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Por Mabel Martínez (*)

Cuando nos hablan de «esencial» se hace referencia a algo fundamental o sustancial. La RAE ha dicho que, durante el 2020, la palabra más consultada y usada es “confinamiento”. Existen listados de diversas palabras que se incorporaron a la cotidianeidad con un empleo perdurable. Algunas son nuevas; otras, recuperadas.

Nosotros proponemos sumar otro término: esencial, con muchas connotaciones que acompañó a diversas actividades. Etimológicamente, proviene del latín essentia que gira en torno a la idea de naturaleza o sustancia de la existencia.

Esencial se traduce como relativo a la esencia. El concepto se vincula con aquello que es invariable o primordial, que constituye su naturaleza. Se usa en el ámbito de la bioquímica, de la farmacología y de la industria farmacéutica.

Todos entendemos su alcance, pero no sus verdaderas limitaciones. Según la RAE, “la racionalidad es esencial en el ser humano”. Pero nos preguntamos qué es esencial en el ser humano inserto en la sociedad moderna y pandémica.

Aquí deberíamos entrar en áreas complejas vinculadas con disciplinas como la filosofía, de lo que no intentamos dar cuenta en este escrito. Sólo podemos explicitar lo que la filosofía actual dice: la esencia es la propiedad, o el conjunto de propiedades que constituyen a una clase natural o a un individuo.

Entonces, nos interesan dos aspectos fundamentales de lo esencial. Lo esencial que tiene que ver con el hombre y con sus actividades. Lo primero se da con respecto a lo emocional y lo social.

En segundo lugar, el hacer del hombre y sus necesidades en el ámbito laboral y también social. Muchas de ellas se vieron cercenadas por el gobierno que se decidió por implementar el aislamiento, el confinamiento durante el principio de la cuarentena.

Apeló a sostener actividades esenciales como la venta de alimentos, el funcionamiento de las farmacias, de los bancos con limitaciones. En ningún momento quedó claro a cuáles consideraban esenciales.

“Esencial”

Al marco de la incertidumbre discursiva permanente se sumó la confusión. Y el término «esencial» contribuyó a ella. Como ciudadanos podemos decodificar la palabra, pero su interpretación y aplicación no resultó fácil para un pueblo asustado y sin horizontes a la vista.

En ese desasosiego y desconcierto transcurría nuestro encierro solamente conectados virtualmente con el exterior. Nunca supimos que si nos faltaba la conectividad, como ocurrió en algunos casos, ella participaba de la esencialidad prevista.

Por estos días asistimos nuevamente al establecimiento de nuevas restricciones y se retoma esa construcción de “actividades esenciales” y con asombro y extrañeza se suma a ellas el fútbol.

No se obtiene una delimitación muy adecuada. Hay ocupaciones olvidadas que ningún ciudadano entiende: la prestación del transporte público. ¡Pobres habitantes desorientados y aturdidos!!! El concepto de esencial es desconocido para muchos y aún más para determinar su real alcance.

En este momento aprovechamos para destacar un trabajo que es desconocido para la mayoría. La actividad ‘traductorial’, y sus profesionales, en Pandemia se convierte en esencial, con una trascendencia extraordinaria.

Gracias a ellos podemos estar actualizados para tratar las enfermedades y la medicación correspondiente.

Conocimiento de lenguas

El conocimiento de lenguas es fundamental y, más allá de la globalización en que vivimos, el especialista en lenguas modernas cumple un rol social excepcional y contribuye a salvar vidas.

Como estas tareas, se desarrollan muchas que no están a la vista y también son esenciales. Mientras tanto, nos circunscribimos a las más evidentes, pero hay muchas que no son expresadas ni reconocidas.

Los encargados de comunicar, desde quienes nos gobiernan hasta los encargados mediáticos, no definen ni conceptualizan adecuadamente esta palabra que implica revalorizar como básico aquello que hace a los ciudadanos.

¿Qué nos pasa que confundimos todo? ¿Falta sentido común? ¿Seremos un engranaje más de un posible plan? ¿O, simplemente, desconocemos el léxico, su significado y su valor filosófico?

Una vez más proponemos repensar los discursos que emanan de aquellos que nos gobiernan. Para ello necesitamos la participación de distintas disciplinas y los especialistas pertinentes para asesorarlos y poder llegar con seriedad, transparencia y claridad a sus gobernados.

«Esencial» es sólo un ejemplo. Son tantos otros que no se delimitan; es decir, carecen de precisión y de orientación para una comprensión adecuada y aplicable. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciada y Profesora en Letras – mabelmartinez13@live.com

 

 

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