Si iniciamos una serie de breves consideraciones sobre el conflicto internacional generado en Libia, debemos señalar, en primera instancia, que el Partido de Liberación Islámico y la Fraternidad Musulmana, han estado entre las organizaciones que han causado incertidumbre en el régimen que, al momento de escribirse este análisis, se cae a pedazos.
Su jefe máximo, Muammar El Kaddafi, escondido en distintos lugares de la capital-por no más de tres horas en un punto fijo, para evitar ser localizado por los aviones Awacs de la inteligencia norteamericana-, intenta sin lograrlo, que sus seguidores rechacen los ataques de la resistencia libia a la que califica de ratas.
La plataforma del Partido de Liberación Islámico criticó la corrupción estatal y las medidas del coronel Kaddafi, quien teniendo en un principio todo el apoyo del orbe internacional cuando inició su gestión para resolver las cuestiones económicas y educativas de su país, optó por acumular en beneficio de su familia millones de dólares y aportar económicamente a fuerzas guerrilleras nacionalistas para que produjeras golpes de Estado en países vecinos, a los efectos de ser finalmente transformarse en el gran conductor regional.
El PLI terminó por dejar de abogar a favor del coronel Kaddafi al advertir que el mismo había dejado de lado una agenda progresiva de redistribución equitativa de la riqueza y comenzó a formalizar la resistencia armada, así como a reclutar estudiantes de las universidades y de academias militares, quienes, hoy por hoy, constituyen una fuente importante de la oposición apoyada militarmente por la Organización del Atlántico Norte.
Esa hermandad cívico-militar, advertida por la OTAN, logró con el tiempo instaurar la cohesión social en centros urbanos fragmentados por estragos económicos y la presión demográfica que ejercen sobre Libia países como China, que tiene alrededor de 40.000 trabajadores en el territorio libio, los que, desesperados ante el desmadre del conflicto armado, comenzaron a huir hacia la frontera este de Libia o hacia los puertos para huir en barcos a su país.
El Movimiento de Mártires Islámicos y el Grupo Libio Islámico son los recién llegados a la escena político-bélica de Libia y cuentan entre sus seguidores a numerosos veteranos de la guerra afgana.
Llegan decepcionados ante sus perspectivas económicas, pero deseosos de poner en práctica sus conocimientos sobre cómo aplicar la violencia armada en su propio beneficio, mecanismo que utilizaron antes del 11 de septiembre de 2001.
La CIA los utilizó para manejar con eficacia su estrategia intrusiva de espionaje y contraespionaje, capaz de generar operaciones encubiertas en el interior de las cofradías musulmanas, particularmente en Libia central y oriental, donde se inició la resistencia.
No podemos dejar de recordar que las actividades islamitas no se limitaron al ámbito rural libio. En los centros urbanos dieron testimonio de intensas confrontaciones entre los fundamentalistas y la policía.
Debido a la concentración de poder del referido coronel, él fue el blanco obvio para lograr su asesinato y ello fue intentado den junio de 1996 y en junio de 1998, cuando miembros del Movimiento de Mártires Islámicos asaltaron el convoy de Kaddafi en las proximidades de la ciudad de Benghazi.
El final está llegando al gobierno libio dado la naturaleza de la economía libia y la masiva desilusión de un estado opresivo e ineficaz. Era previsible que la violencia se acrecentara con un ejército que no pudo sobrellevar los riesgos de la reducción de presupuestos y retrasos en pagos de sueldos.
A ello debe agregarse que culparan a su jefe máximo de la derrota humillante en Chad y de la formación, por parte de Kaddafi de milicias populares para contrarrestar el monopolio represivo de las fuerzas armadas.
Las milicias populares fueron formadas con alemanes expatriados del este y por cubanos, mientras que el ejército era conformado por trabajadores rurales de empobrecidos barrios, quienes asumieron como propio el mensaje islámico.
Las fuerzas que rodean al coronel no previeron el golpe y por estas horas Kaddafi se ve forzado a enfrentar la realidad implacable y la posibilidad de morir en el intento de mantener su poder y los millones de dólares que le pertenecen a su pueblo. (Jackemate.com)