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Este domingo los rosarinos nos levantaremos con el ruido del transitar del histórico tranvía 277 de la ex línea 15 por el circuito situado en la avenida Wheelwright entre las calles Balcarce y Presidente Roca. Otra vez, y a pocos días de su reaparición como ave fénix, esta emblemática unidad de la Asociación Rosarina de Amigos del Riel correrá por dicho circuito entre las 9 y las 19.

El coche 277 realizará su recorrido gratuitamente y los vecinos y turistas que se acerquen al lugar podrán retirar los boletos en sus dos cabeceras como recuerdo de una hermosa experiencia de viaje.

Allí estarán integrantes de la asociación recibiendo a los visitantes y brindando detalles de la puesta en marcha de este histórico tranvía rosarino.

Se trata de un rodado cuyo modelo data de 1939, y circuló por las calles rosarinas hasta 1963, año en que los tranvías eléctricos dejaron de funcionar en la ciudad.

Tras el cese de su funcionamiento fue restaurado por un equipo especializado que lo puso nuevamente sobre los rieles en julio de 2014, en un acto encabezado por la ex intendenta Mónica Fein.

El regreso del coche 277 a las calles de Rosario es una muestra de cómo la pasión, el trabajo cooperativo y la tenacidad pueden hacer posible un sueño.

Y es una oportunidad para rescatar una parte significativa de nuestra historia, no sólo en lo que refiere a la movilidad urbana, sino a su trama social más profunda, su génesis ciudadana, su identidad.

Rosarinos de mayor edad atesoran recuerdos de aquellos tranvías eléctricos y hasta el día de hoy recrean relatos que los jóvenes escuchan con curiosidad y atención.

Es que, durante más de medio siglo, el tranvía constituyó el principal medio de transporte público y fue utilizado en forma cotidiana por estudiantes, trabajadores, amas de casa, niños y adultos que se desplazaban por una ciudad que crecía y se expandía.

Junto a otros similares, el 277 había sido armado en Rosario a fines de la década del treinta, en momentos en que se fortalecía el concepto del transporte público y se potenciaba la producción carrocera local.

Sus rasgos distintivos eran: diseño elegante, carrocería totalmente metálica, asientos tapizados en cuero, pasamanos cromados y luces semi embutidas en el techo.

Con paso lento pero tenaz, apasionados técnicos y especialistas avanzaron en el complejo y minucioso proceso de restauración, objetivo que finalmente logró concretarse con aportes de la Municipalidad de Rosario. (Jackemate.com)

 

 

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