Por Mabel Martínez (*)
En esta prolongada y cruel Pandemia, hemos observado un constante desplazamiento contextual del uso de términos lingüísticos. Desde un campo de uso, entre otros, médico al campo de uso cotidiano u ordinario. Esta situación histórica, sin lugar a dudas, dejará expresiones que nosotros los hablantes incorporaremos y, seguramente, las resignificaremos.
Hemos incorporado cuarentena, término rescatado de situaciones anteriores de retiro de cuarenta días y que reemplazamos por catorce. Recientemente las máximas autoridades decidieron abandonarla por causas varias.
Hubo un desgaste y un alejamiento de su valor significativo frente a la realidad; además, la reiteración hubiera sido contraproducente para los ciudadanos. O sea políticamente incorrecta.
Es probable que caiga en un tiempo rápido en desuso. Se omite y se sustituye por la construcción “el sistema desarrollado hasta el momento” con lo cual desaparece el referente que queda diluido en esa construcción. También a partir de este sustantivo se ha derivado el verbo ‘cuarentenar’ y su participio con valor de adjetivo ‘cuarentenado’.
De España, principalmente, proviene otra derivación de pandemia: ‘plandemia’, un recurso para negar la existencia de la pandemia y del virus. Recordemos que, según su etimología, pandemia proviene del griego Y significa el total del pueblo, el total de la gente. Por otro lado, la palabra confinamiento se usaba con un valor de castigo. Ahora somos los habitantes recluidos en nuestras casas.
Hashtag «Quedate en casa»
Recordemos también el hashtag “Quedate en casa«, que recuerda una frase estereotipada: «Hogar dulce hogar». «Lavarse las manos con frecuencia», obviamente se relaciona con la higiene y la prevención. Pero podríamos remontarnos a Poncio Pilato quien produjo una de las frases más relevantes del Evangelio cuando se desentiende de la condena a Jesús lavándose las manos. Pasaron más de dos mil años para que adquiriera otros valores significativos.
En el relevamiento realizado hasta ahora en cuanto a la incorporación de palabras relacionadas con la discursividad cotidiana, proponemos trabajar en esta nota ciertos estructuras léxicas. Existe una disciplina que se denomina terminología que se encarga del estudio y la recopilación de términos especializados, cuyo objeto es construir bases de datos, vocabularios específicos de distintas disciplinas, campos semánticos de temas especializados.
De allí que haya interferencias entre determinadas disciplinas y el uso ordinario de los términos. Un caso muy habitual es ‘efectores’ de salud. El término se refiere al establecimiento dedicado a la atención sanitaria privada o pública.
Al mismo se puede sumar comorbilidades cuyo significado se refiere a enfermedades simultáneas. Se la utiliza a partir de la gravedad que se suma a la Covid-19 teniendo determinado tipo de estado preexistente.
Otra palabra que circula derivada de un verbo es trazabilidad, que hasta hace muy poco tiempo no se la usaba. Su acepción es controlar un proceso en el tiempo. Hoy el mundo está combatiendo la irrupción del Covid-19.
Su impacto, que está concientizando sobre la importancia de la estandarización y la trazabilidad, permitirá hacer un seguimiento efectivo de los casos detectados y de cualquier insumo o dispositivo médico utilizado en los protocolos de salud. Pero trazabilidad, aún, está fuera de nuestro uso diario.
Desde el inicio de este hecho histórico, nuestro léxico se colmó de muchas palabras relacionadas con la crisis sanitaria.
Las mismas comenzaron a integrar los intercambios lingüísticos, enriqueciendo nuestros discursos, por un lado, al tiempo que nos imbuímos en conocimientos médicos casi obligatoriamente. (Jackemate.com)
(*) Licenciada y Profesora en Letras – mabelmartinez13@live.com