En un convulsionado mundo como el que vivimos, el tema de la seguridad personal, pública, nacional y global se ha transformado en una cuestión crítica diaria. Precisamente, el especialista en el tema Zbigniew Kazimierz Brzezinski, hace un año, más precisamente el 26 de mayo de 2017, en Falls Church, Virginia, Estados Unidos, con 89 años de vida en este mundo, lo abandonaba definitivamente en el hospital Inova Fairfax
El que fuera el asesor de Seguridad Nacional del expresidente norteamericano Jimmy Carter -1977-1981, nació el 28 de marzo de 1928 en Varsovia, Segunda República Polaca, aunque, desde 1958 había obtenido la nacionalidad estadounidense.
El analista político que nos ocupa tuvo como padre a Tadeusz Brzezinski, diplomático destinado en Alemania entre 1931 y 1935, donde fue testigo del ascenso nazi al poder y en la Unión Soviética entre 1935 y 1938; y como esposa, a partir de 1955, a Emilie Benes, quien le dio una hija, Mika y dos hijos, Mark y Ian.
Tadeusz y su familia, al producirse la invasión a Polonia en 1939, primero por los nazis y luego por la URSS, se encontraban en Canadá y ello impidió regresar a su tierra.
Zbigniew, a todo esto, cursó el bachiller en Montreal (Canadá) y se graduó en la Universidad Mc Gill.
En1953 se doctoró en Ciencia Política con una tesis sobre la Unión soviética y la relación existente entre la Revolución de Octubre, el Estado de Lenin y las políticas de Stalin, tras lo cual empezó a trabajar como profesor en Harvard y se mostró crítico con la política del “roll back” de la administración Eisenhower, que pretendía provocar el retroceso de la URSS hasta sus tradicionales fronteras.
El politólogo entendía, por ese entonces, que los europeos del Este podían enfrentar gradualmente la dominación rusa. En 1957 volvió, por primera vez, a su tierra natal y profundizó su criterio sobre que había divisiones entre el bloque de países del Este.
Con su ciudadanía estadounidense bajo el brazo se radicó en Nueva York y ejerció como profesor de Asuntos Soviéticos en Columbia, siendo tomado como consultor de política exterior en la campaña de John F. Kennedy.
En esa oportunidad aconsejó no enfrentar a los estados no soviéticos de Europa del Este para reducir los miedos de estos sobre una Alemania agresiva y hacer lo propio con los europeos de occidente.
Formó parte del Partido Demócrata y logró una maestría en Artes, en la Universidad Mc Gill, a la vez que cursó en la Escuela de Derecho de Harvard, aunque se destacó en el área de la geopolítica, como politólogo, político, pedagogo, profesor universitario, autor, crítico y estratega, a tal punto que fue convocado para asistir como consejero en la campaña de Lyndon Johnson, en 1964.
El especialista polaco también expuso sus conocimientos por la Universidad Johns Hopkins, la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados Paul H. Nirze, la Universidad de Columbia (1960-1989) y formó parte del Movimiento Realismo en Política Internacional, el Council on Foreing Relations, la Fundación Nacional para la Democracia y la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias.
Brzezinski obtuvo distinciones tales como Antonowych Prize, la Beca Guggenheim, el Ellis Island Medal of Honor, la Gran Cruz de la Orden del Gran Duque Gediminas, la Gran Cruz del Mérito con Estrella y Cinto del Mérito de la República Federal de Alemania y la Gran Oficial de la Orden de las Tres Estrellas; entre otros lauros internacionales.
En el Departamento de Estado
Quien falleciera plácidamente, -según su hija Mika-, en horas de la noche, fue un defensor de la Guerra de Vietnam y fue uno de los redactores del discurso “Construcción de puentes”, pronunciado por Johnson el 7 de octubre de 1966. Con el paso del tiempo bélico defendió revertir la escalada en la guerra, aunque mantuvo sus críticas a la nueva izquierda.
Tampoco se privó de asesorar al vicepresidente Hubert Humphrey, al producirse las elecciones de 1968 y dos años más tarde comenzó advertir el declive del poder imperial estadounidense y la imperiosa necesidad de recomponer la política de Washington, derivando ello en la contratación del banquero David Rockefeller para que lo asesorara en la generación de una organización que fomentara la cooperación entre EE.UU, Europa y Japón, lo que fue conocido luego como la Comisión Trilateral, de la que el influyente estratega fue su primer director.
Su gestión como consejero de Seguridad Nacional
Entre 1977 y 1981, el filoso analista propuso, como consejero de Seguridad Nacional de Carter, sustituir la sobre dependencia de la URSS para lograr la distensión, por un enfoque fundamentado en los derechos humanos, el compromiso de lograr la pacificación con los estados no soviéticos de Europa oriental y el apoyo a los disidentes soviéticos, ya que consideraba que la excesiva distensión con los rusos los había envalentonado en Angola y Medio Oriente.
No comulgaba con la idea de Cyrus Vance –secretario de Estado-, de controlar las armas en base a acuerdos de limitar las estratégicas.
Presionó en su gestión para que Carter hiciera su primer viaje al exterior a Polonia y reconociera a la iglesia católica polaca como interlocutora con la oposición anticomunista. Los aliados europeos consideraron negativamente su decisión de promover a Radio Free Europa.
Desde el punto de vista operacional Brzezinski pretendió articular el plan revolucionario que se denominó binomio repliegue-intervención, ya que veía a futuro una redistribución estratégica global, así como una OTAN fortalecida para acosar a la Unión Soviética.
El repliegue de Europa tenía un lugar táctico en sus planes. Pretendía un repliegue y una redistribución de los contingentes militares estacionados fuera de EE. UU., para desplegarlos así en una fuerza de intervención rápida en el Golfo Pérsico y en América Central, territorios en los que la influencia soviética se estaba desarrollando.
El politólogo que analizamos aceptaba parcialmente la neutralidad en Europa Central, aunque pretendía que España acelerara su integración a organismos existentes más allá del Atlántico, junto a que Francia asumiera un mayor compromiso para obtener, de esa manera un eslabón defensivo entre Londres, París y Madrid, a lo que debía sumarse mayor articulación económica con el Pacífico. Deseaba que Carter bregara por sumar tecnológicamente al Japón.
Afganistán
Brzezinski recomendó a Carter que pidiese al Senado que postergara el estudio del Tratado SALT II, cancelara la venta de cereales a la URSS, suspendiera los privilegios pesqueros de los barcos soviéticos y congelara intercambios económicos y culturales, en razón que a finales de diciembre de 1979, el ejército soviético ingresó al territorio de Afganistán con 110.000 soldados, luego que la Unión Soviética admitiera la petición del Partido Democrático Popular de Afganistán de que interviniera en su ayuda, debido a la movilización de muyahidines provenientes de Pakistán, Arabia Saudita, Argelia e Irán, financiado, armados y entrenados por la CIA, amenazando la viabilidad del gobierno afgano y la frontera sur de la Unión Soviética.
El experto polaco apoyó la venta de armamento a Pakistán y obtuvo acuerdos con Arabia Saudita para financiar operaciones clandestinas o encubiertas a favor de los mujahidines, financiados por Osama Bin Laden, a título personal.
Ya en 1975 la CIA había participado en un intento de promover una guerra civil que fracasó. Posteriormente, bajo la supervisión del Consejo de Seguridad Nacional yanqui se aprobó el aporte a los opositores del régimen izquierdista de Kabul, con lo que se dio por iniciada la Operación Ciclón.
La revolución iraní
Ante los primeros síntomas de que se desencadenaría la revolución iraní (1979-1980), Zbigniew Brzezinski apoyó al debilitado Sha de Persia y llegó a sugerir la intervención armada de EE.UU.
Producida la caída del Sha, la estrategia se reconvirtió en presionar a Saddam Hussein para que atara a Irán, comprometiéndose a no oponerse a que los iraquíes se apoderaran del suroeste del territorio iranio. El objetivo era evitar la infiltración rusa en Medio Oriente.
Antes de morir Zbi, -como lo nombraban sus familiares, criticó con dureza a Donald Trump por su política exterior “incoherente” y recordó en múltiples entrevistas, -utilizando su mirada intimidante ante cámaras de televisión-, su intervención en la crisis para liberar a 53 rehenes, tras 444 días, en la embajada estadounidense en Teherán, en 1979.
Sólo resta agregar que uno de sus hijos, Mark, es un abogado que trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración Clinton y participó de la campaña presidencial del senador Barack Obama. Su otro hijo Ian, asesoró al senador Mc Cain. (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo – rimar9900@hotmail.com