En las horas previas al inicio de la columna que nos ocupa, Estados Unidos y Turquía se hallaban intercambiando amenazas sobre la aplicación de sanciones económicas, implicando ello el reinicio de una crisis financiera e incluso diplomática entre los dos Estados
En ese marco la lira volvió a ser impactada mientras el titular del Tesoro estadounidense, Steve Mnuchin, hizo referencia a que “Estados Unidos podría imponer sanciones mayores a Turquía, luego de que se conocieran idénticas decisiones respecto de dos ministros turcos y las duplicaciones de aranceles sobre importaciones de acero y aluminio.
Turquía, lejos de amedrentarse replicó con la aplicación de aranceles por 533 millones de dólares sobre automóviles, tabaco, bebidas alcohólicas y un número apreciable de productos de origen yanqui, a lo que sumó la aplicación de un boicot a los artículos electrónicos de Estados Unidos, utilizando la justificación de utilizar normas de la Organización Mundial de Comercio.
El jefe de Hacienda turca, luego de admitir una caída del 5% de la moneda local frente al dólar, se comprometió a resolver las cuestiones económicas que implican la limitación de flujos de dinero.
Analistas internacionales entienden que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump utiliza el mecanismo económico apuntado para justificar el requerimiento de liberación del pastor evangélico de Carolina del Norte Andrew Burnson, condenado a 35 años de prisión en Turquía tras ser incriminado por espionaje y terrorismo, ya que se entiende en el gobierno de Recep Tayyip Erdogan, que está vinculado con el movimiento del clérigo Fethullah Gullen, quien fue considerado instigador de un intento golpista.
Gullen vive autoexiliado en Norteamérica y el gobierno de Trump se niega a entregarlo a Turquía y como este último Estado no cede en su posicionamiento, Washington se encuentra operando a pleno para derrumbar la moneda turca –desde enero cayó 40%-, a los efectos de lograr llevar al borde del default a los turcos, los que tienen deudas con países europeos -467 mil millones de dólares-, razón por la cual hay una preocupación importante entre los bancos acreedores, esto es que a un banco español le debe Truquía 83 mil millones; al Unii Credit 38.400 millones y las acreencias con una entidad crediticia de Francia, 17 mil millones de dólares.
Trump, en su ofensiva, no tiene en cuenta a las economías emergentes, entre las que se cuenta. Desde hace muy poco tiempo, Argentina, la que ve caer inversiones mientras se genera un alza de la tasa de interés en EE.UU., motivo por el cual en nuestro país los titulares de los diarios de tirada nacional hacen referencia a “la Tormenta perfecta”.
Los daños colaterales del sufrimiento de Turquía harán sufrir a las monedas de Argentina, Brasil, Colombia y Chile, así como a India, Rusia y Sudáfrica. Obviamente nadie con mínima inteligencia puede suponer que la “tormenta perfecta” se desata por un presunto pastor-espía evangélico. (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo – rimar9900@hotmail.com