Afganistán, estudio del opio 2020”, coincide con lo que venimos expresando en esta y en anteriores columnas sobre el tráfico de drogas en Afganistán. El cultivo plurianual 2019-2020 creció exponencialmente de 163.000 hectáreas (2019), a 224.000 hectáreas (+37 por ciento).

Y en 2020 no se informó sobre erradicaciones, pero sí está claro que el talibán se financia casi totalmente con la droga y ello le ha permitido lograr mayor infraestructura, armas y capacidad de combate lograda en campos de entrenamiento. Para colmo, aunque las fuerzas que se retiraron dejaron mucho armamento en el camino, mayormente destruido, los talibanes, con la transferencia de repuestos lograron obtener mayor capacidad de fuego que el que poseían.

En el Magreb 

En el Magreb –Oriente Medio-, donde el idioma árabe es la lengua franca, existe una sola tradición religiosa predominante: el islam y hubo un sistema de integración allí, en el Imperio Otomano por varios cientos de años que se dividió a causa de la integración en Francia, Estados Unidos y el Reino Unido y los especialistas estiman que el desarrollo del terrorismo busca evolucionar en cualquier dirección en esos países, ayudado por las mafias que vive económicamente del mismo.

Irán, en 1980, era un país muy débil y el Servicio de Seguridad del Reino Unido subterráneamente lo protegía. Se logró publicar un millón de documentos clasificados en gran número, pero –aunque parezca increíble-, a los empleados del gobierno norteamericano se les prohibía leerlos ni descargarlos en sus computadoras porque argumentaban desde la cúpula estatal que seguían “siendo clasificados”, aunque –paradójicamente-, son públicos.

Assange, quien lograra dicha publicación, no cree que los periodistas de investigación se transformen en “periodistas de datos informáticos, ya que los grupos buscan eficiencia y escala, así como adquisición de conocimientos”. Los grupos resultan ser poderosos cuando poseen muchos datos que van agregando para obtener un resultado lo más cercano en el tiempo. Para ello buscan entender las formas del poder y los datos que conciernen a ese poder.

Si pueden, utilizan a los hackers, porque entienden que son expertos en comprender el poder y en utilizar los daños que producen. Tienen en cuenta que toda persona que se involucra en una acción tiene una motivación. (Jackemate.com)

 

 

(*) Licenciado en Periodismo – Posgrado en Comunicación Social

 

 

 

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