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Por Mabel Martínez (*)

En este artículo queremos enfatizar acerca del uso y el abuso del lenguaje que se realiza por estos tiempos, a través del doble discurso y de los recursos eufemísticos. Primero debemos recordar que el lenguaje es un universal sociolingüístico, es decir, todas las sociedades lo tienen y se proyecta en las lenguas que hablamos los seres humanos: las lenguas naturales.

Estas son estructuras significantes portadoras de significado. Los hablantes las usamos, las manipulamos, producimos discursos. Entendemos por discurso a la unidad comunicativa que resulta de la apropiación de la lengua (en este caso, el español) por parte de un hablante que instaura a un otro para iniciar la comunicación en una situación determinada.

Si tenemos claro esto, podemos comenzar con el análisis de muchos intercambios surgidos en nuestra actual coyuntura nacional. Pareciera que confundir con algunos mensajes que se emiten tuviera como propósito tapar una realidad que es evidente.

Son muchas las circunstancias ocultables para no mostrar qué está pasando. El recurso al que más se acude tiene que ver con negaciones que, en realidad, son afirmaciones o bien comentarios fuera de contexto o estrategias eufemísticas.

Durante este momento pandémico, los ciudadanos priorizan, la gran mayoría, el cuidado ante el Covid-19 y la forma de superar el deterioro económico.

En tanto, somos cargados de informaciones propuestas por los periodistas que nos aturden con temas diversos no tan alejados de los mencionados. Se manejan discursos increíbles, pero reales, que luego se niegan. Y hay una fórmula reiterativa, justificatoria: el “fuera de contexto”.

Situación posible que descarta a aquélla en la que el discurso cumple con los requisitos comunicativos y subraya que tal tema pertenece a una situación inequívoca comunicativa.

Querer abstraer un discurso de cualquier entorno es convertirlo en un no discurso, simplemente en una serie de enunciados sin alusiones ni conexiones con su contexto de producción.

Otro recurso lingüístico es el eufemismo, mecanismo muy utilizado en nuestra comunicación.  Se manifiesta en términos, construcciones o frases. Su interés es suavizar o no agravar lo que se dice.

A veces adquiere valores hasta metafóricos y otras cambia lo que realmente se quiere expresar. En esta instancia deseamos abordar dos construcciones engañosas como son “distanciamiento social” y “nueva normalidad”.

La primera se impone a partir de la flexibilización de la cuarentena. En realidad, significa distanciamiento físico. Acudir a «social» quiere decir, en nuestro imaginario, no compartir otro tipo de situaciones relacionadas con eventos. Conlleva menos agravamiento que el físico.

En tanto, la «nueva normalidad» es lo que podríamos decir una entelequia, una abstracción que para nosotros representa una solución. Simplemente alude a los cuidados que requiere la enfermedad. Esta construcción está jugando entre lo seguro y lo inseguro.

El doble discurso y los eufemismos esconden y tergiversan las informaciones beneficiando al ‘establishment’ social y político. El discurso es inefable, indecible. Permite, a través de la lengua, distorsionar, desorientar, engañar, embarullar y muchas más acciones.

Nada es inocente y los mercaderes de la lengua conocen sus potencialidades, también en épocas pandémicas. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciada y Profesora en Letras – mabelmartinez13@live.com

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