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MARCONI - NIMITZ

El objetivo de la columna que nos ocupa no es otro que el profundizar las motivaciones que llevaron al exsubsecretario adjunto para la Defensa de Estados Unidos Christopher Karl Mellon, a protocolizar la actuación de la Armada estadounidense, en casos en que se detecten objetos voladores no identificados (OVNIS)

El primer parámetro documental que tomó Mellon para tomar la decisión, habría sido un informe de 2015, acerca de un episodio en el que se entrevistó a un piloto de un grupo de combate conformado por aviones Super Hornet que debió actuar sobre el Océano Pacífico a mediados de noviembre de 2004.

Los Super Hornet eran variantes de dos asientos y cada piloto estaba acompañado por un oficial de sistema de armas (WSO).

El avión líder era pilotado por el comandante David Fravor, comandante del Strike Fighter Squadron 41 y su oficial era el teniente Jim Slaight.

Paralelamente, el crucero de misiles guiados USS Princeton de Ticonderoga, había partido de Carrier Strike Group. Mellon verificó que había estado rastreando aeronaves durante un lapso de dos semanas con un radar avanzado pasivo AN/SPY-1B.

El entonces suboficial jefe de la Armada (NCO, Escalafón 7), Kevin Day, notó las huellas de radar de 10 objetos alrededor del 14 de noviembre, a las 9.30. Viajaban hacia el sur, a 28.000 pies a 100 nudos.

La detección luego fue confirmada por el avión E-2C-Hawkeye, tras conocer las coordinadas que le enviaron desde el Princeton.

Day instruyó a los pilotos de los aviones para que cambiaran su rumbo e investigaran el punto de radar no identificado, observado por el del Princeton y una operadora de radio, alertada por el curso de los acontecimientos, inquirió a los pilotos si llevaban armas, lo que le fue negado.

La intercepción

Los hechos tuvieron su punto crítico de generación inicial cuatro días antes de concretarse la interceptación del objeto volador no identificado, cuando operadores del sistema espía del portaviones tipo Nimitz detectaron en el radar movimientos sospechosos de lo que parecían naves no identificadas que tenían derroteros aéreos incomprensibles.

Ante los movimientos impropios de las naves investigadas y la posibilidad de que hubiera errores técnicos en los radares, la orden superior fue la de “reiniciar todos los sistemas de cómputos”.

Concluida la operación de cierre de radar y su reiniciación casi inmediata, el radarista en jefe del portaviones Day, de reconocida trayectoria profesional, seguía viendo los ovnis.

Otras tres embarcaciones que navegaban en la zona confirmaron que en sus radares veían los objetos voladores, que surcaban el espacio a una velocidad de 300 kilómetros por hora y que el portaviones Nimitz, por momentos los registraban en posiciones estáticas, como si fueran helicópteros.

El comandante del USS consideró entonces que “las naves no identificadas parecían monitorear el movimiento del portaviones”.

Day, días después, llegó a ver en el radar, alrededor de 100 naves en vuelo y volaban impunemente en el espacio aéreo del portaviones.

Al cuarto día, debido a la repetición de los incidentes, el comandante del portaviones decidió el envío de dos aviones F18 de combate para interceptar a los intrusos y cuando llegaron al lugar no vieron nada en el aire ni el radar hasta que desde el Princeton le hicieron notar que en menos de un segundo una nave había descendido a nivel del agua y entonces los pilotos advirtieron a lo que consideraron un ovni estático sobre la misma, que se agitaba en un área ovalada con espuma y ondas espumosas del tamaño de un avión Boeing 737.

Tanto Fravor como Slaigt describieron al objeto como “una nave blanca brillante, de un tamaño de 14 metros de largo, sin parabrisas, ni puerta, ni alas ni motor visible, ni columna de escape que flotaba con movimientos erráticos”.

Ese aparato no identificado había descendido desde una altura de 9.000 metros a un promedio de 38.000 kilómetros por hora, según comprobaciones realizadas con posterioridad al incidente.

Fravor inició un descenso circular para acercarse al objeto mientras informaba que, a su vez, el objeto comenzó a ascender por un camino curvo, manteniéndose a cierta distancia de su avión, reflejando su trayectoria en círculos opuestos.

Entonces Fravor hizo una maniobra más agresiva para colocarse debajo del objeto, pero en ese instante el ovni aceleró y se perdió de vista en segundos.

Los dos aviones de combate se dirigieron entonces al punto de encuentro de la patrulla de combate y segundos más tarde el Princeton les comunicó que en el radar el objetivo había reaparecido a 60 millas de distancia del anterior punto de detección.

Según especialistas el objeto físico habría tenido que movilizarse a 2.400 millas por hora para cubrir la distancia aludida.

Cuando dos nuevos aviones Super Hornet llegaron al nuevo punto de detección el objeto había desaparecido y los aviones regresaron a su portaviones.

Otra versión -no corroborada por fuentes oficiales-, indica que los pilotos de los F18 pudieron comprobar, y luego declarar que “la nave se introdujo en el agua y aceleró a una velocidad calculada en dos veces mayor que cualquier submarino existente en la Tierra, incluidos los de tecnología nuclear”.

Precisamente, la maniobra habría sido detectada por otro submarino nuclear norteamericano que se hallaba en la zona de operaciones –cercana a la isla Santa Catalina-, mientras que los radaristas del portaviones comprobaron que el resto de las naves no identificadas se dirigieron hacia el sur del área que en ese momento estaba siendo utilizado como lugar de entrenamiento de la Armada norteamericana.

Vale acotar-antes de continuar con el relato que nos ocupa-, que en la isla Santa Catalina hubo un centro de entrenamiento del la OSS, una dependencia dedicada al espionaje, precursora de la Central de Inteligencia Norteamericana (CIA).

Actualmente, en la isla habría antenas del gobierno que tendrían que haber detectado a las naves y sin embargo no hubo información oficial al respecto.

Es preciso apuntar que la señalada no fue la primera aparición de naves no identificadas. El 20 de enero de 1954 hubo un acontecimiento similar con un solo aparato.

¿Encubrimiento?    

Al parecer, luego que la Casa Blanca y el Pentágono conocieran lo antes explicitado, personal de alguna de las dos dependencias mencionadas, utilizando un helicóptero descendió en el portaviones y le ordenó a su comandante entregar los datos obtenidos en el incidente e incluso habría ordenado borrar datos que no pudieran ser trasladados. La justificación habría pasado por “cuestiones de seguridad nacional”.

No son pocos los analistas de temas militares que argumentan que las naves detectadas son experimentales y forman parte de programas ultrasecretos que fueron detectados por error.

Presunciones

El periodista Bryan Bender, dedicado a temas militares, dejó trascender que “Estados Unidos poseería un avión secreto hipersónico tripulado (X-A43), que alcanzaría Mars 5 y que deja a su paso una enorme estela que puede ser vista a 160 kilómetros a la redonda y que puede volar a nivel del mar”, de lo que se infiere que los radares no detectaron ese tipo de máquina.

Mellon, en declaraciones públicas dejó entrever que “los datos base que se poseen de las naves militares actuales no coinciden con los llamados ovnis”.

Admitió, además, que “no se hacen vuelos de prueba en proximidades de lugares de posibles combates sin coordinación previa.

El Ministerio de Defensa, ante consultas por el incidente de la isla Catalina, indicó que no fueron probadas naves en la zona”.

Es una forma indirecta de declaración de Mellon que significa: Esas naves no son nuestras y ello deriva en otra pregunta ¿entonces, de quiénes son?

Datos complementarios

Poco ha trascendido en torno a que luego del regreso del primer equipo al Nimitz, un segundo equipo despegó, esta vez equipado con una cámara de infrarrojos avanzada ( pod FLIR ).

Esta cámara grabó un sistema aéreo no identificado evasivo en video, publicado públicamente por el Pentágono el 16 de diciembre de 2017, junto con la revelación de la financiación del Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas.

Este video se conoce como el video USS Nimitz FLIR1 de 2004. Oficialmente arrojó algo de luz sobre una historia de una década que era en gran parte desconocida, excepto por una historia de segunda mano de 2015.

El Pentágono lanzó un segundo video infrarrojo, conocido como el video GIMBAL, junto con el video FLIR1 de 2004. Aunque los medios a menudo presentan los dos videos juntos para ilustrar el incidente del USS Nimitz OVNI de 2004, el video de GIMBAL no está relacionado, se filmó en la costa este de los Estados Unidos en una fecha desconocida. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – rimar9900@hotmail.com

 

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