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Los componentes del Estado Islámico (EI) tienen claro que como movimiento religioso y político sólo pueden obtener el poder absoluto si logran unir a todos los pueblos musulmanes  bajo una única autoridad

Para ello no dudan en conformar hermandades que construyan  espacios territoriales acudiendo al acaparamiento del poder en lo económico, político, así como respecto al espionaje, al uso de la tecnología bélica, al sabotaje y al terrorismo.

En el EI el caos representa la última pero posible alternativa para generar tradicionalismo al que se le agregan condimentos tales como misticismo, fe, fanatismo  y violencia en diversos contextos.

La tiniebla panislámica se moviliza

Está claro que las cofradías  o sectas del panislamismo se reproducen de  acuerdo con conceptos muy claros y ya establecidos. En primer lugar buscan que toda la humanidad se oriente hacia el islam y vivan según los preceptos de Allah.

Es inconcebible para un musulmán aceptar la coexistencia con los no musulmanes sin intentar guiarlos e insertarlos en un determinado camino y, por esa razón, se le inculca al musulmán permanecer en una sociedad no islámica

 Si se introduce en una sociedad no musulmana, debe hacerlo trabajando para remover el mal –es decir los otros dogmas- y reemplazarlos por el islam, expresado en la revelación del Corán.

El suicida no es cobarde

Los analistas internacionales dedicados a combatir al ISIS coinciden en que utilizan la fórmula  más pura del terror: el atentado suicida, ya que esa forma de privarse de su propia existencia ejerce un poder de atracción irresistible sobre quien decide sembrar la muerte, debido a  que su accionar le permite avanzar sin frenos respecto de sus delirios de grandeza y al odio que tiene sobre sí mismo.

El terrorista que apela al suicidio no es cobarde, sí es un individuo desesperado y uno de sus puntos fuertes para tomar, lo que los occidentales entendemos como algo inexplicable, consiste en que nadie lo podrá castigar ya que “es él  mismo quien lo hace”.

Quienes envían a la muerte a los suicidas estiman, sin titubeos, que el perpetrador de los atentados representa un arma imbatible, en razón que es difícil su detección. El decidido a inmolarse puede atacar en cualquier parte a muy bajo costo.

Aunque al ciudadano occidental le parezca inentendible, el objetivo esencial del EI es el de lograr el apoyo de la población civil, base de su legitimación  política. Matan preferentemente a aquellos que no están comprometidos con ninguna causa y en mayor medida atacan a los mismos musulmanes, a pesar que lo que piense en contrario en Occidente. No es esto un error táctico ni un daño colateral.

Una prueba de ello y a modo de ejemplo,  es que en Irak, Chad, Darfur y en Afganistán la cifra de muertos musulmanes superan  con creces las muertes de extranjeros.

A los terroristas del Estado Islámico no les importa que el miedo en su escala máxima perjudique no sólo el prestigio del islam, sino también a las condiciones de vida de sus seguidores. No les interesa la vida de sus correligionarios.

El asesino del EI  busca convertir en víctimas a un máximo posible de personas y piensan que si son minoría es porque son “elegidos”. El islamismo es un movimiento que no plantea reclamos negociables. Desea que el que no es islamista se rinda o sea exterminado.

Los ataques de los suicidas  del EI son la resultante de la obtención de estructuras, de material bélico, de tiempo y de coordinación suficiente para atacar mediante células en ciudades diferentes de Europa, independientemente de que poseen la logística suficiente para cruzar fronteras sin ser detectados por los servicios de vigilancia  y de inteligencia. Los atacantes se sirven de la consigna ojo por ojo, la que puede llegar a dejarnos a todos ciegos.

La dictadura invisible

Eduardo Galeano, habla en uno de sus trabajos literarios de “la dictadura invisible” cuando se refiere a los terroristas que producen baños de sangre indescriptibles con sus ataques, los que según los analistas de inteligencia y contrainteligencia seguirán produciéndose, sostenidos  económicamente  por países a los que aún no se les ha podido probar complicidades, como en el caso de Qatar.

Sin intentar evaluar los últimos ataques del ISIS –ya que no es objeto de esta columna, debido a que las informaciones se modifican en los medios de comunicación minuto a minuto-, podemos sí efectuar algunas consideraciones que entendemos básicas:  La pérdida de efectivos  en enfrentamientos cuerpo a  cuerpo y en razón de bombardeos sistémicos, han obligado a los jefes de la cofradía del ISIS a retroceder en el territorio del califato y a enviar a sus países de origen a los efectivos más entrenados para que actúen como “células dormidas” o “lobos solitarios”.

Junto a los soldados entrenados se estarían enviando a diversos países de Europa- según lo atestiguan informes de agencias internacionales de noticias-, reclutadores de suicidas, lo que habla a las claras de las dificultades que afronta el ISIS para sostener su nivel de agresión.

Tan es así que se nota el aumento de suicidas mujeres jóvenes, entre 12 y 17 años, que formarían parte de la segunda generación que se busca involucrar en la lucha armada.

La vacuna contra el terror

Especialistas en contraterrorismo y representantes de gobiernos que cada día forman parte de los  países transformados en víctimas habituales de ataques, tienen claro que deben trabajar en el campo de la inclusión, del valor de equilibrar diferencias  y la diversidad  y del entendimiento con el otro y en ese sentido le dan mucho valor a la formación educativa desde el  principio, dejando de lado las desigualdades religiosas para acceder al conocimiento  global. Esa sería la vacuna contra el terror.

Llegado a este punto es fundamental insistir en que el ISIS mata porque es una manera de conquistar territorios y en ellos siembra el sectarismo – tanto en Irak como en Siria-, donde apuesta  a crear comunidades europeas, utilizando financiamiento  múltiple.

No son pocos los especialistas en terrorismo que estiman que entre las fuentes de financiamiento figura la explotación petrolera clandestina, que se logra mediante la venta a menor precio, ya que no tienen ningún costo operativo para lograrlo.

El que adquiere el petróleo ilegal lo hace, obviamente,  a menor costo, el que se transforma en “plata negra”, gracias a las redes de contrabando, ya que se exporta ilegalmente  hacia Turquía, donde confluye con el petróleo del este del Kurdistán, Siria y el norte de Irak. A ello se suma el dinero de países que pagan protección para no ser atacados.

Especialistas en política militar ya hablan de que los atentados se multiplicarán en todo el mundo, debido a que los terroristas están viendo como desaparecen  los territorios ganados a sangre y fuego y tienen la esperanza puesta en las células dormidas.

Terrorismo y G 20

Funcionarios del área de seguridad, a nivel nacional,  estarían sumamente preocupados por el avance del terrorismo y es por ello que ya se habría dispuesto la formación de un equipo de trabajo para actuar cuando en 2018  se realice la reunión del Grupo de los  20. Para ello se contaría con el aporte de la inteligencia norteamericana, de China, así como de la rusa(Jackemate.com)

 

(*) Periodista

 

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