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Por Ricardo Marconi (*)

El hidroplano ‘Plus Ultra’ fue prestado para participar de los actos previstos por el 60º aniversario del histórico viaje que, en 1926, uniera el Puerto de Palos de Moguer con el de Buenos Aires. El homenaje no sólo no se concretó, sino que generó múltiples problemas para que la nave fuera devuelta, provocando un escándalo.

El 19 de febrero de 1926, todos los ojos de Buenos aires miraban hacia el cielo, a la espera del hidroavión Plus Ultra. Fue la primera vez que se llegó, por aire, desde Europa hasta el Río de la Plata, cubriendo 10.120 kilómetros en un lapso de 61 horas, 44 minutos, a una velocidad promedio de 164 kilómetros por hora.

El hidroavión lo donó el rey español Alfonso XIII, que se encontraba en el Museo del Transporte de Luján y fue dado a préstamo para celebrar el aniversario aludido.

La nave sólo había dejado Luján en 1963, cuando viajó a España, cuidadosamente desarmado y embalado para ser expuesto en la Feria del Campo de María.

El periodismo tardó en darse cuenta que ya no estaba en su lugar de exposición. Lo advirtió cuando la prensa, en 1985, advirtió la desaparición debido a los daños ocurridos por un temporal.

Los españoles, que habían recibido la frágil máquina para repetir el vuelo y los especialistas argentinos, en su oportunidad, rechazaron el préstamo aeronáutico por las consecuencias que el traslado podía producir y hasta los expertos en museología protestaron e, incluso, el doctor Pedro Guillén presentó un recurso de amparo en nombre de la Asociación de Pilotos de la Fuerza Aérea de la República Argentina.

Se solicitó que el vuelo no se concretara y el amparo fue a parar a un juzgado contencioso administrativo federal que estaba a cargo de la doctora Marta Herrera.

Otra parte, se requirió “que se prohíba toda modificación de la aeronave, la que fue construida de madera, tela y aluminio”. El trabajo de desarmar y embalar el hidroavión tardó 4 días, siendo derivado mediante la línea Iberia.

En el vuelo que aludimos, se enviaron motores, flotadores y unión cola con timones. Y trece días más tarde, por barco, se hizo lo propio con el fuselaje, la carcasa, las alas y los alerones.

 

La restauración

Las tareas de restauración del hidroavión estuvieron a cargo de la fábrica española Construcciones Aeronáuticas S.A. donde había sido construido en 1925, en la ciudad de Pizza (Italia) y adquirido por España para unir ese país con América.

La única vez que el Plus Ultra salió del Museo de Luján, veintiún hombres desarmaron el hidroavión cortando más de 2.000 remaches originales, resistiendo el valor histórico del mismo.

Rearmado del avión

En el rearmado del avión se utilizaron para pintarlo 120 kilos de pintura y las 23 cajas tenían un peso de 1.800 kilos, que llegaron al Puerto de Barajas, Madrid, donde fueron recibidas por el embajador plenipotenciario en Madrid, Hugo Gobi, quien dispuso el traslado de las piezas a Sevilla para que el ingeniero Vento reparara lo que pudiera haberse roto y pusiera a punto el hidroavión.

Se produjeron quejas por lo resuelto por parte del Instituto Argentino de Historia Aeronáutica Jorge Newbery, brigadier ® Alfredo González Filgueira, quien manifestó que no había condiciones propias para la aero estabilidad. “Si se hace el viaje no sería el mismo avión, ya que no tendría que ver con el que se exhibía en el Museo de Luján”.

Habían pasado 9 meses del pedido del préstamo y el Plus Ultra no se devolvió en las condiciones en que fue sacado del país y hubo problemas emergentes del valor del hidroavión, relacionados con las piezas originales consecutivas, ya que se pidió que “se descarte –ahora y en el futuro-, toda acción que tienda a su eventual utilización en cualquier forma, sistema o medida que suponga su uso en vuelo”.

El proyecto de Resolución del préstamo fue hecho por el diputado Alfredo Pérez Vidal, del partido Justicialista y David Lezcano.

En ocasión en que se produjo la visita del expresidente Raúl Alfonsín a la “Madre Patria”, se iba a anunciar el regreso a tierras del Plata de la nave histórica. Sin embargo, el presidente, asesorado no puso la fecha de regreso, mientras que los españoles aprovecharon para intentar quedarse con el hidroavión por 6 años más –hasta 1992-, para utilizarlo en los festejos del día de la Raza, cuando se recordaran los 500 años del descubrimiento de América.

Hubo radiogramas para “patalear” a los españoles por lo que se pretendía en España. Eran los tiempos en que el ministro de Relaciones Exteriores era Dante Caputo y el cargo de titular del Ministerio de Defensa era Horacio Jaunarena.

Finalmente, no sólo no se realizó el vuelo, sino que comenzaron a recibirse informes acerca de que el avión se encontraba destruido en un porcentaje mayor al 80 por ciento. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política

 

 

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