Innúmerables investigaciones, guardadas bajo 7 llaves, e infinitas especulaciones científicas hace referencia a las motivaciones que llevaron a la civilización maya a abandonar sus territorios sin dejar rastros fehacientes acerca de las motivaciones que los decidieron u obligaron a tomar tal determinación. También han sido casi infinitas las teorías relacionadas con el destino que decidieron, motu proprio o por no tener otra alternativa
Desde un tiempo a esta parte, exploradores profesionales y científicos especializados en esa civilización comenzaron a investigar la cuestión que nos atañe con minuciosidad y la resultante de esas teorías las exponemos en esta columna.
Los analistas de esta indagación se plantearon un objetivo presuntamente plausible: Los mayas viajaron desde Belice a Florida en canoas para radicarse en la zona del lago Newman (hoy conocida como Crystal River), de 6 kilómetros de largo y de una profundidad escasa, localizado en el marco de una extensión de 2.400 hectáreas de vegetación cerrada, cuyo rey es el caimán.
Los estudiosos y exploradores a los que hemos hecho mención han logrado establecer debidamente que en el territorio que nos ocupa los mayas asentados en tribus, entre los que se contaban los Mayacas, “continuaron con sus observaciones astronómicas, ampliando sus conocimientos acerca de los solsticios y equinoccios”.
Quienes comenzaron con sus evaluaciones dirigieron sus primeras averiguaciones hacia un documento base para comenzar su trabajo: El Códice de Dresde o Códice Dresde, también conocido como Codex Dresdensis, esto es un libro de los mayas que data del siglo XI o XII, el que se presume es la copia de un texto original que lo antecede en unos 400 años.
El Códice Dresde consta de 39 hojas, escritas en las dos caras y posee una longitud de 3,56 metros, habiendo sido plegado como si fuera un acordeón.
Se expone en dos partes, cada una con una extensión de 1,8 metros en el museo de la biblioteca de Desdre, Alemania. Vale puntualizar que el documento jugó un papel fundamental cuando se abordó el desciframiento de los glifos mayas.
La primera publicación fue realizada por Alexander von Humboldt, en 1810, quien pintó cinco de sus páginas para su último libro Vues des Cordillères et Monuments des Peuples Indigènes de L´Amérique y se estableció, además, que el códice fue comprado en 1739 por parte de Johann Christian Götze, director de la Biblioteca Real de Desdre a un propietario privado radicado en Viena, capital de Austria, a orillas del Danubio.
Se cree que a Viena llegó -al parecer-, enviado por Hernán Cortés en 1519 como homenaje al rey Carlos I de España, quien lo había nombrado gobernador y capitán general del territorio recién conquistado en México.
La biblioteca de Sajonia publicó el códice por primera vez en 1848 y en 1853 Charles Étienne Brasseur de Bourbourg identificó al texto como un manuscrito maya. Entre 1880 y 1900 Ernst Wilhelm Försetemann de Dresde logró descifrar la sección del calendario, incluyendo los numerales mayas que se basaban en un sistema de numeración vigesimal, formado por tres símbolos: cero (con forma de concha); uno (punto) y cinco (barra).
Vale mencionarlo porque fueron ellos hitos importantes en la decodificación de la sección no calendárica que fueron la asignación de deidades a glifos específicos por Pul Schellhas en 1897 y el enfoque del posterior desciframiento fonético de Yuri Knorozov en la década del 50.
Este último investigador se basó, a su vez, en el alfabeto de Landa, desarrollado por Diego de Landa alrededor de 1566.
Las bobas de la 2º Guerra Mundial hicieron impacto en la biblioteca donde se archivaba el códice que sufrió daños importantes por el agua, pero felizmente pudo ser restaurado.
Algunas páginas fueron archivadas fuera de secuencia en la protectora de vidrio, pero se mantuvo así debido a que el daño que causó el agua hizo que algunas áreas pintadas quedaran adheridas al vidrio.
El códice es el más completo de los tres códices mayas considerados auténticos. Los nombres de los tres son una referencia al sitio donde se hallan en la actualidad. El Desdre está hecho de papel amate, corteza de ficus aplastada y cubierta de una pasta de cal, doblada de pliegues como los paneles de un biombo.
Seis páginas (55-59 y 74) del códice B, representan eclipses (izquierda), tablas de multiplicación y la inundación (derecha). Cuatro páginas están vacías. Sobre un total de 78. La primera parte contiene 20 hojas y la restante 19.
Fueros escritas, con pinceladas muy finas, por 6 escribas, quienes tenían –cada uno-su propio tema, estilo y escritura. Los colores básicos, hechos de tintura vegetales, eran de color rojo, negro y azul maya.
Uno tenía su propio tema, estilo de escritura y glifos. Las imágenes de los códices fueron pintadas con una claridad extraordinaria utilizando pinceles muy finos. Los colores básicos, hechos de tinturas vegetales, eran de color rojo, negro y azul maya.
Han sido decodificados 250 signos de 350 y la mayoría se refiere a las figuras adjuntas, con comentarios sobre imágenes en frases cortas. También hay números formados por los símbolos antes especificados.
Los especialistas a los que se hizo mención tomaron debida cuenta de que el Códice Dresde contiene tablas astronómicas de una precisión increíble. Incluso se destaca la serie lunar y los ciclos venusianos con sus correspondientes intervalos que se correlacionan con eclipses.
Hay también almanaques, tablas astronómicas y astrológicas y horarios rituales. Las referencias numen son asociadas con un ciclo ritual de 260 días divididos en varias formas.
Se incluyen, además, instrucciones sobre ceremonias de Año Nuevo y descripciones de las localidades asociadas con la deidad de la lluvia.
Los números de las paginas fueron asignados por Agostino Aglio, pero en 1836 la secuencia fue modificada en 1836 por Falkenstein, tras descubrir errores en las páginas 1/45 y 2/44 que pasaron a ser páginas 1 y 2 en 1945.
El asentamiento de Florida
Los exploradores aludidos, tras evaluar el Códice Dresde se contactaron con la biblioteca de la Universidad de Florida, en la que hay planos históricos y documentación de las antes indicadas tribus mayas asentadas en dicha región.
Fue este estudioso quien, a su vez los contactó con el especialista con el que tomaron conocimiento de la existencia de rocas a las que los mayas denominaron Elles 1 y 2, las que están alineadas con los solsticios de esa época, a lo que debe sumarse un monte al que se le ha denominado con la letra H, donde estaría –cubierta por el referido monte –según surge de una investigación realizada con elementos de alta tecnología existente-,un a construcción piramidal, de 24 metros de largo, 19 metros de ancho y 4 metros de alto con formato rectangular y con una terraza plana, a la que se accedería en forma escalonada.
Pero exponer dicha pirámide, junto a construcciones aledañas, será el trabajo a iniciar a futuro. Quizás, así se confirme la afirmación de que los mayas partieron de Yucatán para asentarse en Florida para mezclarse con otras tribus. (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo – rimar9900@hotmail.com