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Por Ricardo Marconi (*)

La Casa Blanca incluyó al régimen bolivariano de Nicolás Maduro en Venezuela, en una lista de países, tanto de producción como de paso de drogas. Y el presidente de Venezuela calificó de inmediato, la decisión estadounidense, como una infamia. Para justificar su posicionamiento, Maduro dijo que Venezuela ha hecho “decomisos históricos” y viene luchando contra grupos de narcos a los que incautó “51 toneladas de droga en más de 5.000 procedimientos”.

Los norteamericanos incluyeron en el listado como gobiernos que no combaten al narcotráfico a Méjico, junto a Afganistán, Bahamas, Belice, Birmania, Colombia, Costa Rica, Ecuador, el Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, India, Jamaica, Laos, Nicaragua, Pakistán, Panamá, Perú y República Dominicana.

El presidente estadounidense Joe Biden le puso la firma a un documento en el que alienta a Bolivia “a tomar medidas adicionales para salvaguardar mercados lícitos de coca del país para alejarlos de la explotación criminal y reducir el cultivo ilícito de coca, que continúa encendiendo límites locales de las leyes nacionales bolivianas para usos medicinales y tradicionales”.

En ese mismo documento, Biden destacó que se incrementó la amenaza continuada y cada vez más asombrosa de la epidemia de sobredosis y adicción a las drogas en Estados Unidos, “que trágicamente cobró casi 108 mil vidas en 2021”.

En tanto, en Argentina estaría siendo considerada por especialistas en el tema que nos ocupa como una plataforma para la distribución de drogas a los fines de lograr el ingreso de narcotraficantes a nuevos mercados internacionales.

Colombia estaría siguiendo de cerca el dato que suministramos, ya que estaría notando un incremento sensible del narcomenudeo, realizado con el sobrante de lo que se exporta, información que ya suministramos en Jackemate.com, a través de esta columna.

Esa droga sobrante, de máxima pureza es multiplicada hasta el límite y mezclada para que rinda económicamente en el interior de Argentina, a precios descomunales.

Sicarios: El vicio de matar 

Esta situación estaría generando que las superbandas capten a las más pequeñas para que realicen los trabajos más duros, como el de los sicarios. Quienes, participando de tiroteos entre ellos, ven disminuido su número.

Esa una de las causas por las que pide el sicariato rosarino ser mejor remunerado. En un programa televisivo se escuchó una grabación obtenida por la justicia en la que se menciona el cobró de 30 mil pesos por asesinar por encargo, aunque no es nuevo que los sicarios cobren con cocaína para revenderla, derivando ese mecanismo en transacciones con “ravioles” de un gramo contaminado, las que resultan ser mortales para los consumidores.

En el mismo programa se corrobora otro de nuestros adelantos: Los niños “gatilleros” de sólo 12 años extorsionan a comerciantes para que estos últimos puedan seguir trabajando y si se niegan los amenazan de muerte.

Esos mismos menores, que se autodenominan “peces”, se filman cuando hacen “su trabajo” utilizando pistolas de 9.mm., y luego suben las filmaciones a las redes para ser tenidos en cuenta en contrataciones que realicen las bandas que manejan el mercado en Rosario, resultando de ello un sensible incremento del nivel de violencia en la que menores matan y otros menores mueren.

Esos mismos menores, que utilizan también armas largas y reconstituidas para utilizarlas con distintos tipos de cargadores, o AR 15 de alto poder, que a veces cambian por autos, no le hacen asco a nada, se manejan delictivamente en una dinámica de mercado que puede catalogarse de “polirubro” en el marco de una frase que ya es clásica: “Si no pagás, no laburás”

Cobran por día, por semana –de lunes a viernes-, y reciben plata de todos lados, mencionando a capos narcos como sus jefes para dar cuenta de su “franquicia”. Si el comerciante se resiste a sus pedidos, le balean el negocio y si la víctima decide no pagar, el lector de esta columna sabe cuál es la resultante, debido a que poseen un altísimo poder de fuego

Los comerciantes admiten tener miedo y por ello surgen dos alternativas: Seguir con el negocio abierto sin pagar o cerrar e irse a otra provincia, ya que la ciudad está loteada por las bandas.

Jóvenes sicarios rosarinos muestran el poder de fuego para asesinar

Declaraciones de Malamud 

El politólogo Andrés Malamud, radicado en Europa expresó en uno de sus habituales comentarios comunicacionales en un programa televisivo de actualidad que “cada comisario arregla con los narcos por su cuenta en Santa Fe”.

Agregó que “el Estado es débil en Argentina” y agregó: “Se habla poco de la droga que tiene como destino África y Europa”.

En sus apreciaciones también puntualizó: “La cuestión está estudiada. Colombia y Méjico no pudieron resolver el problema de los narcotraficantes. Méjico tuvo que dejar en libertad en 48 horas al “Chapo” y acotó en otro momento de la entrevista que le hicieron: “Si se siguen pagando determinados salarios en Argentina, se perderá la guerra con los narcos. El argentino es un gobierno en descomposición, con liderazgos parciales y la mitad de la población está fuera del sistema”.

Rosario en situación crítica 

Los rosarinos no necesitan justificaciones políticas: Va a la cabeza de los distritos más violentos a nivel nacional, teniendo sobre sus espaldas cifras récord de personas asesinadas que se modifican permanentemente y es candidata a lograr el récord 2022 como el año más sangriento de la década y en cualquier momento la declaran “Cuna del homicidio”.

El director provincial del Centro Único de Ablación e Implante de Órganos y Tejidos (CUDAIO), Mario Perichón admitió en su momento, de manera pública, que “puede haber algo más de demanda, producto de las crecientes muertes violentas”, aunque recalcó: “La mayor cantidad proviene de casos de traumatismos craneoencefálicos y no de baleados”.

Porcentaje de homicidios 

Más del 50% de los homicidios provienen de enfrentamientos causados por problemas derivados de las economías delictivas, decididos a través de contratos para matar con una promesa de remuneración.

A partir del 2013, vale resaltar que un 75% de los crímenes fue planificado y no podemos dejar de aludir a que, en 2021, uno de cada 10 víctimas no era el objetivo primario de la muerte por encargo. Así se perdieron ese año 22 vidas inocentes.

En el 2021, 9 de cada 10 víctimas mortales dejaron de existir por disparos de armas de fuego (85,6%) y, en Rosario específicamente, ese mismo año, 6 de cada 10 muertes se dieron por enfrentamientos derivados de diferencias producto de economías ilegales, mientras que 2 de cada 10 obedecieron a conflictos interpersonales.

Las víctimas más habituales son varones, cuyas edades oscilan entre 15 y 30 años, que habitan en entornos barriales con necesidades económicas y de desarrollo humano, notándose   en las zonas sur, norte y sudeste, según el Ministerio de Seguridad y el Ministerio Público de la Acusación.

En el período 2014-2021 los índices tenidos en cuenta para las muertes violentas fueron clasificados por armas de fuego, arma blanca y otros medios, a lo que se agregan los hechos investigados.

Mafias, el lado oscuro de la globalización 

Las Mafias –con mayúscula-, representan el lado oscuro de la globalización y el nivel de criminalidad en Rosario es un ejemplo de ello. El crimen organizado, en nuestra ciudad, abandonó la marginalidad y se instaló en el corazón de las internas políticas y económicas para utilizarlas, según sus necesidades, en el corazón de los sistemas económicos y políticos. 

El mundo mafioso usa con escaro y velozmente el dinero de los otros –el poder indiscriminado y el secreto-, por lo que es esencial no confundir a la Mafia con la que es denominada de igual manera, pero que en realidad no son otra cosa que bandas simples u organizaciones internacionales.

Las Mafias verdaderas tienen naturaleza propia y representan un estadio superior del crimen organizado. Un ejemplo puro de ello es la Mafia Siciliana que nos sirve de hilo conductor.

Está claro que la era de la ideología está dando paso a la era criminal, instalada para exponer su metodología depredadora, de manera lenta en Rosario, donde se expone de una forma sumamente dolorosa.

La mafia rosarina no es precisamente un ejemplo de compasión, ni tampoco siente culpa. Por el contrario, expresa su marginalidad con dureza, así como su falta de arraigo social, siendo el exponente del criminal integrado a la sociedad.

Incluso, vale recalcarlo, posee un “ejército” sustentable en lo económico: Sólo hay unos pocos generales, un número mínimo de jefes regionales, algún representante en el área de “relaciones internacionales mafiosas” y un número indeterminado de “soldados” desesperados moral y económicamente, dispuestos a matar o suplantar a un ex sicario muerto, sin pensar en que puede ser apresado o asesinado. Para el “soldado” el futuro es mañana.

El soldado no siente culpa. Por el contrario, expresa su marginalidad con dureza, así como su falta de arraigo social. Es el exponente del criminal “integrado” a la sociedad criminal.

El parámetro mafioso, según analistas especializados, conduce a callejones sin salida y es por esa razón que los jefes regionales de las mafias buscan condicionar sectores de la vía pública, de manera medida, ya que, si lo hacen descontroladamente, favorecerían estallidos sociales que claramente no les convienen.

Objetivo básico: Obtener ganancias  

Las Mafias y las bandas mafiosas tienen claro que es impensable lograr ganancias mediante contratos si ignoran las relaciones de fuerzas reales. Las primeras se mueven en las sombras entre actores políticos y económicos-agentes sociales, accionistas, electores y componentes presuntos de partidos políticos-, para cohabitar socialmente sin escrúpulos, a sabiendas que afectan la gestión pública.

Cualquier proyecto político concibe la clandestinidad –aunque no lo admita públicamente-, como una etapa transitoria y por ello debe minimizar la represión. En contraposición, la gran criminalidad organizada debe auto controlarse si pretende sobrevivir en el tiempo y a la represión. En Rosario se da un ejemplo no clásico. 

En nuestra ciudad a las bandas les gusta confrontar, les interesa el impacto de la muerte continuadas, el enfrentamiento interno por la necesidad, no inteligente, de pretender quedarse con el dominio absoluto del negocio de la droga, le gusta utilizar el miedo del otro como una constante para hacer visible la pérdida de la vida del enemigo, a pesar de que provoque el fallecimiento de inocentes y el uso de la prensa como factor de temor social, para definir la realidad que les conviene.

Los medios, quizás sin saberlo, ayudan indirectamente a la Mafia moldeando a un nuevo tipo de rosarino y hasta argentino: emotivo, estresado, temeroso, ansioso, que vive pensando en lo urgente, superficial, desprejuiciado, oportunista y verdades, dispuesto a considerar verdades fáciles y cómodas.

Obviamente, las amenazas reales no dan tiempo a enfrentarlas porque permanecen invisibles hasta el instante en que nos impactan con una fuerza implacable, ya que están soterradas hasta que surgen de improviso y nos impactan.

En definitiva, el fenómeno mafioso implica una interesante paradoja: Crimen de muy alta intensidad y baja visibilidad. Este último elemento no se da en Rosario, ya que cada 24 horas, promedio, se modifican los números de los índices de moralidad sumamente violenta. Ello se ve reforzado por la notoria incapacidad de quienes conducen los sistemas de seguridad e inteligencia criminal.

Evidentemente, hay que afianzar un nuevo mecanismo para enfrentar a las mafias, haciendo uso de lo que debería considerarse como una nueva disciplina: la geopolítica de las mafias para evitar el desmadre, atacando la cuestión de convertir a la mafia como un sujeto de estudio geopolítico de entidades criminales trasnacionales. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política

 

 

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