Por Ricardo Marconi (*)
El sol golpeaba con toda su fuerza y en la frente de los arqueólogos y sus experimentados ayudantes gotas perladas de sudor invadían sus rostros aquel mediodía en Pilos, en el suroeste griego.
El esfuerzo, a pesar de ello no se sentía. Por el contrario, los excavadores no mostraban agotamiento y sí desesperación por dejar al descubierto la tumba de un guerrero sepultado en los albores de la civilización europea.
La exposición plena de la tumba arrojó más luz sobre la civilización micénica, el mundo perdido de Agamenón, Néstor, Odiseo y otros héroes de las epopeyas de Homero.
Para James Wright, director de la Escuela Americana de Estudios Clásicos, en Atenas, se exponía al saber universal la sepultura de un luchador que vivió alrededor del 1.500 AC, en cercanías del terreno donde se construyó el Palacio de Néstor, que fuera un gran centro administrativo, destruido en 1.180 AC
De sus cenizas nacía la cultura griega clásica varios siglos más tarde gracias al trabajo de Jack Davis y Sharon Stocker, de la Universidad de Cincinatti, en Ohio, luego de 25 años de excavaciones en Pilos.
El guerrero dejó su existencia vital y fue enterrado con artefactos hechos en Creta, más precisamente en la Edad de Bronce, por lo que la tumba permitía entender como las culturas de Estado que se desarrollaron en Creta, fueron adoptadas en los palacios micénicos,
Los desenterradores vieron por sus propios ojos como la sociedad de guerreros mostraba su poder en desarrollo exponiendo en la última morada de un soldado artículos de primera calidad: elementos de piedra cretense y copas de oro.
La parte superior de la sepultura estaba a ras del suelo y permaneció intacta tras 35 siglos.
El hallazgo permitía enlazar procesos históricos y recordar al Palacio de Pilos, excavado primero por Carl Blegen, en 1939, quien descubrió tablillas con las la escritura más antigua de Grecia.
El féretro, vale recalcarlo, estaba deteriorado por el paso del tiempo, pero lograron encontrar huesos un hombre de entre 30 y 35 años con su armamento, esto es una espada de bronce, con empuñadura de marfil enchapad en oro; cuatro anillos de oro con tallados minoicos y 50 sellos depiedra con imágenes de diosas y saltadores de toros.
También los arqueólogos encontraron una placa de marfil con talla de un grifo: un animal mítico que protegía a diosas y reyes. La placa estaba ubicada entre las piernas del muerto al que Davis y Stocker le pusieron el nombre de “El guerrero grifo”.
Las tumbas griegas se fechan con una cerámica, pero el guerrero no la tenía, aunque sus vasijas eran de oro y plata.
Davis y Stocker pudieron precisar que el guerrero había perdido la vida en el período conocido como Heládico –reciente II, que corresponde del 1600 al 1400 A.C.
Otros estudiosos estiman que la primera civilización europea es la de Creta y se discute el período del entierro, ya que se opina que la primera que entierra a su gente en tierra firme es la micénica.
Creta ejerció fuerte influencia sobre gente del sur griego a medida que los micénicos crecieron en fuerza y con el tiempo invadieron a sus tutores.
El “guerrero grifo” fue un exponente de la cultura minoica, pero su lugar de sepultura fue micénico.
En definitiva, un ejemplo de transferencia cultural en un período crítico en que las ideas religiosas eran transferidas de Creta a tierra firme. [1] (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo – rimar9900@hotmail.com