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Lo expresó el Papa Francisco al cumplir este viernes con una histórica visita a Asís, en el centro de Italia y es la localidad que toma el nombre del Santo, el mismo que eligió el cardenal argentino Jorge Bergoglio el día que fue elegido Pontífice. Fue una jornada emotiva, aunque ensombrecida por la tragedia de Lampedusa

“Hoy es un día de llanto”, recordó el Papa, en alusión al día de luto decretado en Italia por los muertos en el mar frente a Lampedusa.

Y más adelante dijo: “El cristianismo sin Jesús, sin despojarse, es como una confitería, una bella torta”. Fue en el día de la festividad de San Francisco de Asís, durante la misa en la plaza de la Basílica de la ciudad, donde también lanzó un llamado para que “cesen los conflictos armados que ensangrientan la tierra”.

Unas 80.000 personas participaron de la peregrinación a Asís, que comenzó con una visita al Instituto Seráfico, institución católica que atiende a niños y jóvenes discapacitados.

Estamos entre las llagas de Jesús y estas llagas deben ser escuchadas, reconocidas”, dijo allí.

“Aquí está Jesús, escondido en estos chicos. El cristiano debe reconocer las llagas de Jesús. Lo que da esperanza es que Jesús está entre ustedes”, subrayó.

La visita fue especialmente emotiva. Bergoglio acarició uno por uno a esos chicos, teniendo sus rostros en sus manos y se acercó con ternura a esos niños y jóvenes con discapacidades múltiples.

“He sido besado por Dios”, dijo el Pontífice a una madre que le había agradecido el saludo a su hijo.

El recorrido de ayer fue u n regreso a la ruta que plasmó en vida San Francisco, quien también empezó su camino con un abrazo con los enfermos. Bergoglio lo hizo igual que el santo patrono de Italia en el momento de su conversión.

El Papa argentino visitó luego la Iglesia de San Damián, que el santo de Asís reconstruyó y donde “recibió el llamado de Jesús” desde un crucifijo.

Tras rezar ante la tumba de Francisco, ofició misa ante la Basílica del santo. Al inicio del oficio, se dirigió a los presentes con el saludo franciscano de “Paz y bien para todos”.

“Todos somos llamados a ser pobres, despojarnos de nosotros mismos”, afirmó el Papa, quien aprovechó la ocasión para recordar el ejemplo de San Francisco, quien se despojó de sus riquezas.

Luego almorzó con desposeídos en Santa María degli Angeli en el comedor de Caritas. Allí reflexionó: “Muchos de ustedes fueron despojados por este mundo salvaje, que no da trabajo, que no ayuda, al cual no le importa si hay niños que mueren de hambre, no le importa si tantas familias no tienen qué comer, no tienen la dignidad de llevar el pan a casa”.

Más tarde, se trasladó al eremitorio de las cárceles, donde oró en la celda de San Francisco. A la tarde fue a la catedral de San Rufino, donde se reunió con el clero.

Desde allí se desplazó a la basílica de Santa Clara donde veneró el cuerpo de la santa. Y por último realizó una visita a la Porciúncula en Santa María de los Ángeles, en la que se reunió con los jóvenes. (Jackemate.com)

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