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Lo venimos apuntando en el devenir de estas columnas de política internacional y los adelantos se vienen cumpliendo sistemáticamente. Donald Trump, elegido a la presidencia de Estados Unidos ha decidido nominar a tres hombres radicalizados en lo que concierne al pensamiento conservador para ocupar, a partir del 20 de enero de 2017, cargos de máxima responsabilidad  en el área de seguridad  nacional e internacional para atender conflictos bélicos  en desarrollo y cercanos a finales poco previsible

Uno de los elegidos es Jeff Sessions, quien se haría cargo de la fiscalía general, de 69 años, rechazado por acusaciones racistas  en los 80.

Tendrá a su cargo la supervisión del FBI y protegerá el marco legal de acciones ejecutivas en áreas sensibles como la inmigración y el terrorismo. Se lo conoce como el enemigo máximo de la amnistía para los indocumentados; el general Michael Flynn sería consejero de Seguridad Nacional y Mike Pompeo tendrá a su cargo las “estaciones” de la CIA en el mundo y las oficinas de Langley en el territorio norteamericano.

Pompeo investigó el atentado en el consulado americano en Bengasi –Libia- en 2012, época en que Hillary Clinton era secretaria de Estado.

Muchos norteamericanos utilizaron el nombre de la serie norteamericana: “La ley y el orden”,  para designar el nuevo período  presidencial y el uso de “mano dura”, tema sobre el que en campaña no dejó de machacar con insistencia defendiendo la tortura, la prohibición de ingreso de musulmanes al territorio norteamericano y la lucha frontal contra el Estado Islámico ( ISIS).

Otra de las figuras será  su yerno Jared Kushner, mientras que la estrategia estará a cargo de Steve Bannon, conocido como un agitador de la derecha extrema.

Para paliar los ataques del establishment serán elegidos Mitt Romney como secretario de Estado, según anticipó, en las últimas horas,  la periodista Amanda Mars, en Nueva York.

El ISIS en el Magreb

Obviamente, las elecciones de los funcionarios por parte de Trump están impregnadas del temor al avance del islam radical y del yihadismo en los países  del Magreb, fundamentalmente  en Argelia  y en Marruecos, lo que puede llegar a generar un enfrentamiento bélico  en la frontera norte del Mediterráneo e iniciar cuestiones difíciles de resolver en lo que concierne al creciente número de refugiados, fundamentalmente los provenientes de Siria e Irak.

En lo que respecta a Argelia  hay una difícil transición y recursos cada día más menguados para enfrentar la cuestión desde lo social y lo económico.

En este último ítem  se comenzaron a notar las reducciones de las subvenciones en lo atinente a los insumos básicos, a lo que se suma una corrupción generalizada  y el bloqueo de la movilidad social con pobre mercado de trabajo para la juventud.

No es casualidad entonces que  “la desesperanza existencial” obligue a la gente –varios millones- a emigrar a cualquier costo, incluso el de la muerte en tránsito, ahogada  en las aguas del mar o sufriendo hambre   en ciudades de Europa.

Perspectivas insuficientes

El futuro con ausencia de perspectivas a futuro de la situación  política, el control total del Ejército, la caída del ingreso por ventas de petróleo, son algunos de los elementos  que socavan la situación social.

Sólo en 2016 se calcula que 250 mil personas  intentaron salir de Marruecos ilegalmente y  a España  la llegada de argelinos aumenta desproporcionadamente.

Trump seguramente ha sido informado acerca de  la presión migratoria proveniente del África subsahariana, acompañada de las redes mafiosas que controlan  el movimiento fronterizo de seres humanos, junto al tráfico de drogas y el contrabando  que se extiende desde Marruecos a Libia y Egipto, haciendo de Túnez y Argelia vías de tránsito  hacia el continente europeo, debido a que el poder político es incapaz de solucionar los afligentes problemas  que surgen en la vida diaria en dichas poblaciones.

Los gobernantes de la zona de Argelia y Marruecos  no deben todavía soportar el problema del ISIS, ya que el Estado es un dominio militar. Sí deben hacerse cargo de una explosión sistémica en el Magreb por la exclusión social existente.

Esos mismos gobernantes saben que si se unen  y cooperan entre sí podrían ofrecer a sus pueblos un estándar de vida mucho mejor que el existente.  

Trump pide apoyo a Kissinger

La información pegó con dureza en las agencias internacionales. El exsecretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional durante los gobiernos de Richard Nixon y Gerald Ford, con 93 años sobre sus espaldas, tiene la energía necesaria para discutir con Trump  y asesorarlo sobre política internacional.

Kissinger fue el alma mater de los acuerdos  entre Estados Unidos y China y el de París que permitió el fin de la guerra de Vietnam, aunque-vale recordarlo-, también aportó al papel norteamericano en el golpe  de Estado en Chile, con el apoyo de la CIA y el bombardeo  estadounidense a Camboya.

Vale recalcar que Kissinger estuvo, en el período que desembocó en las elecciones  más cerca de Hillary Clinton.

Sólo resta esperar la llegada de las primeras medidas concretas de Trump para inferir el futuro cercano del proyecto estadounidense. El nombramiento de otros funcionarios acercará más pistas sobre lo que de manera previsible pueda suceder. (Jackemate.com)

 

(*) Periodista

 

 

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