Por Ricardo Marconi (*)
Luego de concienzudos estudios, un equipo de la Universidad de Tel Aviv, dirigido por el profesor Oded Rechavi, en colaboración con el especialista Mattías Jakobsson, de la Universidad de Uppsala en Suecia, ha logrado descifrar el ADN antiguo extraído de los pergaminos -hechos con pieles de animales-, en los que se escribieron los Manuscritos del Mar Muerto.
Los investigadores terminaron por discernir importantes conexiones históricas, al determinar fehacientemente las relaciones genéticas entre los diferentes fragmentos de pergaminos.
La investigación llevó siete años de trabajo minucioso y permite esclarecer nuevos elementos sobre los manuscritos.
El profesor Rechavi dejó claro que “Hay muchos fragmentos de pergaminos que aún no sabemos cómo conectar, y si conectamos piezas equivocadas puede cambiar dramáticamente la interpretación de cualquier manuscrito, asumiendo que los fragmentos que están hechos de la misma oveja pertenecen al mismo manuscrito. Es como juntar las piezas de un rompecabezas”.
Miles de fragmentos
Los Manuscritos del Mar Muerto se refieren a unos 25.000 fragmentos de cuero y papiro, descubiertos a partir de 1947, la mayoría en las cuevas de Qumran, pero también en otros sitios ubicados en el desierto de Judea.
Entre otras cosas, los manuscritos contienen las copias más antiguas de los textos bíblicos. Desde su descubrimiento, los eruditos se han enfrentado al impresionante reto de clasificar los fragmentos, así como de reunir los restos de unos 1.000 manuscritos, que estaban ocultos en las cuevas antes de la destrucción del Segundo Templo en el año 70 d.C.
Los investigadores se han preguntado durante mucho tiempo en qué medida esta colección de manuscritos, -una verdadera biblioteca de las cuevas de Qumran-, refleja el amplio entorno cultural del judaísmo del Segundo Templo, o si debe considerarse como la obra de una secta radical, identificada por la mayoría como los esenios.
El mismo profesional, para distinguir entre los manuscritos particulares de esta secta y otros que reflejan una distribución más amplia, terminó por indicar: “Secuenciamos el ADN antiguo, extraído de las pieles de animales en las que se inscribieron. Pero secuenciar, decodificar y comparar genomas de 2.000 años de antigüedad es extremadamente difícil, especialmente porque los manuscritos están muy fragmentados y sólo se pudieron obtener muestras mínimas”.
El origen del descubrimiento
Dos beduinos que se hallaban paseando sus cabras en el desierto de Judea, en el invierno de 1947, fueron el punto cero del descubrimiento más importante logrado a favor del estudio de los textos sagrados.
Es así que, en una cueva de difícil acceso, encontraron pergaminos conservados en vasijas que, sospechando que tenían valor adicional, llevaron a Kando, un anticuario de Belén.
Así se inició una historia de viajes, búsquedas, compra-ventas y excavaciones que culminaron -o empezaron, según como se lo mire a la distancia-, hace cinco años con el proceso de digitalización de los rollos del desierto del Mar Muerto.
Las excavaciones que se decidieron luego fueron dirigidas –en función del valor histórico del descubrimiento, por el Departamento de Antigüedades del Reino de Jordania, con la cooperación de la «École Biblique» de Jerusalén, a cargo G. Lancaster Harding y Roland de Vaux.
El valor religioso e histórico determinó que se llevaran a cabo excavaciones en el sitio mismo y en las cuevas de alrededor.
En Qumran se encontraron las residencias, con utensilios de uso diario como vasijas, cestas y peinetas, y en una de las habitaciones se hallaron mesas-escritorios y tinteros. No sólo estaban los rollos.
La teoría
La teoría más aceptada en torno a los descubrimientos defiende que vivía allí un colectivo que pertenecía a la Secta de los Esenios.
Se trataría de un grupo monástico, compuesto sólo por hombres que se regían por un judaísmo estricto en la observancia de los preceptos, basado en el convencimiento de que vivían el final de los días, embarcados en la guerra entre el bien y el mal.
La principal dedicación de los esenios era la oración y la copia en pergamino de los textos del Antiguo Testamento, textos apócrifos y las leyes de la secta.
En las cuevas cercanas a sus residencias -once en total-, se encontraron diferentes escritos. En la cueva número 4 se detectó la mayor cantidad de pergaminos, esto es aproximadamente 15.000 fragmentos con escritos en hebreo, arameo y griego y en el resto de las cuevas se encontraron más fragmentos, aunque no en tales cantidades.
La cueva 11
En la cueva número 11 se encontró el pergamino del Levítico y Salmos en un estado de conservación muy bueno. Los rollos están datados en un período que va desde un siglo antes de la era común a un siglo después de la era común (s. I A.C a s. I D.C).
Los beduinos querían encontrar más pergaminos para su venta y por ello las excavaciones se expandieron a más cuevas de los alrededores del desierto y así se descubrieron cuevas adicionales con papiros y pergaminos de diferentes épocas, siendo la caverna de Nahal Hever, donde se encontraron documentos administrativos, pruebas de herencias, de pagos a los soldados, entre otros.
El proceso fotográfico
La conservación y el estudio de los rollos, a principios de 1950, se inició con el proceso de fotografía de los fragmentos.
Los rollos llegaban de las excavaciones al museo Rockefeller, en Jerusalén. En una de las salas se colocaron en mesas para su estudio y el primer comité de investigadores, compuesto por Cross, Allegro, Milik, Strungnell, Hunzinger, Skehan, Baitlet y Starcky.
Luego se dividieron los fragmentos a investigar, y cada responsable supervisaba los destinados a fotografiar. Primero los fragmentos se cepillaban suavemente, y se exponían a una atmosfera húmeda hasta que pudieran ser tratados sin riesgo de que se rompieran. Pasaban una selección paleográfica y luego eran aplanados y almacenados entre dos planchas de vidrio normal, por lo general en un tamaño de 25 x 30 cm.
Los fragmentos iban colocados entre dos placas de vidrio para ser fotografiados. Entre 1950 y 1967 el fotógrafo Nabil Anton Albina fotografió la totalidad de los fragmentos, alrededor de 4.000 negativos, en infrarrojo.
Fue capaz de manipular la exposición, área por área, para evitar el sobre-exposición de los lugares oscuros y obtener los detalles de la luz coloreada sobre cuero.
En las grandes mesas del Museo Rockefeller los expertos iban analizando y ordenando los fragmentos por cercanía interpretativa del texto, aunque no siempre se consiguió plenamente, dejando textos de diferentes libros juntos cuando no correspondía.
El Museo Rockefeller Albina utilizaba técnicas que mejoraron tanto los negativos como las impresiones, logrando un nivel de excelencia que hacían innecesarios los retoques a la hora de imprimir los negativos.
Las condiciones de los manuscritos hacían difícil el trabajo de fotografía, dado que muchos de los trozos estaban tan dañados que, sólo gracias a la fotografía infrarroja, era posible su lectura.
En algunos casos Albina decidió experimentar con ultravioleta además del infrarrojo. Los negativos son en su mayoría de vidrio y el resto de celuloide, en films. El tamaño de los negativos es de 13 x18 centímetros.
Habitación climatizada
Desde inicios de la década del 90 se encuentran almacenados en una habitación climatizada, dentro de sobres sin ácido, y a su vez en cajas también libres de ácido, a 10 grados Celsius de temperatura y 40 % de humedad.
Las fotografías se tomaron con dos propósitos: En primer lugar para ayudar a descifrar los fragmentos dañados y para los que sólo era posible su lectura a través de fotografías infrarrojas, y en segundo término, para que los investigadores que regresaban a sus hogares pudieran seguir trabajando con los rollos.
Las colecciones de negativos son: Numeración 40.000-44.000, negativos P.A.M -Palestine Archaeological Museum-, fotografiadas por Albina. • Numeración 44.178-44.199, negativos P.A.M fotografiados por Schweig, quien, aunque fue el maestro de Albina, no llego a los estándares de este.; Serie de entre 100 – 200 negativos en blanco y negro e infrarrojo, y diapositivas 6×6 en color, tomadas por los fotógrafos del IAA -Israel Antiquities Authority-, negativos P.A.M de vidrio.
La digitalización
La propuesta digital se originó con el objetivo de evaluar a través de la comparación de las fotografías antiguas y las nuevas el estado de conservación de los pergaminos y papiros. El equipo que trabajó en la investigación en los años cincuenta y sesenta, unió los fragmentos.
En un principio lo hizo con «cello-tape», lo que causó con el paso del tiempo serios daños en los fragmentos. Y esta ha sido una de las ocupaciones del equipo de conservación: desprender el cello-tape» y quitar la goma pegada.
La falta de experiencia en esa época en la conservación de los manuscritos fue el motivo que impulsó este proyecto, para asegurarse que el tratamiento de conservación era el adecuado.
A principios de 1990 la Autoridad de Antigüedades de Israel decidió hacer público el contenido y finalizar la publicación de todos los pergaminos encontrados en Qumran y de otros sitios del Desierto de Judea. La publicación de los manuscritos se culminó bajo la dirección del profesor Emanuel Tov, de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
En 1993 se publicó la lista de inventario de todas las fotografías con sus respectivos números y la referencia correspondiente a cada cueva, donde se encontraron con las fotografías en microficha.
En ese momento, ya un porcentaje pequeño de negativos estaban afectados por hongos y algunos negativos de vidrio se habían quebrado.
En 2007 la directora de conservación de los Rollos del Mar Muerto, Pnina Shor, decidió crear un comité que estudiase la viabilidad de iniciar de nuevo el proceso de fotografía de los fragmentos, para comprobar el grado de deterioro de los Rollos y así poder ver si el proceso de conservación era el adecuado.
Lo que partió como una forma de comprobación de si el tratamiento de conservación era el adecuado se convirtió en lo que hoy en día es el «proceso de digitalización de los Rollos del Mar Muerto y su difusión online» en la Biblioteca Digital «The Leon Levy Dead Sea Scrolls Digital Library», de la autoridad de antigüedades de Israel.
El comité contó con expertos tanto de Israel como extranjeros. El doctor Gregory Bearman, científico jefe -Chief Scientist- del Jet Propulsion Laboratory en el Instituto de Tecnología de California, fue nombrado consultor en tecnologías de la imagen, mientras que Simón Tanner del King College de Londres dirigió la gestión de datos.
El proyecto se inició seleccionando seis diferentes fragmentos, cada uno con diferentes problemas de conservación, para fotografiarlos cada tres meses y así poder comparar la evolución y detectar posibles daños.
Pronto se llegó a la conclusión de que se deberían fotografiar de nuevo todos los rollos, y en una muy alta resolución.
Además, -ya que todo el contenido ya había sido publicado-, el siguiente paso debería ser hacer accesibles los cambios, y por lo tanto, hacerlos accesibles en la internet.
El siguiente comité internacional que se creó contó con expertos de fotografía y de sistemas de información, porque era obvio que el proyecto generaría una gran cantidad de datos.
En ese momento se pensó que bastarían para la totalidad del proyecto 4 Tb (terabytes); hoy en día es lo que se ocupa en una semana.
Al inicio del proyecto se pensó en fotografiar cada plancha de fragmentos. Tras las recomendaciones del comité, se llegó a la conclusión de que debía fotografiarse cada fragmento.
Proyecto Arcadia
Forma parte de un mecanismo de conservación adicional. Es un estudio de fotografía multiespectral, con la utilización del fondo Arcadia.
El proceso requirió dos años de trabajo conjunto que culminaron con la publicación correspondiente. En la actualidad la web consta de más de 30.000 fotografías y enlaces a diferentes bases de datos, como bibliografías, o a las transcripciones en hebreo moderno de los manuscritos que no son textos bíblicos.
Luego se pudo poner en vigencia un sistema de fotografía digital con LED y alta resolución para lograr los efectos deseados.
Ya en Israel se construyó en las oficinas de la Autoridad de Antigüedades de Israel una habitación especial pintada en tono gris donde el equipo norteamericano instaló la cámara Mega Visión y ajustó la iluminación.¡
Se formó a un equipo de fotógrafos locales en su uso. En septiembre del 2011 empezó el proyecto de fotografía y en diciembre del 2012 se abrió la página web con las 4.000 fotos PAM escaneadas y 10.000 nuevas fotografías.
Conclusiones
Así nació la idea de crear una página web con toda la información referente a los Pergaminos del Mar Muerto, concentrada en un solo lugar, donde en el futuro cada investigador pueda tener su escritorio online y pueda acceder a toda la información necesaria para la investigación, tanto en materia de transcripciones y traducciones, como de comentarios y bibliografía detallada.
Se trata de un instrumento de acceso universal. Lo que partió como un proyecto dirigido a mejorar la conservación de unos objetos de valor histórico único, se convirtió en la creación y puesta en funcionamiento de una base de datos abierta al público en general.
A través de la base se puede también cooperar en el debate sobre nuevas interpretaciones de los textos al permitir nuevas lecturas gracias a la visibilidad ampliada de las letras y las fotografías en infrarrojo.
La Autoridad de Antigüedades de Israel percibió hace unos años, cuando se inició el ciclo de exposiciones internacionales de los Rollos del Mar Muerto, un gran interés por difundir su contenido y profundizar sobre su interpretación.
La conclusión fue que el acceso a los rollos no sólo era importante para un grupo reducido de investigadores, sino que era de interés general.
Por ello se optó por una página web abierta que no sólo sirviera a expertos, sino que prestase todos los servicios relevantes para quienes quisieran conocer más, y a la vez también retroalimentar el proceso de la investigación de los Rollos del Mar Muerto. (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo – rimar9900@hotmail.com
–