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Después de no pocas controvertidas polémicas por su destino, denuncian que las instalaciones del desactivado Batallón de Comunicaciones 121, que se levanta en la zona sur rosarina, actualmente estarían en un total estado de abandono

“Es una verdadera lástima observar el estado de abandono de los edificios centenarios, de las piletas semiolímpicas, del terreno verde de varias hectáreas”, afirmó el diputado provincial de Unión-PRO, Gustavo Mastrocola.

En declaraciones a una radio rosarina, el legislador rosarino afirmó estar convencido que “el proyecto de desarrollo del deporte de alta competencia es posible en un ciento por ciento y puede coexistir con un parque para todos los vecinos, con establecimientos educativos y otras cosas más”.

Con esta crudeza Mastrocola se refirió al estado que denota hoy el ex Batallón 121, tras haber recorrido sus instalaciones, en las que en un tiempo también albergó hasta su traslado a la cordillera de los Andes al viejo Regimiento de Infantería 11.

Tras una recorrida con vecinos agrupados en la organización ‘Verde 11’ de la zona sur de Rosario, el legislador contó que llegaron “a un acuerdo implícito con los vecinos, que quieren que funcionen establecimientos educativos deportivos e intelectuales, y no ven con malos ojos nuestro proyecto”.

Mastrocola expresó haberse sentido impresionado ante "la decadencia, el abandono y el no destino a ese predio tan inmenso de la ciudad".

Y agregó: "Como diputado y ciudadano ver una cosa tan grande, tan inmensa, con unas instalaciones tan bien hechas y con una estructura tan fuerte, dejar que se abandone así realmente es un pecado".

El diputado contó, además, que estuvo charlando con Liliana, la encargada de la Escuela de Equinoterapia a la cual se le cedió un pedazo de las 22 hectáreas que componen el predio del ex Batallón 121.

“Realiza un trabajo con chicos discapacitados y no recibe ningún tipo de ayuda gubernamental”, afirmó, y añadió que “mantiene ella sola los caballos y el lugar donde entrenan. El año pasado un alumno de ella fue a la Juegos Paraolímpicos y nadie reconoció su trabajo maravilloso”, concluyó.

Estas viejas instalaciones guardan muchos años de historia rosarina y regional, que podemos calificarla como buena y mala para el país, pero dejarlas cuasi abandonadas, sin actividades, es un verdadero pecado y, mucho más, cuando a diario polemizamos por encontrarle un lugar para que los llamados ‘chicos de la calle’.

Pueden ser estos sitios, modificando algunas de sus dependencias, el lugar más aconsejable para que reciban cuidados y educación, y además practicar deportes. (Jackemate.com)

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