Por Ricardo Marconi (*)
El recrudecimiento de las acciones mortales que lleva a cabo el narcotráfico internacional se expuso con su crudeza habitual con el asesinato del periodista y candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio en Ecuador.
El dirigente, un crítico de la corrupción existente en los mandatos de Rafael Correa, fue asesinado por un sicario colombiano y fue evaluado como un elemento de gravedad por otros gobiernos latinoamericanos y, obviamente, en el mismo Ecuador, donde las mafias del narcotráfico se han extendido de manera inconmensurable.
La extensión criminal es la misma que está produciendo estragos en Paraguay, Brasil, Colombia y en nuestro país, fundamentalmente en el conurbano bonaerense y Rosario, tema que venimos desgranando en nuestras columnas para lograr completar el rompecabezas al que hacemos referencia en nuestros comentarios semanales y que, por lo que estimamos, parece ser de características casi infinitas, ya que sólo se intenta detener los sucesos criminales con acciones esporádicas e insuficientes, así como con conceptos vacuos que no conforman a nadie o con promesas políticas para obtener algún cargo.
Vale recordar que en Ecuador hubo un referéndum que proponía una serie de cambios estructurales y en ese tiempo el correísmo anotó en su favor las alcaidías de Quito y Guayaquil y luego inició un proceso acusatorio contra el centroderechista y banquero Guillermo Lasso por un contrato con una naviera. Lasso había vencido por cinco puntos a Andrés Arauz, candidato de Correa.
Villavicencio figuraba segundo con 13,5%, según Blomberg, debido a que su contrincante habría tenido relación con la grave situación económica de Ecuador, derivada de los ajustes que ha tenido que hacer por un préstamo del FMI.
Lasso, no sólo tomó el préstamo de 8.200 millones de dólares, sino que, además, sufrió un alza permanente de la delincuencia urbana, a lo que debe agregarse el avance constante del narcotráfico, derivando ello en la más alta tasa de homicidios de la región, superando a México y Colombia por el número de asesinatos por cápita (300%), consecuencia directa de una guerra entre los cárteles de la cocaína que, asimismo, luchan por dominar las rutas del contrabando., en razón de la importancia logística de sus puertos, utilizados para enviar droga a Estados Unidos y Europa. Para colmo, como hay una economía dolarizada hay un desarrollado trabajo subterráneo para facilitar el lavado de dinero.
La gavilla de Los Lobos
El homicidio que nos ocupa fue reivindicado por la banda de Los Lobos. El grupo ha introducido en Ecuador tácticas criminales en las cárceles, el crecimiento del sicariato y el uso de explosivos en vehículos de manera masiva contra la policía. Hasta tomó el ejemplo de los narcos mejicanos y comenzó a colgar de los puentes a sus enemigos.
Para colmo Lasso liberó la compra de armas y su uso, llegándose actualmente a que los delincuentes comunes y los narcos cuenten con armamento de combate superior a la policía y el ejército.
La situación del sistema judicial que se encarga de controlar las transferencias bancarias está paralizada por las mafias y según los críticos “no tiene ni dinero para sacar fotocopias”.
César Ricaurte, titular de una entidad que defiende a los medios de Ecuador sostiene que “Las mafias han dado un golpe de Estado a la democracia ecuatoriana”. (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política