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Un gran temor reina entre las autoridades japonesas porque se detectaron altos niveles de radiación en el agua marina frente a la central nuclear de Fukushima, la que salió de servicio tras ser golpeada por el sismo y posterior tsunami del viernes 11 pasado en el norte de Japón. Cerca de la planta se registró altos niveles de yodo radiactivo en el mar circundante, con niveles que superan 1.250 veces el valor de radiación permitido. Por ello, algunas compañías navieras internacionales evitan los puertos de Tokio y Yokohama por miedo a la radiación. En cambio, siguen trabajando con puertos más alejados de la central atómica de Fukushima, como los de Osaka y Kobe.

El gobierno japonés dio a conocer este sábado varias actuaciones deficitarias por la empresa que opera una planta nuclear aquejada de fugas radiactivas, entre ellas enviar a dos trabajadores sin el adecuado calzado protector para controlar la monumental crisis.

Mientras tanto, la armada estadounidense despachó copiosas cantidades de agua dulce para reemplazar la corrosiva agua salada usada ahora en un desesperado intento de enfriar los reactores de la planta.

El vocero gubernamental Yukio Edano pidió a Tokio Electric Power Co. (Tepco) que sea más veraz con su información, dos días después de que dos trabajadores resultaran con quemaduras en los pies y pantorrillas en la planta de Fukushima Dai-ichi.

Ambos sufrieron quemaduras de piel al mojarse en agua que era 10.000 veces más radiactiva que los niveles normales encontrados cerca de los reactores.

La Agencia Nacional de Seguridad Nuclear e Industrial, o Nisa, dijo que Tepco estaba al tanto de que había elevados niveles de radiactividad en el aire de un reactor varios días antes del accidente. Y dos trabajadores heridos llevaban calzado que sólo les cubría los tobillos, insuficientes para proteger sus piernas, dijo el vocero de la agencia Hidehiko Nishiyama.

“Sin importar si era conocida la presencia de elevada radiactividad en el agua estancada, hubo problemas con la forma en que fue realizada la tarea”, dijo Nishiyama.

El vocero de Tepco Hajime Motojuku se negó a formular comentarios.

Previamente, las 330 pruebas extraídas al sur de la planta sólo superaban 100 veces lo permitido. Tepco admitió que hay grandes posibilidades de que agua radiactiva haya salido desde la central hacia el mar.

En ese sentido, ayer se temía que el núcleo de uno de los seis reactores que tiene la usina (todos siniestrados) se hubiese partido y estuviese contaminando con altos índices de radiactividad las napas de agua de la zona.

Ayer, los trabajadores consiguieron restablecer la electricidad en el reactor 2.

“La situación en la propia planta nuclear no empeoró”, aseguró el portavoz del gobierno Yukio Edano. No obstante, de momento no es posible decir con precisión cuándo acabará la crisis atómica, agregó.

Los operadores trabajaban anoche (hora de la Argentina) hoy a su vez a contrarreloj para tratar de retirar agua radiactiva filtrada de varios bloques de reactores. El nivel del agua contaminada alcanzaría según los últimos datos un metro de altura en algunas zonas del interior de la central.

En cuatro de los reactores de Fukushima, gravemente dañada por el terremoto y tsunami del 11 de marzo, se encontró agua con alta radiación que se cree podría haberse filtrado del núcleo de los reactores o de las vasijas de combustible usado de los bloques 1, 2, 3 y 4.

Peligro extremo. Nisa publicó ayer un análisis del agua, en el que se detectaron ocho sustancias radiactivas en el agua estancada de la planta. Los niveles más altos son de cesio 137, un isótopo radiactivo que fue liberado también durante el accidente de Chernobyl. El fluido también contenía cesio 134 y 136 y yodo 131.

Un total de 17 trabajadores se han contaminado con altos niveles de radiación desde la catástrofe del 11 de marzo, una cifra que sólo incluye a aquellos expuestos a más de 100 milisieverts, la radiación al que puede exponerse un obrero de una planta nuclear en un año.

En tanto, este sábado la caída de nieve y temperaturas cercanas a cero grado impedían entretanto las labores de limpieza en la zona de la catástrofe en el noreste de la isla japonesa de Honshu.

“Hace tanto frío que no podemos hacer nada”, dijo un sobreviviente al canal NHK, que junto a su mujer volvió a su casa dañada por el terremoto.

Mientras tanto, la comisaría de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea (UE), Kristalina Georgiewa, pidió más información en tiempo real para la población sobre la contaminación que causa Fukushima.

“La población local está muy preocupada por la contaminación radiactiva”, dijo Georgiewa en una conversación telefónica con DPA tras visitar la región azotada por la catástrofe.

Hacen falta aparatos medidores e información en tiempo real en cada una de las localidades, añadió.

El miedo a una posible contaminación radiactiva llega hasta el punto de que algunos refugios de emergencia exigen a los desplazados tras el desastre natural certificaciones de que se sometieron a exámenes médicos para detectar posibles radiaciones.

Los médicos han comenzado a expedir “certificados” para las personas que se sometieron a controles médicos y en los que no se detectó radiación.

En uno de los refugios que acoge a damnificados procedentes de la zona situada a un radio de 20 kilómetros de la central de Fukushima se colgó a la entrada un cartel que dice: “Quienes no se sometieron a exámenes de radiación no pueden pasar”.

“Hemos registrado un creciente número de casos de personas de áreas en las que el gobierno ordenó la evacuación a las que se les impidió el paso (a centros de refugiados)”, dijo a la agencia de noticias Kyodo Hiroyuki Hayashi, un médico encargado de realizar pruebas de radiación.

“La población local está muy preocupada por la contaminación radiactiva”, sostuvo Georgiewa. Sobre todo las madres están asustadas. Muchas se preguntan si sus hijos pueden jugar en el patio de su casa”.

También pescadores y agricultores se muestran preocupados por si podrán volver a vivir y trabajar alguna vez en sus lugares de origen una vez hayan sido reconstruidos.

El sismo y posterior tsunami mataron al menos a 10.102 personas. Los desaparecidos suman 17.053, según los últimos datos.

Miedo a la radiación

Por otra, ya manifestaron su temor algunas compañías navieras internacionales que evitan que sus barcos lleguen a los puertos de Tokio y Yokohama por miedo a la radiación. En cambio, siguen trabajando con puertos más alejados de la central atómica de Fukushima como Osaka y Kobe.

Además, en los puertos chinos se realizan pruebas de radiación en barcos procedentes de Japón. En un barco que pasó a menos de 120 kilómetros de Fukushima se midió una radiación más alta de lo habitual y el barco fue puesto en cuarentena. Las dificultades en la navegación afectará el comercio mundial por falta de manufactura. (Agencias/Jackemate.com)

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