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Por Ricardo Marconi (*)

En los últimos miles de años poco se ha hecho a favor de lograr la tolerancia mutua, mientras que, por el contrario, sí se avanzó en el desarrollo de armas para eliminar de la faz de la Tierra al enemigo cada vez más limpiamente y a mayor distancia, evitando de esta manera el enfrentamiento cara a cara. El ser humano no logró, o no ha querido poner límites a su poder ni a su anhelo de conquista, aunque ello implique para lograrlo, pisar el cuerpo exánime de su oponente.

Estados Unidos a la luz de los episodios de conocimiento mundial sobre la guerra de hecho entre Israel y Palestina ¿cuenta  con una estrategia  adecuada para apoyar un enfrentamiento armado de imprevisibles consecuencias contra el terrorismo que generan Hamas y Hezbolla, junto a sus socios como la República de Irán?

El presidente estadounidense Biden recibió –como ya lo adelantamos oportunamente en columnas anteriores-,  informes que adelantaban datos sobre el posible ataque palestino. Israel no los tuvo en cuenta debidamente y falló estrepitosamente en sus primeros movimientos para frenar el proceso militar enemigo y la resultante es conocida por todos aquellos que siguen el conflicto armado minuto a minuto.

De manera permanente  se producen nuevas combinaciones  relacionadas con los sistemas de armas convencionales y para ejemplificar lo que argumentamos utilizamos palabra   de Bernard Brodie, quien afirmó: “la debilidad de tipo estratégico es, ni más ni menos, la razón  básica que explica los reveses bélicos.

El Estado de Israel, con el apoyo de países que se enfrentan día a día con el terrorismo acuerdan que el reconocimiento satelital y nuevos sistemas de defensa posibilitan  destruir casi cualquier objeto  inmóvil enemigo  una vez detectado y es por ello que  los asesores militares  quieren mantener  su capacidad de bombardeo estratégico  en submarinos y en barcos en movimiento, ideales para arrojar  misiles tipo crucero y balísticos, en este caso puntual contra Hamas y Hezbolla si ingresa en territorios de combate.

Israel tiene previsto continuar una invasión militar por tierra con 300 mil efectivos y la marina norteamericana  -que ya envió un portaviones a la zona de enfrentamiento-,  se asegurará el control  de las rutas oceánicas  a través  de submarinos nucleares “durmientes”, barcos escolta, destructores, aviones de patrulla y si es necesario apoyo de drones con capacidad para reconocer y  atacar objetivos de los palestinos.

El bloqueo tiende a asegurar que el enemigo no pueda atacar y se vea obligado  a enfrentar una serie de puntos geográficos de choque o lugares de roce inevitables, generando  pérdidas  en el enemigo que está en una situación de vulnerabilidad, no tomada en cuenta  antes de decidir una invasión a territorio de Israel.

Defensa de un punto

Israel, apoyado por Estados Unidos, en sus guerras contra países islámicos, ha utilizado el mecanismo denominado “defensa de  un punto”. Ello refiere a concentrar su línea defensiva  con el apoyo de misiles, cañones y dispositivos electrónicos pensados para confundir  y engañar  a los proyectiles y misiles enemigos, los que por otra parte, en un gran número, son de calidad discutible y, a las vez, fáciles de interceptar.

El armamento electrónico, el liviano y preciso de campo, aún en horas nocturnas y la utilización de apoyo anfibio, pequeño y rápido, realizado por  brigadas silenciosas y seguras, serán los protagonistas en las próximas horas, ayudados por un conocimiento satelital previo.

Esto último, seguramente producirá, la destrucción masiva de elementos inmóviles y, en paralelo, el crecimiento de la anulación de los, servicios esenciales.

Es previsible que Israel busque golpear con fuerza y celeridad, tras lo cual deberá eliminar, en el menor tiempo posible enemigos internos para forzar la  -poco probable- rendición de los grupos islámicos. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política

 

 

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