Por Ricardo Marconi (*)
Luego que Estados Unidos derrocara a la dictadura de Irak en 2003, el gobierno iraní tomó la decisión de enviar armas a milicias iraquíes y respaldó a partidos políticos con el objetivo de incorporar a su órbita a los resistentes. Y no sólo hizo lo especificado. También desplegó combatientes y apoyo a las milicias, mientras que en la guerra civil de Siria hacía uso de la oportunidad de construir allí una infraestructura militar.
El lector recordará que el presidente norteamericano Donald Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo Nuclear Internacional con Irán, a la vez que reimplantó las sanciones estadounidenses a ese país.
A todo esto, Irán logró influencias que se extienden a través de Irak, Siria y Líbano. En función de ello, EE.UU., Israel y los países del Golfo se unieran aún más en su oposición a los iranios.
Joe Biden retacea su intención de enredarse en una guerra en Medio Oriente, mientras los países del Golfo, liderados por Arabia Saudita gastan millones de dólares en la adquisición de armamento, mientras de manera paralela se empantanan en una guerra contra rebeldes alineados contra Irán en Yemen, a pesar de tener poca influencia en Líbano, Siria e Irak.
Sin duda, Israel ha demostrado tener poca capacidad diplomática para construir alianzas con países árabes. Del otro lado está Irán, un estado persa, dirigido por chiita, una minoría sectaria insertada en una región predominantemente árabe-sunita y sin acceso a las armas occidentales. Para colmo su economía está calificada internacionalmente como débil.
Irán viene invirtiendo en relaciones políticas con actores que, generalmente, comparten su fe chiita y un ejemplo de esa estrategia es el Hezbollah, que el Cuerpo de Guardias Revolucionarios Islámicos de Irán ayudó a crear en Líbano, en la década del 80.
El apoyo de Irán a Hezbollah para combatir a Israel en la frontera norte del país judío le ha permitido al grupo terrorista convertirse en una fuerza regional, bien pertrechada y con la idea fija de construir una bomba nuclear, a pesar del acuerdo del 2015, en el que los diplomáticos iraníes firmaron el acuerdo de “no buscar, desarrollar o adquirir armas nucleares”.
La cúpula gubernamental de Irán pide mantener el acuerdo, mientras que la Resistencia mediante el Cuerpo de Guardias Revolucionarios Islámicos confronta con esa decisión, argumentando que “la resistencia es la única manera de enfrentarse al enemigo”.
Washington, con su retiro del Pacto Nuclear pretende forzar a Irán a consentir un nuevo acuerdo nuclear. Si Irán no acepta impondrá más sanciones económicas.
Ante el ataque israelí marcó su posición la Yihad Islámica
La Yihad Islámica es una organización palestina fundada en 1981, que cuenta con el respaldo incondicional de la República de Irán. La agrupación terrorista se halla profundamente comprometida con la resistencia armada contra el Estado Hebreo.
Fue creada por un grupo de estudiantes de la Universidad Islámica de Gaza y es considerada cercana al movimiento islamista Hamas, que gobierna Palestina desde 2007.
La Yihad que nos ocupa actúa fundamentalmente en Gaza, pero tiene bases operativas en Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde 1967.
Las dos organizaciones armadas están ligadas a los Hermanos Musulmanes, movimiento fundado en Egipto en el siglo XX. Vale aclarar que Israel aseguró que el grupo palestino y el régimen iranio, su enemigo, se estrecharon.
El primer ministro israelí Yair Lapid afirmó que “el líder de la Yihad Islámica Ziad al Najala estuvo en Irán, mientras el presidente de ese país, Ebrahim Raisi, recibía al presidente de la Yihad palestina Ziyad Naklalch.
Israel –mientras esos movimientos diplomáticos se realizaban-, bombardeaba Gaza y consideraba dicho accionar como “un ataque preventivo” contra el grupo armado, a la vez que señalaba que “se adelantaba a posibles represalias por la detención en Cisjordania de uno de uno de sus responsables.
Hosein Salami, jefe de los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de Irán, aseguró al líder de la Yihad Islámica que los palestinos “no están solos en su lucha contra Israel”. Sus declaraciones se produjeron tras el ataque de Israel sobre Khan Yunis, en la Franja de Gaza.
Hay que mencionar que en 1992, se fundó el brazo armado de la Yihad Islámica, esto es las Brigadas Al Qods. La organización fue dirigida por Fathi Chakaki hasta 1995, fecha en la que fue asesinado en Malta por el Mossad, el servicio de inteligencia exterior israelí.
La Yihad reivindicó varios ataques suicidas contra israelíes, fundamentalmente en el período 2000-2005, oportunidad en la que se desarrolló la Segunda Intifada. En 1989 se llevó adelante un ataque suicida contra un colectivo que hacía el recorrido Tel Aviv- Jerusalén, en el que murieron 16 personas. La Yihad Islámica se opone a realizar negociaciones con Israel y rechaza los Acuerdos de Oslo, firmados por la autoridad Palestina e Israel en 1993.
Hamas no disparó cohetes contra Israel como cuando la Yihad Islámica e Israel intercambiaron disparos tras la muerte de un comandante del grupo islámico –jefe de la organización en el norte de Gaza-, en una operación de Israel en la que fue muerto Baha Au Al Ata.
Su sucesor en el cargo, Taysir Al Jabari, fue asesinado en un ataque israelí, según lo informaron agencias de noticias internacionales. A todo esto, Joe Biden, el presidente estadounidense, en su visita a Israel anunció que utilizará “toda la fuerza militar necesaria” para impedir que Irán tenga un arma nuclear.
Acuerdo
Se creía que Irán y el Hezbollah Saudi estuvieron de acuerdo para atacar a las torres Khobar, el 25 de junio de 1996, a las 22, con un camión cisterna cargado con 2.500 kilos de explosivos plásticos.
Se trataba de un complejo residencial en Dharan, donde murieron 19 personas e hiriendo a centenares de soldados y civiles. La bomba fue, en un 200 por ciento más potente que la utilizada en 1983 contra el cuartel de los infantes de marines en Beirut.
Se temía, por pate de los saudíes, que Estados Unidos tomara represalias contra Irán, en un acuerdo con el Hezbollah Saudí, aunque el FBI logró luego obtener información de la comisión 11/9 que estableció cierta conexión con Al Qaeda.
Los saudíes habían ocultado datos sobre un complot iraní para atacar una instalación militar estadounidense en Arabia Saudita. El Imad Muguiya, jefe del Hezbollah fue el responsable del ataque en 1983 al cuartel de Beirut.
En 1995 la CIA recibió la orden de infiltrarse y socavar las finanzas de Bin Laden e intensificar las operaciones contra las actividades terroristas de Hezbollah y del Ministerio de Inteligencia y Seguridad Iraní (MOIS). En 1999 Sudán aportó adiestramiento al grupo terrorista.
La ocupación de Gaza por fuerzas israelíes y el anterior ataque de Hamas han generado un sufrimiento inconmensurable a los inocentes civiles que no poseen responsabilidad directa –ni indirecta-, en la guerra, la que soló provee a Gaza de muerte, destrucción y desolación a migrantes y refugiados. (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política