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La inseguridad sigue creciendo en la sociedad argentina, y en esta ocasión la víctima resultó ser la intendenta de Rosario, Mónica Fein, a quien dos delincuentes le sustrajeron un maletín o un bolso de mano que la funcionaria llevaba en su regazo cuando circulaba en un automóvil oficial por la zona de Pellegrini y Felipe Moré, en la zona oeste del municipio

Testigos indicaron que Fein viajaba en el asiento del acompañante con un chofer al mando de un Chevrolet ‘Cruze’ sin vidrios polarizados. Poco después de las 18 de este martes, con luz natural aún, la intendenta fue atacada en Pellegrini al 5100 por dos personas que, tras romper el vidrio de la ventanilla, le arrebataron el maletín o bolso que llevaba en su regazo.

El episodio se desencadenó a escasos metros de un cruce a nivel de vías del ex ferrocarril Belgrano, cuyo gálibo ferroviario se encuentra totalmente usurpado por viviendas precarias de chapas y maderas, conformando un peligroso y denso asentamiento precario.

Los relatos de los testigos no coinciden entre sí –según fuentes policiales-  porque algunos hablan que los atacantes circulaban en una moto, mientras que otros señalan que lo hacían de a pie.

A raíz del episodio –la primera vez que es robada la máxima autoridad política de la ciudad- se ordenó un vasto operativo policial conducente a dar con los malviviente, quienes habrían buscado refugio en el precario asentamiento que se levanta a los costados de unas vías cercanas.

Las investigaciones están a cargo de las principales autoridades policiales y del titular de la GUM, en tanto Fein se retiró de l lugar bastante contrariada en un vehículo que manejaba el secretario de Seguridad Pública provincial, Marcos Escajadillo, y continuó viaje hacia el aeropuerto internacional de Rosario.

La intendenta –a quien se le suministraría su nuevo pasaporte en el mismo Aeropuerto de Ezeiza, en uno de los puestos fijos del Registro Nacional de las Personas- viaja esta misma noche del martes haca España para participar de la Bienal de Cádiz.

Este no es el primer episodio en que un funcionario político es víctima de la inseguridad. Hace un par de meses fue Silvia Tróccoli, la esposa del gobernador Antonio Bonfatti, quien sufrió una situación similar en la zona de Alberdi, cuando junto con su pequeña nieta viajaba hacia la zona céntrica al mando de su vehículo particular.

Nadie puede dudar que no estamos en un estado de sensación de inseguridad, sino que estamos frente a una real situación de inseguridad, a la que la dirigencia política en su conjunta, más allá de cualquier bandería política debe en un principio acotar y luego morigerarla a niveles aceptables.

Para cambiar este estado de inseguridad no podemos inocentemente -al menos- seguir pensando que estamos frente a situaciones conflictivas sociales que se irán poniendo en caja con más políticas de inclusión. Es necesario, porque la problemática lo amerita, que se pongan en funcionamiento todos los mecanismos necesarios que permiten los códigos penales vigentes como corrector de una situación de inseguridad que, de haberse tomado a tiempo, no se hubiese llegado a lo que los argentinos en general vivimos a diario o viven nuestros familiares, amigos o vecinos. (Jackemate.com)

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