Con los 20 electores del estado crucial de Pensilvania, Joseph Robinette Biden Jr., demócrata de 77 años, será el próximo presidente de los Estados Unidos al vencer, en unas ajustadísimas elecciones, al controvertido Donald Trump.
Biden logró superar la cifra mágica de 270 electores en el Colegio Electoral (obtuvo así 284) para convertirse en el próximo inquilino de la Casa Blanca, a partir del venidero 20 de enero de 2021, así se terminó el suspenso que tuvo en vilo al mundo.
El polémico y controvertido Donald Trump ha denunciado fraude y que le robaron la elección, según confirman al mediodía de este sábado las cadenas de TV CNN y NBC.
Joe Biden, con una experiencia política de 47 años como senador y vice de Barack Obama, será el presidente número 46, aunque el magnate neoyorquino Trump se niega a aceptar los resultados y ha lanzado una batalla legal para evitarlo.
Las cadenas de televisión finalmente anunciaron lo que todo el país estaba esperando desde el martes, el día de los comicios, en un dramático final que dejó a los estadounidenses desvelados y pegados a las pantallas varios días.
Después de un conteo que se extendió inusualmente por un aluvión de más de 100 millones de votos por correo, se anunció que los disputados estados de Georgia y de Pensilvania se volcaron finalmente a favor de Biden, cuando al principio estaban a favor de Trump.
Así, el ex vicepresidente de Obama lograba superar los mágicos 270 votos electorales mínimos necesarios para llegar a la presidencia y borrar las aspiraciones del republicano, que aspiraba a un segundo período en el poder.
Si bien todavía quedaban algunos estados por definir -allí estaban aún contando manualmente voto a voto- la ventaja a favor de Biden ya era irreversible. El vuelco final hacia el demócrata en esos estados fue gracias al voto por correo -provenientes de distritos muy urbanos y con gente muy temerosa al coronavirus- que se registró luego del voto presencial y que fue masivamente a favor de Biden.
Trump se convertirá así en uno de los pocos presidentes de los Estados Unidos que no logra la reelección. Los más recientes fueron Jimmy Carter y George Bush padre.
Por su temperamento, es poco probable que conceda la victoria a su rival. Habrá que ver hasta cuándo extiende la pelea judicial porque asoma infructuosa: por más que le den la razón en algún estado, Biden tenía varias opciones de ganar porque se imponía en varios.
Este mismo sábado, poco antes de que los medios anunciaran la victoria de Biden, el republicano seguía firme en su puesto y reiteró en Twitter: «Yo gané la elección, ¡por mucho!».
Biden, por el contrario, llamaba a seguir escrutando voto a voto hasta el final y pedía calma y paciencia a la población, aunque mostraba confianza de que, al final, el escrutinio daría ganadora a la fórmula Biden-Harris. Y así fue.
Joe Biden, que fue senador, vicepresidente y político por más de 47 años, buscó erigirse como la contracara del voluptuoso Trump. Se presentó como un hombre calmo y moderado, con raíces de clase media de una pequeña ciudad de Pensilvania, que encararía un modelo de país previsible, inserto en el mundo y sin los sobresaltos que reinaron en estos últimos cuatro años.
«Socialista radical»
Si bien Trump logró muchos votos al calificar a Biden como un “socialista radical” y ligarlo a modelos como el de los Castro en Cuba y el de Nicolás Maduro en Venezuela, el demócrata está lejos de posiciones extremas y autoritarias y es un favorito de Wall Street.
Biden llega a la presidencia gracias a una histórica participación que alcanzaba un 66%, que superó incluso a la del 2008 cuando ganó Obama. Hubo 100 millones de votos de ciudadanos que votaron anticipadamente, la gran mayoría por correo, por temor a contagiarse de coronavirus o posibles disturbios en los centros de votación.
Los demócratas lograron superar los votos de 2016 y así lograron incorporar a mucha gente que se había quedado en sus casas en aquella elección que terminaron perdiendo. Jóvenes y afroamericanos fueron clave en la alta participación de este año, aunque este último grupo no estuvo monolíticamente alineado con Biden.
Trump es un hombre al que no le gusta perder a nada y no parece dispuesto a abandonar la Casa Blanca. Seguramente peleará hasta que pueda agotar los recursos judiciales o que sus asesores legales lo convenzan de que ya tiene que tirar la toalla. La transición, cuando al fin comience, amenaza con ser un campo de batalla. (Agencias/Jackemate.com)