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Por Ricardo Marconi (*)

Ante la posibilidad de que se desate una crisis nuclear de proporciones inconmensurables, el director general argentino del Organismo Internacional de energía Atómica, Rafael Mariano Grossi, advirtió en las últimas horas que “partes de la planta nuclear de Zaporiyia han sido destruidas debido a ataques recientes, con el riesgo de una posible fuga de radiación inaceptable”. La planta está bajo ocupación rusa, pero operada por personal ucraniano, siendo el sitio nuclear más grande en el sureste de Ucrania, en Europa, afectado por bombardeos.

Las Naciones Unidas han pedido una inspección inmediata a la planta por parte de expertos internacionales, ya que los expertos de la OIEA creen que no existe una amenaza inmediata para la seguridad nuclear, “pero ello puede cambiar en cualquier momento”.

La instalación de Zaporiyia ocupa un sitio extenso junto al río Dnipro, cerca de la ciudad de Enerhodar, ocupada por los soviéticos. La planta está operando con una capacidad reducida desde que fue capturada por Rusia, a principios de marzo, y los técnicos, bajo amenazas, siguen trabajando.

Rusia y Ucrania no están dispuestos a aceptar una inspección de la OIEA y se han acusado mutuamente de bombardear la instalación, lo que viola “los pilares indispensables de la seguridad y protección nuclear”, según la OIEA.

El embajador ruso ante la ONU, Vassily Nebenzia, culpó el jueves a Ucrania por el bombardeo e instó a detener los ataques para evitar una fuga de radiación. Como contrapartida, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky dijo que se “estaba poniendo en peligro a toda Europa”, a la vez que pidió que los rusos se retiren de la planta para mayor seguridad. La agencia nuclear de ucrania Energoatom apuntó que “10 proyectiles cayeron cerca del complejo ayer jueves, lo que impidió el cambio de turno”.

Masacre 

Una investigación de la CNN reveló datos sobre una masacre en Ucrania y Energoatom refirió que los niveles de radiación en el lugar se mantuvieron normales, a pesar de los ataques.

Los ucranianos estiman que Rusia utiliza la instalación nuclear para proteger a sus tropas y desde allí montar ataques, debido a que desde Kiev no responden el fuego en esa zona para evitar una crisis nuclear.

El secretario de Estado de EE.UU., Anthony Blinquen, acusó a Moscú en el mismo sentido y el Ministerio de Defensa británico evaluó que Rusia sabotea las operaciones de seguridad en la planta.

El alcalde ucraniano de Enerhodar, Dmitro Orlov, dijo que se observaron en julio a fuerzas rusas utilizando armamento pesado cerca de la planta “a sabiendas que los ucranianos no responderían para evitar una explosión nuclear”.

Zona desmilitarizada 

Estados Unidos respalda el llamado de Ucrania para crear en torno a la planta nuclear una zona desmilitarizada, mientras que, en la ONU, Bonnie Jenkins, subsecretaria de Control de Armas y Asuntos Internacionales de Estados Unidos, dijo que “Rusia es responsable de los riesgos nucleares en la planta”.

Bombardeos rusos “suicidas” 

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien había calificado a los bombardeos en la planta como “suicidas”, dijo ayer que estaba “gravemente preocupado”.

El presidente Zelensky advirtió a los comandantes y oficiales ucranianos a que no hablen del curso de la campaña militar contra la ocupación rusa, luego de que el general de división ucraniano Dmytro Marchenko hizo referencia a los planes de liberación de la ciudad de Jersón para fines de año.

Hanna Maliar, viceministro de Defensa refirió que el Servicio de Seguridad del Estado detectó que en una entrevista un militar de alto rango reveló planes operativos de las fuerzas armadas de Ucrania y agregó: “Se está haciendo una investigación”.

Maliar también enunció que en las declaraciones se habló de la inutilización de puentes que cruzan el río Dnipro, los que se utilizan para reabastecer unidades militares rusas.

Ucrania no reconoció ningún papel en explosiones masivas por la detonación de municiones que destruyeron siete aviones rusos, en una base aérea rusa en Crimea, ocurridas el martes.

El mercado mundial de la muerte 

A partir de la intensificación de la guerra entre Rusia y Ucrania, debido a la invasión soviética que nos ocupa, el mercado mundial prevé el incremento de una demanda de vehículos aéreos no tripulados (UAV).

Está previsto que dicha venta se prolongue en la próxima década debido al éxito logrado en las operaciones por parte de Estados Unidos que los utiliza, mayormente, contra insurgentes internacionales, inmigrantes ilegales, Al Qaeda y la facción Jemaah Islamiya.

Los UAV proporcionan capacidades de reconocimiento, vigilancia e inteligencia (ISR), a bajo costo, a lo que debe sumarse el uso para la guerra electrónica, destrucción de defensa aérea y operaciones de búsqueda y rescate.

Funcionan en altitud media y son de larga resistencia, alcanzado al 30 % del mercado militar en Europa. La demanda también se incrementó para la Fuerza de Asistencia de Seguridad Internacional (ISAF) y para operaciones de paz, que lleva adelante la Unión Europea, así como la ONU y la OTAN.

Nuevas capacidades 

Los Mini UAV y las UTOL son capaces de realizar operaciones   ISR, a bajo costo y de esta manera son accesibles a países de bajo poder adquisitivo en el área de defensa.

Se están utilizando, además, aeronaves más modernas como el Scan Eagle, equipados con radar de apertura sintética (SAR), que permite la selección de objetivos, no visibles para rayos infrarrojos o por cámaras electro-ópticas.

Algunos UAV están equipados con láser y son capaces de permanecer en el aire durante todo el ciclo de vida, gracias a la posibilidad de recarga de una fuente primaria, con lo que se evita la necesidad de aterrizar para recargar combustible, reduciéndose también el costo de mantenimiento y de daño en los aterrizajes. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política

 

 

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