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Por Ricardo Marconi (*)

En el espacio dedicado al arte en todas sus formas, perteneciente a la Alianza Francesa, el documentalista y reportero gráfico Nicolás Heredia expuso las experiencias por él recogidas en la “Jungla de Calais”, un campo de refugiados considerado el más grande de Europa Occidental.

Dicho centro de refugiados terminó siendo desmantelado por el presidente François Gérard Georges Hollande, sobre el cual Nicolás realizó una encomiable tarea para dar a conocer lo que él denominó “El proyecto Social”, un trabajo fotográfico y un audiovisual documental que reflejan “las marcas del exilio”.

Las cicatrices que dejan en el cuerpo y en el espíritu de los refugiados –entre los que había 1.000 niños-, fueron relatadas y escuchadas bajo un manto de silencioso respeto por parte de una audiencia que, a través del relator, tomó debida cuenta de lo que sucedió en ese predio conformado en base a asentamientos irregulares de migrantes que intentaban ubicarse allí, para luego cruzar hacia el Reino Unido para mejorar su terrible situación social y económica en la que subsistían miserablemente.

En el Centro, los refugiados intentan armar sus primeras posibilidades laborales y los mayores de edad inician sus trámites de ciudadanía para pretender ser derivados hacia lugares donde tienen familiares o amigos dispuestos a darles una mano.

Sobrevivir a toda costa 

Nicolás indicó, en principio, que los migrantes se habían visto forzados a abandonar sus lugares de residencia por varias razones, todas terribles: guerras, hambrunas y problemas económicos graves existentes en países tales como Ghana, Nigeria, Congo, Sudán, Eritrea, Etiopía y Siria, entre otras.

De cada 5 refugiados que salen de su entorno social en búsqueda de un nuevo obligado destino, 1 logra su objetivo, 2 mueren ahogados o a manos de traficantes de personas y 2 mueren asfixiados en camiones o resultan con heridas graves. 

“Hay migrantes que son recibidos en granjas comunitarias y se les entrega agua en bidones, aunque –vale apuntarlo-, en algunos casos la policía les echa gas pimienta en el líquido vital.

Hay ONGs que han iniciado demandas judiciales por esos episodios, pero, judicialmente, tardan hasta un año en resolverse en favor de los refugiados que sólo pretenden que se les entregue agua potable”, argumentó Heredia.

Cuando Hollande tomó la decisión de levantar “La jungla de Calais”, 10.000 migrantes iniciaron una nueva migración para evitar la deportación a sus países de origen.

“En octubre de 2017 comencé mi trabajo en la Fundación L` Auberge Des Migrants, que trabaja con exiliados en Calais y el norte de Francia, proporcionando ayuda alimentaria y material, así como apoyo de sus derechos como seres humanos”, puntualizó Nicolás.

“La fundación busca promover la dignidad de las personas en su exilio y allí recogí la violencia institucional que sufren los migrantes por parte de algunos habitantes de Calais”, refirió luego el disertante.

Sin duda, Heredia logró con plenitud profesional y humana en su trabajo “El reflejo social”, un fiel retrato del mundo social y político de lo que sucede en un campo donde coexisten sufrientes refugiados que se vieron obligados a exponer sus vidas al peligro constante y a sufrir la muerte espiritual y física, dejadas como una estela por las constantes olas migratorias.

El síndrome de Ulises 

Nicolás hizo referencia minuciosa, en el conversatorio realizado en la Alianza Francesa, a la sucesión de problemas psicológicos y psiquiátricos que sufren los migrantes en su exilio, luego de dejar a la fuerza sus hogares y que se transforman en el denominado “Síndrome de Ulises”. 

Se trata de un fuerte malestar emocional que viven las personas que han tenido, obligadamente, dejar atrás sus raíces humanas en todo sentido para reacomodarse a su nueva vida. Es un síndrome diagnosticado, en 2002, por el psiquiatra Joseba Achotegui. 

Campamentos ilegales 

Desde el cierre del campo por parte de la Cruz Roja en 2002, existieron diversos campamentos de inmigrantes ilegales en la región, todos los cuales fueron desmantelados.

Fue en 2015 que el periódico inglés The Guardian llamó la atención sobre Calais y debido a sus precarias condiciones sanitarias se empezó a intervenir, en noviembre de 2015, para mejorar sus condiciones de habitabilidad.

Así, en enero de 2016, el gobierno francés, instaló 125 barrancones con capacidad para 1.500 personas y atacó la problemática de la insalubridad y la inseguridad que se generó en el sector sur del campamento, en razón de enfrentamientos entre los residentes, activistas y la policía de Francia que buscaba resolver la situación imperante.

Los sufrientes civiles ucranianos 

Mario Laus y Nicolás Heredia describieron la tragedia de los refugiados

Sobre la situación imperante de refugiados de Ucrania, Nicolás también hizo comentarios.  En ese sentido apuntó que “Hay en los refugiados ucranianos un compromiso de honor por su Patria”.

“Entiendo que hay alrededor de 1.000 personas en situación de calle”, pero esto es relativo en lo concerniente a los números, ya que la guerra modifica situaciones a cada instante.

Conceptos del doctor Mario Laus  

El cónsul honorario de Francia en Rosario, doctor Mario Laus, se hallaba presente en el conversatorio y señaló que estando en París en el bienio 1996/97, compartió experiencias en tres campamentos de refugiados, localizados en sendos lugares de la capital francesa.

“Viví muy de cerca el sufrimiento de los refugiados en lo atinente a lo social, que implica la exclusión y recogió la experiencia vivida por los excluidos en tres escuelas barriales, donde recibió de primera mano lo que le transmitieron migrantes que dejaron su terruño en Nigeria y Uganda.

También hizo lo propio con el proceso de partida y llegada de migrantes bolivianos y recalcó que “en las embarcaciones no son pocas las oportunidades en que se suben a ellas 30 personas y sólo llegan 20 vivos a su destino, tras soportar con intensidad el hambre, la sed y el stress, así como riesgos mortales en tránsito”.

Dejó claro Laus las diferencias entre refugiados políticos y migrantes.  «Estos últimos, en los países donde son recibidos son resistidos, ya que son vistos como gente que viene a quitarle el trabajo al residente permanente».

Aportó al tema que nos ocupa con la visión de un tema de rigurosa actualidad: La distribución de los ingresos de los migrantes “los que se han transformado en una cuestión planetaria, pero de suma gravedad en el ámbito del abandonado a su suerte”.

“Trabajar en los asentamientos de refugiados es un compromiso con la verdad, en el marco de un rol social, para revertir una situación crítica que sólo se resuelve con mucha dedicación”., concluyó Laus.  (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política

 

 

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