Se acercan las elecciones y la duda nos carcome pensando. ¿Cómo votará la ciudadanía en las próximas elecciones vista la realidad caótica en lo que a seguridad se refiere? Por de pronto todo continua de mal a desastroso
Es evidente que los elegidos de responder por la vida y bienes de la comunidad cumplen con su deber en el mejor de los casos con ineptitud e ineficiencia, sin descartar probabilidades más tenebrosas, idea muy enraizada en el inconsciente colectivo.
Las posibilidades sombrías están abonadas en la inadmisible carencia de políticas tendientes a idear soluciones al problema, reconociendo que su erradicación absoluta está en el plano de las utopías.
Las recalcadas declaraciones destacando los imaginarios efectos generados por la inclusión y el desarrollo económico, a esta altura de los hechos suenan a novela de mala calidad comparando la flagrante contradicción entre las numeradas ventajas y los acontecimientos verdaderos.
Los rectores de los destinos de la sociedad están en el centro de la crítica del hombre común pero aun así éste parece estar enteramente embotado, sin reacción.
Sin embargo, no solo se le puede atribuir incompetencia, desidia o deshonestidades a los gobernantes de hoy, eximiendo de compromiso al resto de la corpo política.
La oposición también tiene sus inconcebibles culpas, pues no nos acordamos de la concreción de proyectos que hayan influido en el descenso de los delitos y el freno de la violencia.
Para muestra vale un botón, el incontrolable mundo barrabrava, elementos privilegiados por los más variados dirigentes, cuyo accionar nunca fue desarticulado, tan siquiera moderado.
La Justicia no se echa atrás y realiza su aporte a la anarquía reinante a través de fallos impensados, aunque dentro de la ley, tomando un ejemplo que llama a especular en casi, casi un estado de cierto desbarajuste psicológico: tiempo atrás, la reducción de la condena a un violador de un niño de 6 años porque éste había sido sometido con anterioridad ¿no es terrorífico?
Tampoco vale olvidar la libertad de cientos de delincuentes que a pesar de ser condenados a largas penas de prisión, deambulan felizmente por nuestras calles sin haber cumplido la pena gracias a cuantiosos vericuetos legales, el 2×1, el “2×4” el “día de la mascota”, etcétera, obviando en oportunidades, opiniones desfavorable del Servicio Penitenciario en los respectivos informes. A pesar de ello, existen muchos apasionados de estos desatinos en la comunidad judicial.
En fin, este es el aquelarre donde estamos asentados, debiendo reconocer que en un segmento significativo de la sociedad ha echado raíces el cuento de un territorio impregnado de amor y paz y que los miles de víctimas ocasionadas por la violencia delictiva no es más que una apreciación producto de operaciones de prensa tendientes a degradar la imagen del poder.
Por ello, para después no rasgarnos las vestiduras, es forzoso tener presente cuando votemos que partido, si existe, se refiere en su plataforma a planes concretos para combatir la violencia delictiva y permita creer a ciencia cierta que el país, la provincia y la ciudad puedan recuperar la paz lo más rápido posible. (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo